Nibali, el mejor gregario del Movistar

Al salir hacia el Monte Avena, como el soldado que va a la batalla y no sabe en qu¨¦ estado regresar¨¢, si regresa, Richard Carapaz se despide con largos besos de su esposa, Tania Rosero, y de sus dos hijos: uno ya crecido, lo tuvo a los 20 a?os, Richard Santiago, y la peque?a Aimy Sof¨ªa. Cuando regres¨®, no solo indemne sino triunfador glorioso, se abraz¨® casi tan fuerte con sus ¨²ltimos dos compa?eros de batalla, Mikel Landa y Vincenzo Nibali, quien le felicit¨® por el gran trabajo de su equipo.

Tampoco le habr¨ªa sentado mal un maillot azul cielo al siciliano, quien, a su pesar, se convirti¨® durante el Giro en el mejor gregario del ecuatoriano y del Giro, en el noveno hombre del equipo. Embobado como estuvo Nibali pensando que su ¨²nico rival era Roglic, Carapaz se aprovech¨® y logr¨® que todos sus movimientos para neutralizar al esloveno le favorecieran a ¨¦l: Nibali se desgastaba y Carapaz sacaba minutos.

Nibali y Primoz Roglic solo han sacado tiempo a Carapaz en las dos etapas contrarreloj, aparte de los 46s que perdi¨® el ecuatoriano en la llegada a Orbetello cuando se le rompi¨® la bici y acab¨® la etapa en la gigantesca montura de su alto compa?ero Pedrero. En todas las etapas de monta?a en la que se movi¨® Carapaz, sac¨® tiempo o a ambos o a uno y otro. Y en todas, fue vital la colaboraci¨®n de Nibali y de su director tan torpe, Paolo Slongo. Y felices, los directores del Movistar, Txente y Sciandri, dibujaban sus t¨¢cticas contando con el siciliano como uno de los suyos.

Carapaz, que sali¨® de la primera parte del Giro a 3m 16s de Roglic y 1m 46s del siciliano, descubri¨® el truco en la etapa de Pinerolo, cuando la pareja soberbia se vigil¨® sin moverse mientras Landa les recuperaba 28s. Al d¨ªa siguiente, el del Gran Paradiso, donde Nibali le neg¨® el saludo a Roglic, Landa recuper¨® 1m 37s m¨¢s y Carapaz, 1m 19s, en sendos ataques en los que Nibali actu¨® como stopper de Roglic. Fue un trabajo espectacular que repiti¨® multiplicado al d¨ªa siguiente el siciliano en el Valle de Aosta, cuando Carapaz atac¨® buscando, y encontrando, la maglia rosa en el Colle di San Carlo, a 30 kil¨®metros de la meta. Nibali volvi¨® a frenar a Roglic: ambos favoritos perdieron el Giro mir¨¢ndose a la cara y dici¨¦ndose: a qu¨¦ no te atreves, ?eh? O quiz¨¢s es que no pod¨ªan m¨¢s.

Esta interpretaci¨®n gan¨® terreno en la subida al Civiglio, llegando a Como, donde Nibali puso tan nervioso a Roglic, con la bici de un compa?ero, que le hizo caerse en el descenso, y donde, simb¨®licamente, Carapaz le derrot¨® en el sprint por la cuarta plaza. Luego se afianz¨® completamente en el Mortirolo, donde el trabajo de gregario de Nibali fue m¨¢s cl¨¢sico, atacando lo justo para acabar con Roglic y luego aceptando tirar con su Caruso de Landa y Carapaz, felices a su rueda.

Antes de la rendici¨®n completa del Monte Avena, donde Nibali solo trabaj¨® para afianzar su segunda plaza ante Primoz Roglic, ya en la subida final de Anterselva, y el ataque paralelo de Carapaz y Landa, hab¨ªan empezado a levantar la bandera blanca.