La Premier, en el espejo de Europa
Seguir afirmando que en la liga inglesa el bal¨®n pasa m¨¢s tiempo en el aire que en el c¨¦sped es un debate que ha quedado caduco
Recientemente volv¨ª a pisar las calles de Manchester por primera vez desde que dej¨¦ de jugar en el Manchester United. Me hab¨ªan hablado del gran cambio que hab¨ªa experimentado la ciudad y, para constatarlo, s¨®lo necesit¨¦ recorrer la zona de Deansgate y sorprenderme con su amplia oferta de restaurantes de todo el mundo, tambi¨¦n espa?oles. Al instante pens¨¦ que esa apertura gastron¨®mica me hubiera servido de gran ayuda cuando era un chaval de 22 a?os procedente de Barcelona a quien se le hizo dif¨ªcil la adaptaci¨®n a una nueva cultura.
A mediados de los noventa tambi¨¦n me encontr¨¦ una realidad diferente en lo futbol¨ªstico: una mayor¨ªa de equipos fieles al tradicional juego directo de las Islas y pocas excepciones, como Manchester United, Liverpool o Arsenal, que apostaban por un estilo combinativo. Ahora esa minor¨ªa se ha convertido en mayor¨ªa. Porque seguir afirmando que en la Premier el bal¨®n pasa m¨¢s tiempo en el aire que en el c¨¦sped es un debate que ha quedado caduco. Y la prueba la tenemos en los cuatro finalistas ingleses de las dos m¨¢ximas competiciones europeas de clubes: Liverpool, Tottenham, Arsenal y Chelsea. Todos son equipos a los que les gusta tener el bal¨®n. Y lo mueven con criterio.
El dominio europeo de la Premier no es una casualidad. Despu¨¦s de padecer varias temporadas de traves¨ªa en el desierto en el Viejo Continente, el f¨²tbol ingl¨¦s se ha mirado en el espejo de Europa y ha sabido atraer talento for¨¢neo en los vestuarios y en los banquillos. Once de los 12 goles de equipos ingleses en las semifinales europeas fueron marcados por extranjeros. Y los entrenadores finalistas son t¨¦cnicos de alt¨ªsimo nivel formados en Espa?a, Alemania o Italia, seducidos por el magnetismo del f¨²tbol ingl¨¦s, la pasi¨®n de sus aficiones y la protecci¨®n que les ofrece su cultura del respeto.
Los equipos ingleses han dado un paso al frente en su juego, manteniendo el tradicional poder¨ªo f¨ªsico que les permite disputar cada partido al 200% y someter a sus rivales europeos a ese ritmo insufrible up and down caracter¨ªstico de la Premier, como hemos podido comprobar en la forma que el Liverpool someti¨® al Bar?a en Anfield. Han dado con la mezcla id¨®nea entre cabeza y coraz¨®n. Y esa din¨¢mica tambi¨¦n se ha extendido a la selecci¨®n nacional inglesa y las categor¨ªas inferiores, que han dado un gran salto competitivo. Hay un buen trabajo de base en la formaci¨®n que est¨¢ dando sus frutos.
El f¨²tbol ingl¨¦s ha cerrado el hueco de calidad que le separaba de otras grandes ligas europeas, al tiempo que ha abierto una brecha insuperable en lo econ¨®mico. Los equipos ingleses han suplido las restricciones presupuestarias que trajo consigo el fair play financiero gracias a contratos televisivos de cifras astron¨®micas y una carga impositiva inferior a Espa?a, que les otorga ventaja a la hora de confeccionar plantillas de calidad.
Con dinero en sus arcas y capacidad para atraer jugadores y entrenadores de alto nivel, adem¨¢s de haber mejorado su juego, la Premier ha puesto en alerta a la Liga espa?ola. Los equipos ingleses est¨¢n dando pasos de gigante en Europa, pero tambi¨¦n se encuentran inmersos en la paradoja de la incertidumbre que traer¨¢ consigo el Brexit. ?Habr¨¢ cuotas de jugadores nacionales? ?Supondr¨¢ un rev¨¦s para la salud financiera de los clubes? Demasiada incertidumbre para una naci¨®n futbol¨ªstica que correr¨ªa el riesgo de frenar su crecimiento si volviera a dar la espalda al continente.
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