Oblak para, Rodrigo gobierna y Griezmann mata al Celta

Primero dominador y despu¨¦s contragolpeador, con Rodrigo mand¨®n Oblak, otra vez estelar, y el Atl¨¦tico se deshizo del Celta para mantener la segunda plaza y recortarle dos puntos al Barcelona. A nueve de distancia, el t¨ªtulo es una quimera, pero el duelo dej¨® la lectura de que este Atl¨¦tico es mejor desde la ambici¨®n que desde la especulaci¨®n. Tambi¨¦n que el encuentro lo definieron los tres futbolistas que m¨¢s y mejor han rendido este curso.

Las bajas sirvieron a Simeone para medir a Montero y el invento del novel mediocentro Toni Moya como central. El t¨¦cnico, que ya tiene los andamios puestos para el pr¨®ximo curso, a¨²n le faltan por definir los peones de la que ser¨¢ su obligada nueva obra. Hay m¨¢s dudas que certezas en algunos puestos clave, pero donde la evidencia es palmaria es en el eje de la zaga, donde ya es segura la baja de Lucas y la de God¨ªn, salvo sorpresa, se da por hecha. La asignatura para la novata pareja de centrales era Maxi G¨®mez, tan hu¨¦rfano de Iago Aspas como su equipo. Montero, antes que Oblak, apareci¨® para desviarle un remate al uruguayo que manote¨® el meta esloveno, al que le qued¨® una segunda manopla que meter al enganchar de tijera Emre Mor el rechazo. Con el Atl¨¦tico replegado en su campo o con una versi¨®n m¨¢s atrevida, Oblak es otra de las certezas de este equipo. Siempre est¨¢.

Al verbo estar le dio Simeone vuelo en la previa. Anunci¨® que estos tiempos revueltos son adecuados para ver d¨®nde est¨¢ cada uno y su grado de compromiso. Lleva raz¨®n. Pero la pregunta es d¨®nde ha estado muchas veces esa presi¨®n adelantada con la que dio la cara en el Camp Nou con once e incluso diez jugadores en algunos momentos y encerr¨® al Celta. D¨®nde estaba ese jugar en campo contrario en casa y fuera, sin complejos. D¨®nde estaba ese tocar de un lado a otro cuando las situaciones lo requieren sin necesidad de condenarlo con aspavientos en busca de un f¨²tbol vertical por decreto que cuando no se ganan los balones largos es tan tedioso como el sobeteo. Y es una fuente inagotable de p¨¦rdidas. D¨®nde estaba ese Vitolo para combinar ¡ªcuando no ha estado lesionado ¡ª, tildado su fichaje de ideal para este equipo. Lo suyo parece una cuesti¨®n de confianza, la que s¨ª ha tenido Lemar. O d¨®nde estaba ese Griezmann, que por encima de que est¨¦ m¨¢s o menos fino picoteaba entrelineas mucho y necesita m¨¢s bal¨®n jugado que largo para romper los partidos. Lo mismo que Rodrigo, Koke o Correa de segundo punta. El partido del primero fue esplendoroso en el robo, como ancla y con la pelota. Puede tener alguna p¨¦rdida, pero no le pesa. Se rehace desde una personalidad y una manera de entender el juego que le pide tocar tantos balones que perder uno no le arruga. Se ha ajustado como pocos a lo que le pide su entrenador. Pero su f¨²tbol es otro. Por eso le quiere Guardiola.

Con esos jugadores menos entregado a la rigidez, el Atl¨¦tico fue el due?o del partido todo el primer acto. Sufri¨® ocasiones, no menos que cuando se resguarda en campo propio y renuncia a jugar m¨¢s de lo que el plantel le da. Oblak volvi¨® a aparecer en una rosca rasa y esquinada de tapete de billar que se sac¨® Boufal, brillante durante toda la tarde en los recursos para el uno contra uno. Si el juego era del Atl¨¦tico, las ocasiones fueron del Celta. Pero en el aire estaba esa superioridad rojiblanca. La concret¨® al borde del descanso Griezmann con un zurdazo revent¨®n en una falta directa provocada por Vitolo. Se trag¨® Rub¨¦n el zambombazo que oblig¨® al Celta a decir algo m¨¢s en el segundo tiempo

Domin¨® de inicio y al Atl¨¦tico, como no le importa, cedi¨® metros. Los recuper¨® poco a poco porque el Celta est¨¢ en el pozo por algo, pero ya con Morata en el campo no dej¨® de entrever la ocasi¨®n de matar a la contra. Lo hizo tras una recuperaci¨®n de Rodrigo y un pase filtrado de Griezmann, que lanz¨® a Morata al espacio. Este sent¨® a Rub¨¦n para cerrar un partido en el que desde el principio el Atl¨¦tico estuvo para ganarlo jugando en campo contrario y rematarlo al contragolpe.