La Champions ya no cura las penas de Messi

En el Camp Nou desde el curso 2004-2005, Messi tuvo que esperar diez temporadas para meterse en el grupo de capitanes. Entonces, en la primera campa?a de Luis Enrique, el rosarino se sum¨® al cuarteto junto a Xavi, Iniesta y Busquets. No fue novedad utilizar cada tanto el brazalete ¡ªlo hac¨ªa con Argentina¡ª; s¨ª, en cambio, formar parte de los c¨®nclaves del vestuario. Entonces, no alter¨® demasiado el rol del 10, su voluntad estaba a la orden del d¨ªa, sin necesidad de elevar la voz. Esta campa?a, acept¨® un nuevo desaf¨ªo.

Sin Iniesta, pas¨® a ser el m¨¢s longevo de la plantilla, condici¨®n suficiente ¡ªadem¨¢s, por supuesto, de su posici¨®n de superstar¡ª para liderar al vestuario en el campo y en los despachos. ¡°Esta temporada, Leo va a hablar m¨¢s. Es el primer capit¨¢n¡±, advert¨ªan desde el entorno del argentino. Messi ha pasado por 47 zonas mixtas, ha hablado en ocho oportunidades. Solo una vez tras un mal resultado, cuando el Bar?a empat¨® ante el Athletic, tras igualar contra el Girona y perder con el Legan¨¦s.

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Tard¨® Messi en aparecer por la zona mixta de Anfield tras la ¨²ltima debacle del Barcelona en la Liga de Campeones. La espera ten¨ªa justificaci¨®n: al capit¨¢n le toc¨® pasar por el control antidopaje. Y, cuando lo hizo, no dijo ni mu. Acompa?ado por miembros del staff del club, se refugi¨® (una vez m¨¢s) en el silencio. Cabeza gacha. Mirada al suelo.

Messi acostumbraba a curar sus penas de Argentina en el Barcelona. A cada decepci¨®n con la albiceleste, la contrarrestaba con una Orejona. Despu¨¦s de caer estrepitosamente con Diego Maradona como entrenador de Argentina, regres¨® al Bar?a de Guardiola para ganar la Champions en 2011. Misma receta despu¨¦s de la final perdida en el Maracan¨¢ ante Alemania. De la mano de sus amigos, Neymar y Luis Su¨¢rez, conquist¨® el segundo triplete en la historia del club en la temporada 2014-2015.

Ahora, la medicina azulgrana duele tanto como la albiceleste. Messi se hundi¨® en Rusia de la misma manera que en Anfield.

El cuerpo t¨¦cnico de la selecci¨®n argentina en Rusia, le recrimin¨® al 10 su actitud en el Mundial. ¡°No estuvo a la altura de su prestigio¡±, aseguraban. Messi firm¨® en Anfield una planilla con dos remates a porter¨ªa y 17 balones perdidos. Su promedio en Rusia fue de 2,2 tiros y le birlaron 20 posesiones. Durante mucho tiempo en el predio de Ezeiza buscaron copiar el modelo azulgrana para que Messi explotara: Maradona le pidi¨® a Ver¨®n que fuese su Xavi, con Sergio Batista lo intent¨® Gago, con Tata Martino la apuesta fue Pastore. Y todos, en alg¨²n momento, recurrieron a Banega. Messi no encontr¨® un socio que le permitiera tomar el cuero cerca de la porter¨ªa contraria.

En Liverpool, con Rakitic, Arturo Vidal, Busquets y Coutinho en la medular, el rosarino retroced¨ªa hasta la mitad del campo para entrar en contacto con el cuero. Demasiados metros por delante para avanzar con el bal¨®n pegado a la bota izquierda, sobre todo si el que te marca es Kant¨¦ en los octavos de final del Mundial o los pegadizos volantes del Liverpool de J¨¹rgen Klopp.

Fue especialmente duro el porrazo en la Champions. Desde que gan¨® en Berl¨ªn, el Bar?a salta de debacle en debacle, cada vez m¨¢s aguda, si se tiene en cuenta el 3-0 en Tur¨ªn ante la Juve, el 3-0 en Roma y la goleada de este martes en Liverpool.

La era Messi en Barcelona deja en Les Corts las mismas Champions que dej¨® Cristiano en Chamart¨ªn. Lo sab¨ªa el capit¨¢n Messi. ¡°Queremos que esa copa linda y deseada vuelva al Camp Nou¡±, advirti¨® en su primer parlamento como l¨ªder del grupo en el Gamper. Seguir¨¢ siendo tan linda como deseada: los muchachos de Valverde mirar¨¢n desde Barcelona la final del Wanda Metropolitano del pr¨®ximo 1 de junio.

La Champions ya no cura las penas de Messi.