El orgullo obrero del primer equipo de Maradona
En 1904 los dos equipos de los trabajadores, compuestos por anarquistas y algunos socialistas, decidieron fundirse en uno: Argentinos Juniors
El f¨²tbol ha ido convirti¨¦ndose, como negocio planetario, en uno de los emblemas del turbocapitalismo. Pero muchas instituciones futbol¨ªsticas tuvieron un origen obrero. Algunas incluso hicieron bandera de su ideolog¨ªa izquierdista. El caso m¨¢s rotundo se llam¨®, y se llama, Argentinos Juniors.
Ese no fue el nombre inicial. De hecho, al principio se trataba de dos equipos rivales y amigos: M¨¢rtires de Chicago, de Villa Crespo, y Sol de la Victoria, de La Paternal, barrios del oeste de Buenos Aires. Lo de M¨¢rtires de la Victoria no necesita mucha explicaci¨®n. En 1904 hab¨ªan transcurrido solamente 17 a?os desde el asesinato judicial de los cinco sindicalistas de Chicago que hab¨ªan participado en la huelga de Haymarket por la jornada de ocho horas diarias. Eso que hoy se conmemora cada Primero de Mayo. Sol de la Victoria se inspiraba en el himno de los socialistas italianos, compuesto en 1886 (el mismo a?o de Haymarket), en el que se hablaba de la ¡°bandera libre¡± sobre la que resplandec¨ªa ¡°el sol del porvenir¡±.
En 1904, dec¨ªamos, los dos equipos obreros, compuestos por anarquistas y algunos socialistas, decidieron fundirse en uno. Como suele ocurrir en las expresiones sindicales, se les fue un poco la mano con la ret¨®rica y eligieron un nombre complicado: Asociaci¨®n Atl¨¦tica y Futbol¨ªstica Argentinos Unidos de Villa Crespo, en siglas AAFAUVC. Seg¨²n la leyenda, cuando acudieron a encargar un sello el pobre operario de la imprenta les dijo que todo eso no cab¨ªa. Y ¨¦l mismo sugiri¨® una alternativa: Asociaci¨®n Atl¨¦tica Argentinos Juniors. Sobre el color no hubo dudas. Rojo, siempre rojo.
Argentinos Juniors ha tenido una vida llena de altibajos. Ha sufrido ¨¦pocas de penuria y relegaci¨®n, ha sido tres veces campe¨®n argentino y ha ganado una Copa Libertadores, ha ingresado fortunas, se ha arruinado, y as¨ª hasta hoy. Ahora anda en penurias, como muchos otros clubes argentinos. (Conviene precisar que El Bicho, como se le llama, no es un club, sino una asociaci¨®n: los fundadores ten¨ªan ambiciones m¨¢s all¨¢ del deporte). El domingo pasado disput¨® en su estadio un interesante encuentro, la ida de la Copa de la Liga frente a Independiente, otro rojo. El resultado en el marcador fue de 3-2. El resultado en la caja fue catastr¨®fico. La entidad public¨® los n¨²meros. Ingres¨®, por abonos y entradas, algo menos de 300.000 pesos. Gast¨® en polic¨ªa, seguridad privada, grupo electr¨®geno y electricista, m¨¦dico, sonido y vallas m¨¢s de 800.000. El partido le cost¨®, por tanto, medio mill¨®n de pesos. En d¨®lares esa cantidad no llega a 12.000, pero es una suma importante para un pa¨ªs que est¨¢ como est¨¢.
Argentinos Juniors quedar¨¢ siempre en la historia como la instituci¨®n que form¨® el mejor equipo infantil de todos los tiempos, los imbatibles Cebollitas de 1973 y 1974. No se sabe de otro equipo compuesto por ni?os menores de 14 a?os que haya protagonizado giras internacionales. La estrella de los Cebollitas, Diego Armando Maradona, debut¨® en Primera con los mayores de Argentinos Juniors el 20 de octubre de 1976, a la edad de 15 a?os. Lo que ocurri¨® a partir de entonces es bien conocido. El estadio se llama hoy Diego Armando Maradona y en su museo alberga una capillita dedicada al ¨ªdolo.
Argentinos, sin embargo, tiene un m¨¦rito casi comparable al de haber formado a un futbolista supremo. El otro d¨ªa, el diario Ol¨¦ public¨® unos datos recopilados por Javier Roimiser, m¨¦dico y fan¨¢tico del Bicho. Intrigado por la extraordinaria estad¨ªstica del Ajax de Amsterdam, que lleva 1.751 partidos consecutivos alineando al menos un jugador de la cantera, Roimiser se puso a contar. Y le sali¨® una cifra sorprendente: Argentinos Juniors llevaba 1.666 (cuando se lean estas l¨ªneas ser¨¢n probablemente 1.667) encuentros alineando al menos un canterano. No es el Ajax, pero casi. Los obreros fundadores estar¨ªan orgullosos, sin duda, de ese buen trabajo.
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