Jon Rahm, cuando solo vale ser el mejor

Con 24 a?os, y solo tres como profesional, Jon Rahm ha ganado siete t¨ªtulos entre el circuito estadounidense y el europeo, ha sido n¨²mero dos del mundo, ha conquistado una Ryder Cup con Europa y ha terminado entre los cuatro primeros en el Masters de Augusta, el Campeonato de la PGA y el US Open. Este curso, en apenas su cuarta participaci¨®n en un Open Brit¨¢nico, un torneo que requiere muchas horas de vuelo para hacerse con ¨¦l, fue l¨ªder en solitario durante la primera jornada y ¨²nicamente un ¨²ltimo mal d¨ªa le ha dejado fuera del top ten por un cent¨ªmetro (und¨¦cimo). Y aun as¨ª, dice el campe¨®n vasco: ¡°S¨ª, mi mejor British hasta ahora, vale, pero mi torneo ha dejado mucho que desear. Tengo mucho que mejorar y aprender¡±.

S¨®lo una personalidad hipercompetitiva es capaz de procesar ese mensaje. Solo piensa as¨ª alguien que a los 15 a?os, cuando viajaba en coche con su primer entrenador de golf, le dijo con una determinaci¨®n que le dej¨® helado: ¡°Voy a ser el n¨²mero uno del mundo¡±. Desde entonces esa ha sido su meta. Con ese reto grabado a fuego transit¨® Rahm por la Blume y luego por la Universidad de Arizona rompiendo r¨¦cords. Nunca pas¨® desapercibido, ni por su talento ni por su fuerte car¨¢cter, un volc¨¢n interior que ahora ha aprendido a dominar. Perder, eso s¨ª, no entra en sus planes. Ni al tenis con su novia, Kelley, con la que se casar¨¢ este diciembre en la Bas¨ªlica de Bego?a, en Bilbao, ni a las cartas (la canasta y el mus) con su abuela o sus amigos. Rahm tiene la victoria en el entrecejo, y no cualquiera. Va a por la presa mayor: los grandes, el n¨²mero uno del mundo.

Antes de su primer a?o como profesional, ya gan¨® su primer t¨ªtulo en Estados Unidos. Y subi¨® como la espuma en la clasificaci¨®n mundial. A los 339 d¨ªas de dar el salto entre los mayores, ya estaba entre los 10 mejores. A los 430, entre los cinco. Hab¨ªa superado registros de Jordan Spieth y de Rory McIlroy, por ejemplo. Fue n¨²mero dos del mundo, y disput¨® alg¨²n torneo con la oportunidad de ser el n¨²mero uno. Una locura. ¡°Esas expectativas eran algo que no esperaba, y me cost¨® asimilarlo¡±, recuerda ahora Rahm.

El chico comenz¨® a vivir en una nube demasiado deprisa. ?l mismo se exigi¨® ser el mejor, ganar un grande. Pero no hab¨ªa llegado su momento. El a?o pasado fue cuarto en el Masters y en el PGA, y no pas¨® el corte en el British y en el US Open. Este curso ha sido noveno en Augusta, donde la ¨²ltima jornada estuvo luchando hasta el final por una chaqueta que se llev¨® Tiger, y tercero en el Abierto de Estados Unidos, su mejor resultado en el Grand Slam. Se qued¨® fuera del fin de semana en el endemoniado campo de Bethpage que acogi¨® el PGA, y este Open Brit¨¢nico fue l¨ªder en solitario al t¨¦rmino de los nueve primeros hoyos del jueves, y solo la falta de acierto con los putts le ha privado de trepar m¨¢s posiciones.

Son registros de estrella. No es bastante para Rahm, que se compara con los golfistas que escriben su nombre con may¨²sculas en la enciclopedia. Mit¨®mano, sabe el vasco que Tiger y Jordan Spieth, dos figuras de Estados Unidos, ganaron su primer grande con 21 a?os. Y que su ¨ªdolo Seve y Rory McIlroy, dos referentes europeos, se graduaron con 22. ?l tiene 24.

¡°?Manda huevos! En los primeros cinco hoyos que son los m¨¢s f¨¢ciles he hecho cuatro arriba, y en los siguientes el par¡±, se cabreaba este domingo Rahm. Antes del Open quer¨ªa quitarse el mal sabor de no haber jugado su mejor golf en el grande brit¨¢nico. Por momentos lo consigui¨®. Pero como no gan¨®...

Clasificaci¨®n completa del Open Brit¨¢nico.