Su¨¢rez deja huella en Old Trafford

La rivalidad ayuda a resolver a veces los mayores misterios del f¨²tbol, pocos tan indescifrables como la sequ¨ªa de Luis Su¨¢rez en Europa cuando es un afamado goleador en LaLiga, o la melancol¨ªa de Coutinho, deslumbrado desde la irrupci¨®n de Demb¨¦l¨¦. Ambos fueron dos futbolistas muy queridos en el Liverpool, el rival de por vida del Manchester United, y los dos fueron importantes para que por fin el Barcelona ganara en el inaccesible Old Trafford. Luis Su¨¢rez provoc¨® el 0-1 y Coutinho ayud¨® a atacar durante un ratito, no mucho, a un rebajado Messi. Al 10, que anda con molestias en el pubis, le rompieron la nariz y estuvo por debajo de Piqu¨¦, un coloso en su antigua casa de Old Trafford. El pasado de la Premier pes¨® mucho en Piqu¨¦ y Luis Su¨¢rez en una noche de Champions.

La liturgia del estadio, la m¨ªstica del Manchester United y las an¨¦cdotas ayudaron a dar vuelo a un partido que no respondi¨® a la grandilocuencia del envoltorio: nadie gimi¨® ni se estremeci¨® en Old Trafford el d¨ªa en que el Bar?a gan¨® por fin en su quinta visita y volvi¨® a imponerse por fin en campo contrario en Europa.

Las citas con el Manchester United acostumbran a ser trascendentes para el Bar?a. Algunos de los mejores y tambi¨¦n de los peores pasajes de su vida empiezan y acaban en sus duelos con los diablos rojos de Old Trafford. Maradona sali¨® humillado como barcelonista del Teatro de los Sue?os por Robson y Stapleton (1984). La misma cancha fue el ep¨ªlogo del equipo de Rijkaard despu¨¦s de que Scholes penalizara la pen¨²ltima pifia de Zambrotta (2008). Los muchachos de Guardiola alcanzaron en cambio la cima en Roma (2009) y Wembley (2011) con dos victorias que provocaron la admiraci¨®n de Europa. Y en medio quedan partidos estupendos en tiempos de Cruyff (1994) y Van Gaal (1998) que se remataron con jugadas memorables como el arrastre de Romario, el taconazo de Sharpe o los goles de Yorke y Rivaldo. El d¨ªa de ayer pasar¨¢ a la historia por ser la primera vez que gana el Bar?a.

Al United siempre hay que tomarle en serio, incluso cuando su alineaci¨®n es sospechosa por la ausencia de jugadores como Herrera y Matic, y Solskjaer improvisa con una defensa de cinco, consecuente con la sensaci¨®n de que es una suerte que la vuelta se juegue en el Camp Nou. Valverde apost¨® por la misma formaci¨®n que triunf¨® en el partido de referencia contra el Tottenham. Mantuvo a Coutinho y apost¨® con acierto por Semedo como lateral para ayudar a defender a Rashford, el velocista del United que firm¨® de penalti la eliminaci¨®n del PSG en Par¨ªs. El United jug¨® selectivamente para el espl¨¦ndido Rashford, siempre pendiente de las p¨¦rdidas de bal¨®n del rival, mientras el Barcelona se estiraba con largas posesiones hasta que daba con Messi. El partido se convirti¨® en un asunto de los dos 10.

El contraste era may¨²sculo: al United le alcanzaba con dos toques para lanzar a Rashford; y 20 pases daban a veces los barcelonistas alrededor de Messi. El rosarino intervino decisivamente antes que el ingl¨¦s cuando dio continuidad a un servicio en largo de Busquets con un centro que cabece¨® Luis Su¨¢rez. Aunque el VAR demor¨® la concesi¨®n del gol, adjudicado adem¨¢s a Shaw, quien roz¨® la pelota, el remate fue del 9. No pareci¨® casual que Luis Su¨¢rez, sorprendentemente est¨¦ril en cancha contraria europea desde el 16 de septiembre de 2015 en Roma, hasta 16 partidos, se reencontrara con el gol en Old Trafford. Nadie del United olvid¨® que jug¨® en el Liverpool.

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A pesar de que De Gea le sac¨® una pelota de gol a Coutinho, el gol anestesi¨® al Bar?a, demasiado reincidente con las faltas, sobre todo el intranquilo Busquets. Los azulgrana perdieron ambici¨®n, empezaron a especular y propiciaron las cargas del United, perseverante en los centros laterales que tanto incomodan a Ter Stegen. La defensa del United invitaba a ser atacada y en cambio los exigidos eran los medios y zagueros del autosuficiente Barcelona.

Apretaban con ganas los diablos rojos y los azulgrana no sab¨ªan c¨®mo sacar el bal¨®n del ¨¢rea de Ter Stegen. Incluso parec¨ªa que el Bar?a estaba a gusto con la presi¨®n inglesa, como si prefirieran contener un ataque est¨¢tico antes que defender los contraataques del United. Valverde intervino para juntar al equipo con Sergi Roberto y Arturo Vidal. No ganaba un bal¨®n dividido el Bar?a y ten¨ªa problemas para circular por la medular ante un adversario que ganaba delanteros con Martial y Lingard. A partir de un 4-4-2, los barcelonistas recuperaron el control y se recrearon con los escorzos de Piqu¨¦. No necesitaron m¨¢s y se dedicaron a vivir de rentas de gol ante la versi¨®n disminuida del da?ado Messi. No se trataba de impactar ni de emocionar, tampoco de ser exquisitos sino de ser fiables para combatir la pesadilla de Roma en el Teatro de los Sue?os de Old Trafford.