Valverde, debutante a los 38, octavo en Flandes, donde gan¨® el joven Bettiol
El italiano dej¨® clavados todos los favoritos con un fulgurante ataque en el Viejo Kwaremont, a 30 kil¨®metros de meta
El ciclismo es un mundo de j¨®venes casi imberbes, pero Valverde est¨¢ en ¨¦l. El campe¨®n del mundo, que tiene edad no para ser el hermano mayor sino casi el padre de algunos de los m¨¢s j¨®venes, termin¨® octavo el Tour de Flandes de su debut. Tiene 38 a?os. Lleg¨® con el grupo de derrotados, entre todas las vacas sagradas de las cl¨¢sicas belgas de la ¨²ltima d¨¦cada ¡ªSagan, Kristoff, Van Avermaet, Benoot, Lampaert¡ª a 14s del ganador, el sorprendente italiano Alberto Bettiol.
Apartaos todos, gritan los j¨®venes a las vacas sagradas del ciclismo, dejadnos paso. Y se apartan los viejos, obedecen. Un terremoto de juventud sacude el ciclismo, donde parece obligatorio tener 25 a?os o menos para triunfar este 2019 que ha entronizado a Alaphilippe, a Bernal, a Superman, a Jungels, al nieto Van der Poel, y el asfalto se estremece a su paso. Son ciclistas ya admirados por sus victorias, miembros de un club que enloquece a los aficionados ¡ª?por fin novedades!¡ª y al que ayer se sum¨® Bettiol, un italiano del que los que hablaban lo hac¨ªan para hacerlo con cierta tristeza y una pizca de esperanza, dos conceptos que se resum¨ªan en un qu¨¦ bueno es y qu¨¦ mala suerte ha tenido. Bettiol, florentino del oto?o del 93, se hizo profesional a los 19 a?os y en el Tour de Flandes consigui¨® la primera victoria de su carrera.
El primer triunfo de Bettiol es un monumento. El toscano o es un predestinado o un afortunado que nunca volver¨¢ a ganar nada. Los aficionados, que admiraron el fulgor de su ataque en el Viejo Kwaremont, uno de los altares elevados de pav¨¦s, prefieren pensar en haber hallado en ¨¦l un nuevo mes¨ªas. Y dan las gracias al final de una cierta justicia po¨¦tica que regal¨® la 103? edici¨®n de la Ronde, como la llaman sus observantes, la carrera de los 270 kil¨®metros y los 17 montes estrechos, empedrados y empinados como una escalera al infierno. Por los dos ¨²ltimos, por el Viejo Kwaremont, por el tremendo Paterberg, pedale¨® solo y feliz Bettiol en su fuga que dur¨® 30 kil¨®metros y acab¨® en la meta al final de una recta interminable. Su victoria llega 70 a?os justos despu¨¦s del triunfo de Fiorenzo Magni,, el primer italiano que elev¨® la tricolor en la Ronde y se gan¨® el t¨ªtulo de Le¨®n de Flandes. Celebr¨® su triunfo hablando en italiano, como corresponde. Bettiol, que corre en un equipo estadounidense, regal¨® en ingl¨¦s sus primera palabras, su aturdimiento, su locura: "?No me lo puedo creer! ?La primera victoria de mi vida, aqu¨ª, en Flandes!"
Muchos quiz¨¢s habr¨ªan exultado m¨¢s a¨²n si el ganador hubiera sido Matthieu van der Poel, el nieto de Poulidor, quien habr¨ªa entrado en los libros de gestas directos si logra ganar despu¨¦s de haberse dado el trompazo que se dio a 70 kil¨®metros de la meta. Termin¨® cuarto, en el grupo en el que el debutante Valverde y su maillot arcoiris, y sus casi 130 victorias en 17 a?os de carrera, asum¨ªa la representaci¨®n dign¨ªsima de un ciclismo al que los j¨®venes, como es su derecho, quieren enterrar. Lo que no parece que vaya a consentir as¨ª como as¨ª el campe¨®n del mundo. "Antes de la carrera dije que era pr¨¢cticamente imposible que ganara", dijo Valverde. "Y, ahora, despu¨¦s de mi debut, digo que no s¨¦ si podr¨¦ ganarla en los pr¨®ximos a?os, pero me ha ido muy bien. Me voy con ganas de volver".
Ning¨²n espa?ol ha ganado nunca en el Tour de Flandes. Solo uno, Flecha, lleg¨® al podio (tercero en 2008). A Valverde le era tan ajena la carrera y su cultura que confes¨® que la hab¨ªa estudiado viendo la tele. Pese a ello, se movi¨® entre todos los veteranos como si hubiera nacido en Gante o en Amberes y en vez de combatiendo monta?as hubiera pasado su vida ciclista oliendo el viento, analizando las veletas de las parroquias de peque?os pueblos o adorando al dios del ciclismo en la capilla del Muro.
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