Siete gatos
Los fen¨®menos extra?os, casi paranormales, se alinearon esta vez con Independiente: los rojos hicieron su mejor partido del a?o y, sin embargo, fallaron una y otra vez, y perdieron el cl¨¢sico de Avellaneda
Los cad¨¢veres nunca fueron encontrados. Dicen que hacia 1998 se desenterr¨® un esqueleto, aunque tambi¨¦n eso es dudoso. Pero muchos fan¨¢ticos de Racing siguen creyendo en la maldici¨®n y miran a¨²n con desconfianza hacia una de las porter¨ªas de su estadio, el Cilindro, esa donde les han ocurrido las desgracias m¨¢s inveros¨ªmiles. Pongamos un ejemplo reciente, de 2008, porque hay im¨¢genes: el arquero de Racing, Pablo Migliore, saca de puerta, el bal¨®n rebota en la nuca de Esteban Fuertes, un delantero de Col¨®n que se aleja del ¨¢rea, y es gol. Un gol absurdo, imposible. En la grada no se lo cre¨ªan. La ¨²nica explicaci¨®n eran los gatos.
Racing Club, uno de los grandes del f¨²tbol argentino, es apodado La Academia. Empez¨® a lucir la camiseta de franjas celestes y blancas antes de que existiera la selecci¨®n nacional; fue el primero en ganar el t¨ªtulo mundial de clubes (en 1967, frente al Celtic de Glasgow y con much¨ªsimas patadas por ambas partes); y goz¨® del fervor de personajes como Carlos Gardel y el general Juan Domingo Per¨®n. Su estadio es conocido como El Cilindro, pero se llama oficialmente Estadio Per¨®n: fue el propio presidente quien se encarg¨® de facilitar el cr¨¦dito para su construcci¨®n. El ministro de Hacienda de Per¨®n, Ram¨®n Antonio Cereijo, era tan fana de Racing que negaba el pasaporte a cualquiera de sus futbolistas que recibiera una oferta del extranjero. Pero a Racing tambi¨¦n le fue bien con Ongan¨ªa, el general golpista que en 1966 derroc¨® al presidente Arturo Illia: con Ongan¨ªa disfrut¨® de unas temporadas estelares.
Luego llegaron las desgracias. La peor, en diciembre de 1983: Racing jug¨® el ¨²ltimo partido de la temporada en casa de su gran rival, Independiente, el otro club de Avellaneda, y ese d¨ªa Independiente se proclam¨® campe¨®n y Racing descendi¨® a la B. La cosa fue terrible. Y empezaron las c¨¢balas sobre la maldici¨®n. R¨¢pidamente se dio como cierta la historia de que unos hinchas de Independiente y una bruja hab¨ªan enterrado siete gatos bajo una de las porter¨ªas del Cilindro, lo que implicaba 50 a?os de mala suerte. El t¨¦cnico Juan Carlos Toto Lorenzo, que en 1974 hab¨ªa llevado al Atl¨¦tico de Madrid a la malhadada final contra el Bayern de M¨²nich, orden¨® excavar bajo la porter¨ªa. Dicen (pura leyenda) que encontr¨® seis gatos muertos. Faltaba uno. Para anular el efecto maligno, enterr¨® sapos. Result¨®, sin embargo, que los sapos reforzaban la maldici¨®n felina. O al menos eso dijo alg¨²n brujo. En 1998, un sacerdote realiz¨® en la porter¨ªa maldita una misa de exorcismo. Y en 2001, mientras el pa¨ªs se hund¨ªa y el presidente Fernando de la R¨²a escapaba en helic¨®ptero de la Casa Rosada, Racing volvi¨® a ganar por fin un campeonato.
A La Academia le funcionan muy bien las cosas esta temporada. El s¨¢bado visitaba a su gran rival, Independiente, en un partido que deb¨ªa ganar para mantenerse en cabeza a falta de cinco jornadas. El cl¨¢sico de Avellaneda siempre es vibrante y este lo fue much¨ªsimo. Racing presion¨® y fue efectivo, como a lo largo de toda la temporada: por algo va en cabeza. Los fen¨®menos extra?os, casi paranormales, se alinearon esta vez con Independiente: los rojos hicieron su mejor partido del a?o y, sin embargo, fallaron una y otra vez oportunidades clar¨ªsimas, cometieron un penal tont¨ªsimo y en el ¨²ltimo minuto de un descuento eterno, cuando se volcaban (portero incluido) sobre la meta de Racing para empatar, recibieron la puntilla, el 1-3.
Quiz¨¢ en Independiente deber¨ªan levantar el c¨¦sped de su estadio, la Doble Visera (oficialmente Libertadores), y asegurarse de que nadie ha enterrado siete gatos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.