Tambi¨¦n la Vuelta quiere un ganador joven y descarado
En un recorrido monta?oso, frente al s¨®lido y soso Roglic, el gran favorito, la alternativa deseada son Superman L¨®pez, Higuita o Poga?ar
J¨®venes y latinoamericanos los quiere el ciclismo y la Vuelta, que la goza siendo diferente, arranca desde Torrevieja con un murciano de casi 40 a?os con el dorsal n¨²mero uno.
Hasta viajando en bici todo pasa muy r¨¢pido.
Hace menos de un a?o, Alejandro Valverde gan¨® el Mundial. Ten¨ªa 38 a?os. Ning¨²n ciclista m¨¢s viejo lo hab¨ªa ganado antes. Visto lo que ocurri¨® en las carreras los meses sucesivos, su victoria en Innsbruck fue la despedida del escenario de una generaci¨®n ya cascada, desbordada por sus hijos, voraces. Egan Bernal gan¨® el Tour en julio. Tiene 22 a?os. Es el ganador m¨¢s joven del siglo. Confirm¨® al mundo que el 19 es el a?o de los ciclistas impacientes que al encanto de su juventud suman su ¨ªmpetu agresivo, su necesidad de exhibirse, su desprecio por lo establecido, su esp¨ªritu global: hasta las culturas m¨¢s cicl¨ªsticamente ex¨®ticas le pueden robar el monopolio de la centralidad a la vieja Europa. Anuncian el ciclismo de los prodigios. No hay equipo en el mundo que no quiera a uno de ellos, y todos los alinean en cuanto pueden en las carreras m¨¢s duras.
Son la generaci¨®n del 97, el a?o de Egan, y tambi¨¦n piensan en la Vuelta. La carrera espa?ola dar¨¢ a partir de este a?o el maillot blanco al mejor de entre los nacidos despu¨¦s del 1 de enero de 1994, pero los j¨®venes que lo pueden ganar m¨¢s lo ven como el s¨ªmbolo de una derrota: piensan en rojo, el color del maillot del mejor, que ya cumple 10 Vueltas.
Miran a Primoz Roglic, de 29 a?os, y no tiemblan. El esloveno es el favorito de entre los representantes del ciclismo t¨®rrido, del pasado. Un contrarrelojista espl¨¦ndido que cuando est¨¢ en forma tambi¨¦n es muy fuerte en la monta?a. Y corre en el equipo m¨¢s fuerte, el Jumbo, tan s¨®lido aparentemente como soso. Tambi¨¦n lleg¨® as¨ª Roglic al Giro, con toda la gente pregunt¨¢ndose qui¨¦n ser¨ªa capaz de ganarle, y se deshizo ¨¦l solo porque surgi¨® Richard Carapaz, un ecuatoriano joven que alegr¨® el esp¨ªritu del Movistar, esa m¨¢quina tan rodada.
Antes del 19, en toda la historia, todo el ciclismo latinoamericano (es decir, de cultura colombiana) solo hab¨ªa ganado dos Vueltas (Lucho y Nairo) y un Giro (Nairo). Desde mayo hasta agosto, ha ganado casi tanto, o m¨¢s, un Giro (Carapaz) y un Tour (Egan). Es imposible no pensar que es inevitable que no sea un latinoamericano y joven quien tambi¨¦n gane la Vuelta, la carrera que tradicionalmente est¨¢ m¨¢s abierta a las sorpresas, la carrera del ganador inesperado y de las cuestas inexploradas.
Como Nairo, el padre de todos ellos, y a¨²n no ha cumplido los 30, dice que est¨¢ as¨ª, as¨ª, es obligatorio, entonces, hablar de Superman L¨®pez, el colombiano que ya ha ganado dos camisetas blancas del Giro y, aunque solo tiene 25 a?os, parece un veterano. Lidera el Astana, otro equipo de tremendo potencial, conjuntamente con Fuglsang, un dan¨¦s de 34 a?os, uno de los damnificados en el Tour por el misil Egan. O, m¨¢s a¨²n, hay que hablar de Higuita, colombiano de 22 y reci¨¦n llegado desde Medell¨ªn a las grandes ligas, donde ha asombrado. Fue segundo en el Tour de California y cuarto en el de Polonia. Su recorrido es el de una f¨¢bula con moraleja, que el premio no es el triunfo sino la capacidad de decir, he estado y he dejado impresa mi huella. Corre Higuita en el Education First, el equipo de otros colombianos, el veterano Rigo Ur¨¢n, de Urrao; el joven Dani Mart¨ªnez, de Soacha, que se rompi¨® las dos manos en mayo. Y les dirige un vasco, Juanma G¨¢rate.
El Tour de California fue algo as¨ª como un fest¨ªn de los chavales, con apariciones fulgurantes de ciclistas casi juveniles como Iv¨¢n Cortina, R¨¦mi Cavagna, Fabio Jakobsen, Kasper Asgreen, Cees Bol o Higuita, y triunfo absoluto de un juvenil, un esloveno de 20 a?os llamado Tadej Poga?ar, que hab¨ªa ganado el Tour del Porvenir del 18, a los 19 a?os, y llega a la Vuelta cargado de ambici¨®n.
Aunque no cumpla con el requisito de la latinoamericanidad, Poga?ar ser¨ªa el rival ideal para su compatriota Roglic, otro s¨ªmbolo del ciclismo que llega, otro ciclista que permitir¨ªa a la Vuelta mirar de t¨² a t¨² al Giro y al Tour y decirles: yo tambi¨¦n soy ciclismo del bueno, y tambi¨¦n tengo un ganador joven y hermoso. De la generaci¨®n del 97, por lo menos.
Los j¨®venes de todo el mundo que pueden ganar son la esperanza de la Vuelta y el desaf¨ªo para un ciclismo espa?ol que marcha a su propio ritmo, lentito, sin apurarse, y que se encomienda en la carrera a la capacidad de progresi¨®n de Marc Soler y a la seducci¨®n del escalador ?scar Rodr¨ªguez y del jump de Alex Aranburu.
Soler, el hombre libre del Movistar de Valverde y Nairo, va camino de los 26, encadena por primera vez Tour y Vuelta y le dice que tranquilos, tranquilos, todo a su tiempo, las cosas hay que hacerlas as¨ª, a los aficionados que le miran expectantes, como se puede mirar a un vi?edo deseando verlo convertido ya en vino para descubrir por fin su verdadera calidad.
Rodr¨ªguez, del Euskadi Murias, navarro de 24 a?os, ya confirm¨® en la Ruta de Occitania y en la Vuelta a Burgos que su victoria la pasada Vuelta en la Camperona no fue una cuesti¨®n de fortuna; Aranburu, del Caja Rural, guipuzcoano de 23 a?os, es dinamita que ya explot¨® brillante en dos etapas de la Vuelta a Burgos.
A ambos, y a Soler, que aun con su perfil grandote de contrarrelojista no desprecia la monta?a, la Vuelta les espera, despu¨¦s de la contrarreloj por equipos de hoy, con su habitual fest¨ªn de monta?as, cuestas imposibles y finales empinad¨ªsimos. Y todo ello salpicando las semanas hasta la saturaci¨®n. Tres llegadas en alto tras monta?as bajas en la primera semana (por el Maestrazgo y las monta?as de Teruel y la costa), algo de extranjero en la segunda (la monta?a de Andorra, la contrarreloj en Pau, como en el Tour pero m¨¢s larga: 36,2 kil¨®metros), y una tercera semana interminable con las monta?as del Cant¨¢brico (los Machucos en Cantabria, las brutales subidas del Acebo y la Cubilla en Asturias, ni Lagos ni Angliru) y las de Navacerrada y Gredos en sucesi¨®n pr¨¢cticamente encadenada, gracias a una larga neutralizaci¨®n en autob¨²s: en ocho d¨ªas se ascender¨¢ 12 puertos de primera y dos hors cat¨¦gorie, y habr¨¢ cuatro finales en alto.
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