Las peculiares rotaciones del Manchester United
A muchos sorprendi¨® la elecci¨®n de Solskjaer, pero el club opt¨® por una persona de gesti¨®n humana antes que un l¨ªder por imposici¨®n

Sir Alex Ferguson sol¨ªa planear por adelantado los once titulares de los dos o tres siguientes partidos del calendario. Bas¨¢ndose en el rival, el momento del equipo o las cargas de los futbolistas. Y luego se encargaba de comunic¨¢rnoslo uno a uno a los jugadores del Manchester United para mantenernos motivados de cara a nuestra pr¨®xima cita con el equipo. Siempre cumpl¨ªa con su palabra. Pero a m¨ª, de entrada, me choc¨® esa forma de mantener enchufado al vestuario. ¡°Vas a jugar dentro de tres encuentros¡±, me avis¨® un d¨ªa el m¨ªster. ¡°?Y si los que juegan en mi posici¨®n meten dos hat-tricks seguidos?¡±, le ret¨¦ con mi rebelde ingenuidad. ¡°Bueno, ese es mi problema. Ya lo gestionar¨¦ yo¡±, me respondi¨® esbozando una sonrisa.
Ole Gunnar Solskjaer aceptaba esas rotaciones de buen grado, altern¨¢ndose sin rechistar con nombres de la talla de Cantona, Sheringham, Cole, Yorke o Van Nistelrooy. Ya como futbolista demostraba ese talante de hombre de club. Nunca antepuso su ego o tuvo rabietas por no jugar a pesar de ser un goleador puro, el h¨¦roe de la final europea del 99 con aquel gol en el descuento que sell¨® la remontada contra el Bayern M¨²nich minutos despu¨¦s de salir del banquillo.
Y ese talante fue precisamente lo que busc¨® el Manchester United cuando tom¨® la decisi¨®n de hacer un cambio en el banquillo para alterar la din¨¢mica del equipo. A muchos sorprendi¨® la elecci¨®n de Solskjaer, pero el club opt¨® por una persona de gesti¨®n humana antes que un l¨ªder por imposici¨®n. Un hombre con vocaci¨®n de servicio por encima de sus propios intereses, aceptando el car¨¢cter interino de su trabajo, que cediera el protagonismo a los futbolistas, d¨¢ndoles libertad para dar rienda suelta a su talento, y tambi¨¦n un ¨ªdolo de la grada que transmitiera calma a la afici¨®n.
Ese perfil de l¨ªder tranquilo y carism¨¢tico encaja en un club como el Manchester United, una m¨¢quina de merchandising brutal donde las estrellas, sus principales activos, son los jugadores. Porque la camiseta del entrenador no est¨¢ a la venta en el escaparate. Cuando llegu¨¦ al Manchester United en 1996 ya me pareci¨® un club de otra galaxia, con un impacto global enorme que hoy en d¨ªa se ha sobredimensionado gracias a la exposici¨®n medi¨¢tica, a veces excesiva, que han tra¨ªdo consigo la era digital y las redes sociales. Este nuevo contexto ha alterado irremediablemente la relaci¨®n entre un entrenador y el vestuario, especialmente en los grandes clubes, donde la gesti¨®n de egos se ha impuesto a la pizarra en el orden de prioridades.
La plantilla que yo me encontr¨¦ a mediados de los 90 era muy joven, con una clase del 92 emergente, el contexto ideal a mis 21 a?os para seguir form¨¢ndome como futbolista. Pero me cost¨® la adaptaci¨®n a la ciudad y tambi¨¦n a la cultura de la Premier, cuando la comparaci¨®n entre el f¨²tbol espa?ol y el ingl¨¦s era como el d¨ªa y la noche. Si Roy Keane hac¨ªa uno de sus tackles, todo un estadio se pon¨ªa en pie; mientras yo me levantaba emocionado por un buen regate de Giggs, me sent¨ªa totalmente descompasado.
La frontera entre ambas maneras de entender este deporte se ha disipado hoy en d¨ªa, pero en Old Trafford veremos rasgos de esas dos identidades cuando el Bar?a, con un juego de combinaci¨®n cultivado durante muchos a?os, se cruce con un Manchester United cuyo peligro reside en el potencial f¨ªsico, tanto a bal¨®n parado como en las transiciones r¨¢pidas si son capaces de cerrar espacios y provocar p¨¦rdidas de bal¨®n en el medio campo. Una cosa estar¨¢ clara: los 11 jugadores que disputar¨¢n ese partido tienen sus cartas marcadas hace tiempo por Solskjaer, el alumno aventajado del man management de Ferguson que mejor aprendi¨® a sacar partido a las rotaciones del m¨ªster.
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