Argentina es la hoguera de Messi
La derrota ante Venezuela (3-1) ahonda en la brecha entre el genio y una selecci¨®n embarcada en un incierto proceso de regeneraci¨®n
¡°Cuando Messi juega con el Barcelona tiene una actitud diferente a cuando juega con Argentina¡±, sentenci¨® Daniel Passarella.
El temible capit¨¢n del campe¨®n mundial de 1978 emiti¨® el juicio este s¨¢bado, tras mirar por televisi¨®n la derrota de Argentina ante Venezuela (1-3) en el Metropolitano. El regreso de Messi al equipo despu¨¦s de casi un a?o de ausencia acab¨® en otro chasco. Argentina no gana un t¨ªtulo desde la Copa Am¨¦rica de 1993 y la creciente frustraci¨®n de la hinchada es el combustible que sirve para quemar al presunto culpable. Messi cumple con su destino desde que lo convocaron por primera vez para la selecci¨®n absoluta.
Llevaba la marca del extravagante cuando Jos¨¦ P¨¦kerman lo incluy¨® en el plantel del Mundial de 2006. Circunspecto y t¨ªmido, el debutante de 19 a?os carg¨® con el apelativo de Mudo en contraste con el car¨¢cter expansivo y vociferante de la mayor¨ªa de sus compa?eros. Los entrenamientos se endurecieron para el novato. P¨¦kerman confes¨® a un amigo que debi¨® advertir a un jugador de que dejara de darle patadas. El chico inspiraba desconfianza en la tropa. Argentina acab¨® eliminada en cuartos contra Alemania sin que el atacante revelaci¨®n participase un solo minuto del partido.
La cuesta de Messi con su selecci¨®n se prolong¨® en la concentraci¨®n de Maracaibo, durante la Copa Am¨¦rica de 2007. All¨ª, los autodenominados ¡°caudillos¡± del grupo se juntaban a tomar mate como compadritos, aglutinados unos por Riquelme y otros por Ver¨®n. Cuando Messi golpeaba la puerta de las habitaciones del c¨®nclave, en el mejor de los casos lo trataban con condescendencia.
Entonces lleg¨® Maradona. El improvisado seleccionador en el Mundial de Sud¨¢frica no dej¨® de tratar a Messi como a un biso?o aprendiz de ¨ªdolo. Le correg¨ªa aparentes defectos t¨¦cnicos aprovechando la presencia de las c¨¢maras en las pr¨¢cticas y le miraba de soslayo cada vez que le ve¨ªa hacer una genialidad. Parec¨ªa celoso.
Cuanto m¨¢s suspicacias inspir¨®, m¨¢s sentimentalismo le exigieron. Camino del Mundial de Brasil desde algunos medios argentinos le achacaron falta de fervor en la interpretaci¨®n del himno nacional. El de la coda que reza: ¡°Coronados de gloria vivamos, ?o juremos con gloria morir!¡±.
Refieren empleados de la AFA que ni rodeado de los compa?eros de su generaci¨®n, de Banega, Gago, Mascherano, Di Mar¨ªa o Ag¨¹ero, se gener¨® un clima de distensi¨®n alrededor de Messi. ¡°Los entrenamientos son silenciosos; nadie habla, todos est¨¢n pendientes de ¨¦l, los m¨¢s j¨®venes le miran con temor¡±, cuenta un testigo.
Messi pas¨® de recibir el trato del novato extra?o al de figura inaccesible. Desde hace a?os constituye la viga maestra de todo el andamiaje de la federaci¨®n. Argentina se puso en sus manos en la cancha y en los despachos. La financiaci¨®n de la AFA comenz¨® a depender de Messi, partiendo del contrato de patrocinio de Adidas, un b¨¢sico de 25 millones de euros anuales. Si deja de embutirse la camiseta, la federaci¨®n recorta la facturaci¨®n. El d¨ªa que Messi se cay¨® del cartel del Espa?a-Argentina de marzo de 2018, la AFA dej¨® de ingresar 350.000 euros.
Los dirigentes se ocuparon m¨¢s de pol¨ªtica y finanzas que del f¨²tbol. Desde el Mundial de 2014 los seleccionadores se sucedieron en medio del estupor. Martino, Bauza, Sampaoli y Scaloni no supieron armonizar un equipo en torno a la figura desencajada de Messi.
Este viernes contra Venezuela, a Messi le acompa?aron siete jugadores con los que no coincidi¨® en ninguna de las cuatro alineaciones del Mundial de Rusia: Paredes, Lo Celso, Lisandro Mart¨ªnez, Lautaro Mart¨ªnez, Piti Mart¨ªnez, Foyth y Montiel. La renovaci¨®n es imperativa. Quiz¨¢ por falta de complicidad, la confusi¨®n en el campo fue total. ¡°Los dem¨¢s son los que tienen que dar un paso adelante, no Messi¡±, dijo Scaloni. ¡°Todas las oportunidades que generamos fueron gracias a ¨¦l¡±.
Frente al dictamen de la mayor¨ªa ¡ªque le resiente como Passarella¡ª pesa la evidencia de su contribuci¨®n solitaria a sostener un equipo sin nivel en condiciones de presi¨®n abrumadoras. Argentina le necesita y al mismo tiempo no consigue perdonarle su dependencia. Por raro que parezca, Messi no deja de acudir a la llamada de la hoguera.
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