Vida de Egan Bernal, el elegido para liderar el ciclismo los pr¨®ximos a?os
El joven de Zipaquir¨¢ se coronar¨¢ en Par¨ªs con 22 a?os como primer colombiano que gana el Tour, un hito que muchos consideran como el inicio de una nueva era
Flor, la madre de Egan Bernal, le cuenta a Camilo Amaya en El Espectador de Colombia que el nombre de su hijo se lo eligi¨® el m¨¦dico que le dijo que estaba embarazada. Al doctor, Egan le gustaba porque le sonaba a dios griego victorioso, y en las webs dedicadas a explicar los significados de los nombres para que los padres elijan, cuentan tambi¨¦n que Egan fue el nombre que en el Olimpo dieron los dioses al primer fuego, tan hermoso y brillante que Afrodita, tan enamoradiza y sensual, lo hizo hombre, y de su interior irradiaba luz, tan hermoso era.
A Flor, enredada todos los d¨ªas entre la belleza de los claveles que contaba y ordenaba, y eleg¨ªa los mejores, en la empresa en la que trabajaba, no le impresion¨® mucho la historia, el nombre no le convenc¨ªa mucho, no le parec¨ªa que rimara bien con Bernal, el apellido del padre, dice, pero lo acat¨®.
A los aficionados al ciclismo el nombre no solo les parece acertado y sonoro, dos s¨ªlabas, como Eddy, nombre de crack ¨²nico, sino tambi¨¦n premonitorio, pues antes de vestir el amarillo luminoso del Tour, Egan ya pose¨ªa su luz propia, brillant¨ªsima, y todos los del ciclismo lo dec¨ªan, es el elegido, y todos esperan y creen que el del 19 no sea solo su Tour sino el primero de sus Tours, el inicio de la era Egan, un ni?o de 22 a?os que no piensa en esas cosas.
Es el m¨¢s joven ganador de los Tours de los tiempos modernos, tres meses m¨¢s joven que Felice Gimondi, el debutante que gan¨® en el 65. Es el primer colombiano que llega a Par¨ªs de amarillo. Ha llegado m¨¢s lejos que Cochise Rodr¨ªguez, de Medell¨ªn, que Lucho Herrera, de Fusagasug¨¢, que Fabio Parra, de Sogamoso, que Nairo Quintana, de Tunja, que Rigo Ur¨¢n, de Urrao, a todos los de aquellos tiempos en los que a los escaladores colombianos se les llamaba escarabajos.
¡°No, no, no, no me digan eso¡±, dice Egan a punto de llegar a Par¨ªs con una serenidad autoimpuesta para frenar las emociones que le desbordan. ¡°Espero lo mismo, la verdad, que este Tour solo sea el primero, espero seguir creciendo, pero no quiero suponer el futuro ni agobiarme, solo quiero seguir disfrutando con el placer de competir sin m¨¢s, de la adrenalina que se dispara, de lo que hace hermoso pedalear, y quiero vivir solo este momento, no quiero salir de ¨¦l¡±.
Como los campeones del ciclismo, como Anquetil, nacido en un campo de fresas en un Quincampoix, Normand¨ªa, que casi le gana en s¨ªlabas a Zipaquir¨¢; como Bobet, hijo de panadero de pueblo bret¨®n, Saint M¨¦en; como Poulidor, labrador del lemos¨ªn; como Hinault, un bruto bret¨®n; o Indurain, un calmo navarro del campo; como Oca?a, de un pueblo de Cuenca, o como Coppi, campesino de Alessandria, Egan llega al centro del mundo, a Par¨ªs, desde un lugar humilde y lejano, un lugar llamado Zipaquir¨¢, una ciudad cercana a Bogot¨¢ que a¨²n mantiene el nombre que le dieron los muiscas, el pueblo que all¨ª habitaba antes de la conquista. Cuando ¨¦l naci¨®, en 1997, un 13 de enero, como Marco Pantani, y siempre hay que recordarlo, ya ten¨ªa su propio h¨¦roe ciclista, Efra¨ªn Forero, el Indomable Zipa, quien hace 70 a?os, cuando ten¨ªa 19, lleg¨® hasta Manizales por el alto de Letras, que se cre¨ªa impracticable, y demostr¨® que era posible hacer una Vuelta a Colombia, y en Manizales lo pasearon a hombros por su haza?a, como a un torero, como hace 600 a?os a sus zipas, sus reyes.
Hay lugares remotos en los que el ciclismo es la vida, y en Zipaquir¨¢ tambi¨¦n estaba Fabio Rodr¨ªguez, el ciclista que fue gregario de Tony Rominger y que se hizo responsable de la escuela municipal en la que, a los cinco a?os, empez¨® Egan a pedalear. Y ya entonces todos le ve¨ªan la luz. Se especializ¨® en mountain bike y, en pocos a?os y con la ayuda de Pablo Mazuera, un mecenas que lo sac¨® a competir a todas partes, se convirti¨® en uno de los mejores del mundo. Era tan bueno que, cuando debut¨® en la carretera, ya en Europa, ya colocado en un equipo italiano, a todos los que est¨¢n atentos a los fen¨®menos se les quit¨® el hipo como se les quita ahora a los que ven pasar a Mathieu van der Poel. Egan ten¨ªa 19 a?os y un mes cuando se hizo profesional.
Eusebio Unzue le vio dos detalles y no lo dud¨®, el Tour de los siguientes 10 a?os ser¨ªa Egan por un lado y los dem¨¢s, por otro. ¡°No he visto a nadie como ¨¦l, rompe todos los moldes¡±, dec¨ªa Unzue, que, deslumbrado tambi¨¦n por el colombiano, lleg¨® a pensar hasta en vender su alma al diablo para hacerse con su contrato. ¡°Hasta ahora mir¨¢bamos a los corredores y los catalog¨¢bamos diciendo, este es un contrarrelojista que pasa la monta?a o este es un escalador que no se muere contrarrelojeando. Egan es algo m¨¢s, es incatalogable, una categor¨ªa por s¨ª solo¡±. Hablaba Unzue de Egan y parec¨ªa que hablara de Anquetil, el supercampe¨®n m¨¢s humano, m¨¢s sensible. El alma de David Brailsford, patr¨®n del entonces Sky, ahora Ineos, deb¨ªa de tener m¨¢s inter¨¦s para el diablo que el del jefe del Movistar, o m¨¢s opulencia, porque fue el brit¨¢nico quien se hizo con Egan, que lleg¨® al WorldTour, la Champions del ciclismo, como llegan los m¨¢s grandes, como ni?o prodigio, meses despu¨¦s de ganar el Tour del Porvenir. Ten¨ªa 21 a?os reci¨¦n cumplidos. El equipo brit¨¢nico decidi¨® encomendarle el liderazgo del equipo en el futuro, que no ser¨¢ brit¨¢nico sino latinoamericano, y a su alrededor est¨¢ agrupando a los mejores del continente, a Richard Carapaz, el ecuatoriano que gan¨® el Giro con el Movistar, a Iv¨¢n Sosa, a Jhonatan Narv¨¢ez.
La v¨ªspera del comienzo del Tour que todo el mundo sabr¨ªa que ganar¨ªa (y tambi¨¦n, ¨¦l, pero no quer¨ªa cre¨¦rselo), Egan dijo que echaba la vista atr¨¢s y se ve¨ªa tres, cuatro a?os antes, viendo una etapa de la Vuelta en Andorra y alucinaba por lo que ve¨ªa, y lo ve¨ªa tan lejano que verse ahora ¨¦l dentro de todo eso le daba v¨¦rtigo. ¡°Si me veo hace tres a?os no me creo que est¨¦ aqu¨ª¡±, dice Egan, que cuando est¨¢ en Europa vive en Andorra con su padre, Germ¨¢n, y con su chica, Xiomara, compa?era ciclista con la que lleva desde los 17 a?os, cuando comenz¨® a estudiar periodismo, y lo dej¨®, en la Universidad de la Sabana, en Bogot¨¢. Y cuando lo dice todo el mundo sabe que Egan es quiz¨¢s el ¨²nico que puede no cre¨¦rselo, tan n¨ªtido y vertical es su paseo entre los mejores: el primer a?o con Sky gan¨® el Tour de California y llev¨® como nadie a Froome y Thomas en las monta?as del Tour; el segundo, gan¨® la Par¨ªs-Niza dirigiendo abanicos en la llanura de Francia invernal, y la Vuelta a Suiza, volando en el pav¨¦s del San Gottardo.
Antes de llegar a la cima del Tour, al Iseran, y capturar el amarillo, Egan, y sus gafas de soldador abriendo el camino, atac¨® duro en el Galibier. Nadie le pudo seguir. El viejo Poulidor lo vio por la tele y tambi¨¦n qued¨® deslumbrado, y tambi¨¦n lo adopt¨®: ¡°Este chico ganar¨¢ muchos Tours¡±.
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