Nadal contra el ¡®establishment¡¯
El espa?ol aspira a revalidar el t¨ªtulo en Londres nueve a?os despu¨¦s y frente al poder¨ªo de Djokovic y el rey Federer. El n¨²mero uno y el suizo se han hecho con seis de los ocho trofeos en juego desde 2011
A mediod¨ªa, el olor a hierba reci¨¦n cortada y hortensias florecientes impregna el apacible paseo descendente hacia el complejo de Wimbledon, todo quietud. Por Church Road desfilan curiosos que tratan de sortear los arbustos verticales que protegen al torneo de miradas indiscretas, y de paso refuerzan la exclusividad de la marca: el restrictivo Wimbledon no es para todo el mundo. Si Roland Garros tiene un aire festivo que conecta con el pueblo, y Australia y Nueva York se abren como un diversificado espect¨¢culo de masas, el major brit¨¢nico no se relaja ni medio segundo y se enorgullece de su perfil aristocr¨¢tico.
¡°Sinistra!¡±, indica amablemente un veterano guardia de seguridad ingl¨¦s que tratar de empatizar con un gui?o espa?ol equivocado. En ese instante, Rafael Nadal ya se ha ejercitado durante algo m¨¢s de una hora y repetir¨¢ sesi¨®n despu¨¦s, por la tarde, antes de retirarse a sus aposentos. Como cada a?o, el espa?ol ha alquilado una vivienda t¨ªpica de la zona, muy cerquita del club, y all¨ª planea dar el golpe en un torneo que se le resiste y que no conquista desde hace nueve a?os, cuando bati¨®, en 2010, al checo Tomas Berdych e hizo cumbre por segunda vez en el All England Lawn Tennis & Croquet Club.
Desde entonces, por una raz¨®n u otra, el ¨¦xito le ha sido esquivo sobre el c¨¦sped mientras los nombres de Novak Djokovic y Roger Federer se grababan seis veces en la placa hist¨®rica del club, con una ¨²nica excepci¨®n: Andy Murray, en 2013 y 2016. ¡°Es divertido, porque siempre pens¨¢is que nos hemos quitado cosas entre nosotros, lo cual probablemente sea cierto. Pero, al mismo tiempo, nos hemos empujado los unos a los otros: Rafa ha mejorado en hierba, Novak en dura y yo, tal vez, en tierra¡¡±, se dirige a los periodistas Federer, ocho veces campe¨®n en Londres, dos (2012 y 2017) en la ¨²ltima d¨¦cada.
¡°Al principio no estaba muy feliz de tener que compartir mi carrera con ellos, pero ahora estoy encantado de formar parte de esta era con Rafa y Roger. Es beneficioso para el deporte¡±, explica Nole, n¨²mero uno y defensor del t¨ªtulo tras el renacimiento del curso pasado; el gran dominador de los ¨²ltimos tiempos en el distrito SW19, porque triunf¨® tambi¨¦n en 2011, 2014 y 2015 desde que a Nadal se le comenzase a negar la gloria. ¡°En 2010 gan¨¦ aqu¨ª despu¨¦s de superar dos primeras rondas muy dif¨ªciles¡±, recuerda el balear, que en la antesala volvi¨® a apuntar directamente a Wimbledon.
La espina de los dos ¨²ltimos a?os
Lo hizo solo dos d¨ªas despu¨¦s de lanzar un primer dardo ¡ª¡±el torneo no respeta el estatus¡±¡ª, mosqueado porque entiende que el criterio en el dise?o del cuadro, que le ha desplazado de segundo a tercer favorito, atenta contra el desarrollo del sistema global del circuito. ¡°Yo respeto todas las situaciones, pero la cuesti¨®n est¨¢ en la ATP. Le da 2000 puntos a este evento y le deja hacer lo que quiera, y eso es algo que no entiendo¡±, recrimin¨® el s¨¢bado el mallorqu¨ªn, de 33 a?os.
¡°Ni es justo ni injusto, respeto las normas de Wimbledon¡±, prosigui¨®. ¡°Pero otra cosa es lo que yo crea, y personalmente creo que no lo es. Respeto mucho al torneo y su historia, y entiendo que ellos vean el deporte desde otra perspectiva, pero quieren tener sus propias reglas. Y otra cosa es el papel de la ATP, que le da la m¨¢xima cantidad de puntos al torneo y pienso que algo tendr¨ªamos que decir¡±, reivindic¨® el n¨²mero dos, que a diferencia de Par¨ªs, all¨ª con un trazado muy amable, no desfilar¨¢ sobre una alfombra roja si desea alcanzar la final del d¨ªa 14.
Rebelado contra el establishment, tanto el oficial como el que ha dictaminado el juego, Nadal tiene entre ceja y ceja lograr otra vez el trofeo del grande brit¨¢nico. A¨²n maldice lo que ocurri¨® en las dos ¨²ltimas ediciones, en las que cedi¨® en dos circunstancias que de no haberlo hecho seguramente hubiera estado muy cerca del objetivo. En 2017 perdi¨® un partido que comenz¨® muy mal y que luego tuvo ganado ante Gilles M¨¹ller, en los octavos, y el a?o pasado no pudo con Djokovic en unas semifinales condicionadas por la intervenci¨®n del techo retr¨¢ctil. Entend¨ªa Nadal que la pr¨®rroga de ese duelo ¨Cfue interrumpido por llegar a la hora l¨ªmite el primer d¨ªa, las 23.00¨C no deber¨ªa haberse continuado bajo techo, y se fue echando pestes.
El aliciente del triple doblete
Se a?ade, adem¨¢s, otro aliciente significativo. La caza de un r¨¦cord mayor que incluye nombre y apellido ilustre: Bj?rn Borg. Si ganase, el espa?ol igualar¨ªa los tres dobletes (Roland Garros y Wimbledon) que logr¨® el legendario sueco de 1978 a 1980. Nadal enlaz¨® Par¨ªs y Londres en 2008 y 2010, y ahora tiene a tiro otra plusmarca. ¡°He ido mejorando cada d¨ªa y sinti¨¦ndome mejor. Es un torneo especial porque llegas sin haber competido antes¡±, apunta el de Manacor, que al igual que hace un a?o prescindi¨® de participar en ning¨²n evento previamente, y que tan solo se rod¨® con una doble exhibici¨®n ante Marin Cilic y Lucas Pouille, saldada con dos derrotas.
Parece llegar Nadal fino, pero est¨¢ sobre alerta. No olvida que cuatro de sus seis ¨²ltimas ca¨ªdas en Wimbledon se produjeron contra rivales ubicados fuera del top-100: Lukas Rosol (100) en la segunda ronda de 2012; Steve Darcis (135) en la primera de 2013; Nick Kyrgios (144) en los octavos del curso siguiente; y Dustin Brown (102) en la segunda de 2015. Recela sobremanera Nadal, siempre desconfiado y respetuoso, sea quien sea el que est¨¦ enfrente. Llega con cautela Nadal, pero viene con fuerza. Con muchas ganas de ajustar cuentas.
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