Nadal viene con fuerza
El n¨²mero dos reaparece con una contundente victoria sobre Bautista, en su primer partido del curso sobre tierra batida: doble 6-1, en 1h 16m. En la siguiente ronda se medir¨¢ a Dimitrov (7-6 y 6-4 a Struff)
Algunas cosas nunca cambian, pero otras s¨ª. Por ejemplo, el look eternamente joven de Carlos Moy¨¤, al que estos d¨ªas le ha dado por dejarse una barba que le aporta unos a?itos de m¨¢s; o la presencia del t¨ªo Toni, al que le encanta el Montecarlo Country Club, y por eso se ha ido unos d¨ªas hacia all¨¢ y este mi¨¦rcoles, en el debut de su sobrino, regres¨® al box del equipo como un miembro m¨¢s; tambi¨¦n llam¨® la atenci¨®n la indumentaria, otra vez con mangas, ocultando parcialmente los m¨²sculos del campe¨®n; y luego est¨¢ este ¨²ltimo, Nadal, Rafael, que pese a renovar la camiseta mantiene intacta la costumbre primaveral: derrotar al rival, a uno tras otro, enfrente todos ellos como quien va a que le saquen las muelas del juicio.
Esta vez, de entrada, el primero en la sala de espera fue Roberto Bautista, uno de los tenistas m¨¢s inc¨®modos y ¨¢speros del circuito, ordenado y constante a m¨¢s no poder, pero que en manos del mallorqu¨ªn corri¨® la misma (mala) suerte que la inmensa mayor¨ªa: sufri¨®, de lo lindo sufri¨®, porque a Nadal le dio por prescindir de la anestesia y aplicar una extracci¨®n r¨¢pida, a la par que efectiva: doble 6-1, en 1h 16m de partido. Y Bautista, chico siempre comedido y muy poco dado a las efusividades, cabreado por correr, correr y correr, y no sacar pr¨¢cticamente nada.
La hinchaz¨®n era importante, de ah¨ª que botase la raqueta sobre la arena, pag¨¢ndolo el arco. Nadal le hab¨ªa ense?ado una rendija, la ¨²nica, concedi¨¦ndole tres bolas de break cuando ya le hab¨ªa pasado por encima en el primer parcial y le hab¨ªa arrebatado un saque en el segundo, pero ni por esas. El balear desbarat¨® la opci¨®n como quien pela un pl¨¢tano y continu¨® explorando los ¨¢ngulos de la pista central del Principado, abriendo con la derecha, liftando en la dejada, variando la direcci¨®n de la pelota como el guardia que orden el tr¨¢fico. Viene con fuerza Nadal.
Eso fue con 2-1, segundo set. Y por mucho que Bautista sea amigo, buen amigo y muy apreciado, sigui¨® erre que erre: Nadal dej¨® otro resquicio enga?oso, con 4-1, brindando otras tres bolas de break, y volvi¨® a enmendarse como el que se quita unas migas de la pechera. En el primer test de este tramo arcilloso de la temporada, el de Manacor envi¨® un aviso claro: est¨¢ fuerte y llega con hambre; exactamente la misma de siempre, porque algunas cosas nunca cambian y Nadal y la tierra confraternizan tan bien que resulta pr¨¢cticamente imposible pensar en otra cosa que no sea su duod¨¦cimo cetro en Montecarlo.
"Este es solo mi primer partido [en tierra], pero ha sido un inicio muy positivo. As¨ª lo dicen el resultado y las sensaciones", expres¨® Nadal, preguntado por su estado f¨ªsico: "No puedo fingir que no tengo dolor del todo. Desde hace mucho los jugadores profesionales jugamos normalmente con dolor, porque es parte del deporte de alto nivel. Me he movido bien, con confianza. Estoy contento".
Corri¨® Bautista, vaya que si corri¨®. Pero Nadal, fino de piernas pese a llevar un mes sin competir, al cuidado de la rodilla derecha, lo devolvi¨® absolutamente todo. Se puso los esqu¨ªes, zigzague¨® sobre la arena y percuti¨® sobre la l¨ªnea de fondo, ganando metros golpe a golpe, punto a punto. Lo observaba su t¨ªo Toni detr¨¢s de las gafas de sol, p¨¦treo y con las piernas cruzadas, ligeramente ladeado, como una estatua. La estampa de toda la vida. Y Bautista, arrinconado y respondiendo a duras penas desde el muro, dejando bolas cortas y francas, poco m¨¢s pudo hacer. El castellonense fue el primer damnificado, ahora coge turno Grigor Dimitrov (7-6 y 6-4 a Jan-Lennard Struff).
Viene con fuerza Nadal, arrollador, porque algunas cosas nunca cambian.
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