Muguruza no sale del pozo

El d¨ªa pesa en Nueva York. La humedad aprieta, los atascos enredan el flujo de Manhattan y el sol remolonea. Se esconde y de vez en cuando se asoma, juguetea. Va y viene. Como Garbi?e Muguruza, que poco a poco va contagi¨¢ndose de la atm¨®sfera raruna que plantea la climatolog¨ªa y adem¨¢s se topa con la aspereza de una rival que tambi¨¦n juega al despiste. Alison Riske, de 29 a?os y 36 del mundo, esconde en la manga un rev¨¦s tan extra?o como diab¨®lico, que describe una curva pronunciada y agota abruptamente el cr¨¦dito de Muguruza (2-6, 6-1 y 6-3, en 2h 03m) cuando el grande neoyorquino apenas ha levantado la persiana y acaba de echar a andar.

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Se trata del segundo tropez¨®n consecutivo en la primera ronda de un grande. Sucedi¨® en Wimbledon hace un mes y medio, y se repite la historia en el cemento de Flushing Meadows. Sin embargo, la circunstancia es bien diferente. En Londres, la tenista (25 a?os) estaba perdida y compet¨ªa a la deriva, encerrada en una especie de purgatorio en el que no entraba un solo rayo de luz. Ahora, la derrota duele, escuece y prolonga una temporada para olvidar, pero Muguruza empieza a ofrecer brotes verdes desde la delicada situaci¨®n a la que ha llegado. Hay una mejora en el juego y en la actitud, ladrillos imprescindibles para la reconstrucci¨®n, pero ante Riske la progresi¨®n se qued¨® escasa.

Repunt¨® su tenis, pero al final acus¨® un verano trabado en el que unas molestias en la pierna derecha le impidieron participar en San Jos¨¦ y Montreal, y en el que tan solo ha podido disputar un partido, en Cincinnati. Lleg¨® a Nueva York con poco ritmo y termin¨® pag¨¢ndolo. Arranc¨® bien, pero luego fue decolor¨¢ndose a ra¨ªz del desgaste f¨ªsico. ¡°Estoy compitiendo¡±, defend¨ªa despu¨¦s ante los enviados especiales; ¡°necesito jugar m¨¢s partidos, pero de momento me siento muy competitiva porque les doy problemas a todas las chicas¡±.

Lleg¨® Muguruza al major estadounidense habiendo hecho un reset. Tras el patinazo de Londres cerr¨® un ciclo de cuatro a?os junto a su expreparador, Sam Sumyk, y se apoy¨® en la capitana del equipo de la Copa Federaci¨®n, Anabel Medina, como medida de transici¨®n. ¡°A¨²n no tengo nada definido¡±, respondi¨® cuando se le pregunt¨® sobre sus planes para el banquillo; ¡°voy semana a semana y no tengo ninguna prisa en buscar a alguien en especial. Creo que es importante elegir bien. Estoy pasando esta temporada interesante con Anabel, veremos qui¨¦n me acompa?a a Asia¡±. Cuando se le plante¨® la radiograf¨ªa del futuro t¨¦cnico, cit¨® tres claves: ¡°Que conozca el alto nivel, que tenga un car¨¢cter fuerte y que pueda congeniar con ¨¦l¡±.

A corto plazo, su hoja de ruta ya est¨¢ definida. De aqu¨ª a final de curso competir¨¢ en Osaka, Wuhan, Pek¨ªn y Hong Kong, cuatro estaciones que afronta a modo de lanzadera de cara a la pr¨®xima temporada. Desea Muguruza terminar con el declive an¨ªmico y rearmarse para reencauzar su carrera. ¡°En la gira asi¨¢tica hay torneos muy grandes, muy importantes. Hay veces que haces una gran gira asi¨¢tica y acabas la temporada con un gran sabor de boca. No tengo prisa por terminar el a?o¡±, zanj¨® mientras la estad¨ªstica se?ala que su ¨²ltima victoria se produjo el pasado 31 de mayo, hace tres meses. No sale del pozo Muguruza, cuyo destino sigue estando en manos de s¨ª misma.

Quiere, dice, y no hay mejor acicate.