Con estrella y estrellado
Lopetegui llega al Sevilla, un proyecto complicado que necesitar¨¢ de obras para cristalizar en algo m¨¢s que una nueva aventura sobre el alambre
Este jueves se cumple un a?o del terremoto que sacudi¨® el f¨²tbol espa?ol en v¨ªsperas del Mundial de Rusia. En un escueto comunicado oficial, el Real Madrid anunciaba la contrataci¨®n del seleccionador Julen Lopetegui y la RFEF reaccionaba despidiendo al t¨¦cnico vasco a dos d¨ªas del arranque mundialista. ¡°Guerra civil espa?ola¡±, titulaba el Daily Mail una noticia que acapar¨® portadas en todo el mundo y parti¨® en dos a la opini¨®n p¨²blica de este pa¨ªs, una Espa?a tan acostumbrada a las posturas irreconciliables que, tres meses despu¨¦s del anuncio, votaba en el Congreso un decreto ley para exhumar a Franco. Ni que decir tiene que solo el dictador termin¨® la temporada y hasta se podr¨ªa afirmar que levant¨® un gran t¨ªtulo en primavera: el de jefe del Estado desde el 1 de octubre de 1936 hasta su muerte, concedido hace pocas semanas por la secci¨®n cuarta de la sala tercera del Tribunal Supremo.
A Julen Lopetegui, en cambio, lo hab¨ªan despedido el 29 de octubre tras encajar cinco goles en su visita liguera al Camp Nou. Si mete¨®rico fue su ascenso a la Cima Coppi de los banquillos, a esa banqueta electrificada que todav¨ªa conservaba el perfume chamuscado de Zinedine Zidane, mete¨®rico ser¨ªa tambi¨¦n su descenso a las colas del paro, de donde acaba de rescatarlo el Sevilla para ahondar en su leyenda de eterno seductor. Nunca le han faltado novias a Lopetegui, ni siquiera cuando una tras otra lo iban abandonando se?al¨¢ndole los defectos. De corte en corte ¨Cprimero el Rayo Vallecano, luego el Real Madrid Castilla- lleg¨® al banquillo de su primer grande europeo: el Oporto. Aquella fue una haza?a confusa, previo paso por los plat¨®s de televisi¨®n, como un soldado de infanter¨ªa que tratando de desertar termina conquistando el norte Portugal. Luego llegar¨ªa su paso por la rojita, su ascenso a la Roja may¨²scula, y esos 20 partidos que le entregaron las riendas del mayor club del mundo en la antesala del mundial.
A Sevilla llega el vasco de la mano de Monchi y repitiendo estrategia: hacer amigos desde la primera rueda de prensa. Sea por su condici¨®n declarada de madridista, o por su abrupta salida de la Selecci¨®n nacional, el nombramiento no parece haber despertado un gran entusiasmo en Nervi¨®n, por m¨¢s que Lopetegui haya recurrido a todas los t¨®picos del discurso amable durante su acto de presentaci¨®n: la grandeza del Sevilla frente al gran rival, el ambiente m¨¢gico del estadio, la especial naturaleza de su afici¨®n¡ Solo le falt¨® entonar unas coplillas del himno de El Arrebato y ponerle pegas al toreo de Curro Romero. La realidad, sin embargo, nos remite a un proyecto complicado, en plena reconstrucci¨®n, que necesitar¨¢ de obras -y no de palabras- para cristalizar en algo m¨¢s que una nueva aventura sobre el alambre.
Dice el viejo dicho castellano que ¡°unos nacen con estrella y otras nacen estrellados¡±. Y por ah¨ª, se me antoja, podr¨ªa comenzar el verdadero reto de Julen Lopetegui en Sevilla: por demostrar, como ha hecho a lo largo de su extravagante carrera, que una cosa y la otra no siempre resultan del todo contradictorias.
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