Rond¨®n baila en la alfombra de Messi
El regreso del astro no frena la decrepitud de la selecci¨®n de Argentina, claramente superada por un pujante rival que encontr¨® su martillo en el punta del Newcastle
Cuentan en el cuerpo t¨¦cnico de Argentina que un d¨ªa Sampaoli halag¨® a Messi por un cambio de orientaci¨®n durante un entrenamiento: ¡°?Leo, qu¨¦ r¨¢pido viste la diagonal de Pav¨®n¡!¡±. Y que Messi lo cort¨® en seco con ese hilo de voz que le recorre la garganta cada vez que lo consume la amargura: ¡°?Lo vi un segundo tarde!¡±.
Implacable cr¨ªtico de s¨ª mismo, no digamos de aquello que le rodea, a Messi debi¨® provocarle n¨¢useas lo que vio este viernes en el Metropolitano. Su regreso a la selecci¨®n de Argentina tras la desventura del Mundial de Rusia coincidi¨® con otro episodio desagradable en el interminable declive del equipo nacional. Incluso la atm¨®sfera conspir¨®. El estadio no se llen¨® ni hasta la mitad y la mayor¨ªa de los aficionados que acudieron fueron venezolanos. De los argentinos apenas hubo noticias. La colonia local debi¨® inhibirse tras el 6-1 ante Espa?a, hace un a?o en el mismo escenario. El transcurso de los minutos justific¨® el desinter¨¦s.
Argentina volvi¨® a deshacerse al primer contacto con las dificultades, v¨ªctima de la ausencia de un modelo y, sobre todo, incapaz de que sus jugadores de acompa?amiento se eleven por encima del list¨®n de jerarqu¨ªa imprescindible. Messi dio la impresi¨®n de comprender muy pronto que no ten¨ªa sentido intentar resolver por s¨ª solo un problema de dimensiones deportivas, administrativas y socioculturales que lo trascienden. Devastado por d¨¦cadas de corrupci¨®n, el f¨²tbol argentino es una ruina.
Messi se pas¨® meses pidi¨¦ndole a Sampaoli que en el Mundial de Rusia emplease el 4-3-3, y que le situara a ¨¦l como enganche por detr¨¢s de dos extremos y un punta. As¨ª podr¨ªa recibir la pelota con m¨¢s espacios y con m¨¢s l¨ªneas de pase. A las primeras de cambio, tras el empate ante Islandia (1-1) en el debut, Sampaoli volvi¨® al 5-3-2. Entonces sobrevino la goleada (0-3) ante Croacia y se abri¨® un ciclo de supervivencia. Ese periodo no ha concluido. Continu¨® este viernes en el Metropolitano.
Regreso a Barcelona
El nuevo seleccionador, Lionel Scaloni, miembro del cuerpo t¨¦cnico del destituido Sampaoli, comenz¨® por disponer un 5-3-2. La cosa funcion¨® mal durante cuatro minutos. Bast¨® un pase largo de Rosales a Rond¨®n para que el invento saltara por los aires. El delantero del Newcastle despach¨® el duelo con Mercado como quien espanta una mosca. Ninguno de los centrales corrig¨® por detr¨¢s y Rond¨®n defini¨® solo ante Armani.
Resulta extra?a la insistencia de los seleccionadores argentinos en fabricar un armaz¨®n que opera como un cors¨¦ en la expresividad de Messi. Lo ponder¨® Scaloni cuando rehizo su plan: quit¨® a Tagliafico del lateral izquierdo y lo situ¨® de volante; y traslad¨® a Piti Mart¨ªnez del carril del diez al extremo izquierdo. La improvisaci¨®n del 4-3-3 apenas sirvi¨® para que Argentina recuperara el aliento. Si estos cambios requieren pr¨¢ctica de ajuste, el buen juego result¨® imposible. No puede ser de otro modo con Tagliafico, que a duras penas ejerce de lateral, cuando debi¨® manejar los tiempos del mediocampo. En cuanto a Piti, demostr¨® que su nivel competitivo se ajusta al de su club: el Atlanta United de la MLS. Antes de cumplido el primer periodo, Murillo meti¨® el 0-2.
¡°?Salo, Salo...!¡±, aclamaba la hinchada. Salom¨®n Rond¨®n se crec¨ªa. Puesto a explotar el desorden del equipo adversario, este nueve de porte espl¨¦ndido parec¨ªa Ronaldo Nazario a la m¨ªnima pelota que le echaban. La fiesta en Madrid fue definitivamente suya, no del sufriente Messi. El capit¨¢n argentino gesticulaba intentando orientar a sus compa?eros en el campo con escasos resultados. Lo poco que hizo su equipo lo procur¨® ¨¦l. Un remate desde fuera del ¨¢rea que desvi¨® Wilker, una jugada en la que debi¨® driblar a tres oponentes antes de asistir a Lautaro con un centro milim¨¦trico, y la acci¨®n que desemboc¨® en el 1-2. La bella apertura a Lo Celso, que meti¨® el pase, culmin¨® en el gol de Lautaro.
Pronto cumplir¨¢ 20 a?os en Espa?a y cuando se dirige a los directivos del Bar?a lo hace con la perfecta tonada suburbial de Grandoli. A fuerza de guardar las distancias, Messi se ha vuelto experto en el arte de medirlas. La distancia entre el bal¨®n y su pie; el espacio que le separa del rival que le marca; el hueco por el que filtrar un pase entre un central y su mediocentro... Lo tiene todo tan computado que ¨²nicamente se mueve si el esfuerzo tendr¨¢ sentido. Sabe de sobra que ¨¦l solo no puede salvar a Argentina. Contra Venezuela camin¨® la cancha con aire atormentado.
Este s¨¢bado, en lugar de viajar a Marruecos con el resto de la expedici¨®n, Messi abandonar¨¢ la concentraci¨®n para regresar a Barcelona. La AFA aleg¨® mediante un comunicado que sufre una pubalgia.
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