El Ajax barre a la Juve de Cristiano
El equipo holand¨¦s se mete en semifinales con una exhibici¨®n de buen juego bajo la soberbia direcci¨®n de De Ligt, su capit¨¢n de 19 a?os, impecable en el marcaje del portugu¨¦s
La Champions descubre un tesoro. Es el viejo Ajax de los jugadores valientes y garbosos que encandilan a la generalidad de los aficionados. El viejo Ajax de los j¨®venes. El equipo que mejor ha jugado en este torneo y el que se llev¨® por delante a la Juventus despu¨¦s de torturarla durante 180 minutos. El que desmonta, en fin, un poder establecido, la m¨¢quina de Agnelli, v¨ªctima de un torbellino que hace un mes destroz¨® al vigente triple campe¨®n sucesivo en el Bernab¨¦u. El resultado contradice la l¨®gica del peso financiero imperante. Triunfa una idea futbol¨ªstica superior. Ganan unos jugadores tan desconocidos para las grandes audiencias como espl¨¦ndidos por derecho propio.
El partido adquiri¨® categor¨ªa de examen supremo para algunos chicos en desarrollo. El primero fue Matthijs de Ligt. A sus 19 a?os, el central del Ajax port¨® el brazalete de capit¨¢n y asumi¨® la tarea m¨¢s pesada de todas en uno de los ambientes m¨¢s cargados del f¨²tbol europeo. Se le impon¨ªa frenar las arrancadas de Cristiano para taponar el primer cauce de la riada de la Juventus, equipo obligado a pasar a semifinales por razones presupuestarias, por urgencia hist¨®rica, y porque jugaba en casa a defender la ventaja obtenida en la ida. La inercia de la trama conspiraba contra De Ligt. Lo normal habr¨ªa sido verle cometer alg¨²n error de inmadurez. No fall¨® nunca. Inmutable, acudi¨® puntual al corte, se par¨® donde requer¨ªa la jugada, sali¨® de su zona con ¨¦xito y disuadi¨® a su marca por anticipaci¨®n cuando se gestaban los contragolpes. Si tuvo que imprimirse con bravura tampoco se dej¨® superar en el cuerpo a cuerpo. Pas¨® la raya que separa al gran jugador del que est¨¢ llamado a hacer historia.
De Ligt solo perdi¨® por accidente. En la jugada del 1-0 fue su propio compa?ero, Veltman, quien le hizo la pantalla impidi¨¦ndole batirse con Cristiano en el duelo a¨¦reo. Libre en el punto de penalti, el portugu¨¦s meti¨® la frente y convirti¨® el c¨®rner en gol. Fue la ¨²nica ocasi¨®n que gener¨® la Juventuis en la primera parte. Incapaz de sobreponerse a la rigidez posicional, el equipo de Allegri no logr¨® amenazar a su rival si la posesi¨®n se le estir¨® m¨¢s de dos segundos. Ofuscado Pjanic y seco Bonucci sin m¨¢s recurso que el pase largo, se bloque¨® si no contragolpeaba para aprovechar los espacios abiertos que ofrec¨ªa el Ajax entre sus mediocentros y sus centrales. Cada vez que las contras traspasaron la frontera de Schone y De Jong, surgi¨® De Ligt para desmontarlas.
Van de Beek aprovech¨® un rechace para empatar antes del descanso, cuando la Juve se replegaba y el desconcierto se apoderaba del p¨²blico y de los jugadores rayados. Result¨® chocante la incapacidad de jugadores como Pjanic, Can, Dybala o Bernardeschi para salirse del molde. El 4-4-2, esquema de hierro juventino, se vuelve contra los jugadores cuando se trata de administrar soluciones a problemas inesperados. Siempre hay un Matuidi para proteger a Pjanic y siempre falta un interior para ofrecer una salida cuando es urgente crear algo nuevo.
Armados para evitar contragolpes, sim¨¦tricos hasta el fin, inamovibles cada uno en su carril, los jugadores de la Juventus no lograron romper la estructura para generar apoyos y l¨ªneas de pases con movimientos de permuta. Exactamente aquello que distingue al Ajax, cuyo esquema permanece tan indetectable como el genial Neres, el abnegado De Beek, el zurdo Tadic o el ubicuo Ziyech. Agrupados alrededor de la pelota desde el primer pase, firmaron asociaciones vertiginosas que obligaron a la cobertura italiana a esfuerzos m¨¢ximos para evitar filtraciones. ?
El dominio del Ajax se increment¨® en la segunda parte. Porque la tensi¨®n ps¨ªquica rest¨® lucidez a los jugadores locales. Porque alrededor de Ten Hag se divierten futbolistas sin nada que perder. Porque la flexibilidad t¨¢ctica, las ideas ingeniosas, y un plan claro y ambicioso, fueron privilegio del Ajax, progresivamente crecido al dictado de un Frenkie de Jong que marc¨® los tiempos hasta romper definitivamente la rigurosa presi¨®n medio-alta que dirig¨ªa Pjanic.
Deshecha la presi¨®n italiana, su arma de cabecera, se disolvi¨® el contragolpe. Disuelto el contragolpe, se acab¨® la Juventus. Pudo ser goleada. Si Ziyech aprovechaba la ocurrencia de Neres para embocar el mano a mano que sac¨® Szczesny; si De Beek met¨ªa por la escuadra otro remate que tambi¨¦n despej¨® Szczesny; y si Pjanic no despejaba un bal¨®n que habr¨ªa dejado a Ziyech solo a puerta vac¨ªa, la humillaci¨®n habr¨ªa sido mayor.
El mazazo vino de c¨®rner. De Ligt ejerci¨® de ejecutor. Elev¨¢ndose por encima de Bonucci, Rugani y Sandro, el rubio cabece¨® el env¨ªo de Schone a la red, sembr¨® el p¨¢nico en Tur¨ªn y electrific¨® una Champions que parec¨ªa previsible y ya no lo es.
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