Holanda remonta y golea a una Alemania vulgar
El 1-0 de Gnabry en Hamburgo no intimida a un equipo que reune a la mejor generaci¨®n holandesa en d¨¦cadas y que replic¨® con cuatro tantos despu¨¦s del descanso
La mejor generaci¨®n holandesa en d¨¦cadas aguardaba una oportunidad para reivindicarse en el escenario internacional. El juego y los resultados decepcionaban. Las expectativas se manten¨ªan. A pesar de la derrota en la final de la Liga de Naciones y a pesar del golpe recibido en marzo ante Alemania, en ?msterdam (2-3), en la segunda jornada de la ronda de clasificaci¨®n para la Eurocopa. El triunfo lleg¨® este viernes. Despu¨¦s de una terapia de shock.
Martirizada por una aparici¨®n de Gnabry, que pill¨® el rechace, Holanda encaj¨® el 1-0 en Hamburgo. El p¨²blico local del Volkspark comenz¨® a celebrar lo que parec¨ªa otra victoria frente a su gran adversario del norte, talentoso pero displicente, engolado, incapaz de acompa?ar sus grandes cualidades con la voluntad necesaria. La derrota dejaba a Holanda malparada en el Grupo C y la reacci¨®n, lejos de producirse, se postergaba. Se sucedieron las ocasiones en favor de la Mannschaft sin que los alemanes hicieran nada especial. Pases largos y mucha devoci¨®n. Gnabry tuvo el 2-0. Pero fall¨®. Reus se qued¨® mano a mano con Cillessen y tambi¨¦n fall¨®.
Koeman mand¨® a su equipo a presionar bien alto. El plan era de caj¨®n: Alemania no tiene un central que saque limpia la pelota y libra el primer pase a dos volantes con pinta de ir saturados. El intermitente Kroos y el exasperado Kimmich. En este panorama de escasez, Marco Reus, con todas sus cicatrices, es el futbolista m¨¢s dotado para administrar tiempos y espacios que le queda a la plantilla. No se advierten relevos y el equipo parece vulnerable cuando lo presionan. Pero Holanda presion¨® mal. Sin orden ni continuidad. Incurriendo en despistes, especialmente del lado de Blind, que se dej¨® ganar la espalda. A cada p¨¦rdida de los holandeses se sucedieron contragolpes bidimensionales: lanzamiento de los volantes y galopada de los carrileros, Schulz a la izquierda y Klostermann a la derecha. F¨®rmula f¨¢cil y resultados espl¨¦ndidos, porque Holanda pas¨® de la autoindulgencia a la alarma. Los chicos, encantados de verse reunidos bajo la bandera oranje, comenzaron a sufrir.
A la vuelta del descanso cambi¨® la marea. De suave reflujo a maremoto.
El primer avance expuso la clase de le?os que presiden el eje de la defensa germana. Frenkie de Jong aprovech¨® un centro de Babel en el empate; y luego Tah se meti¨® un gol en contra en un revuelo en el ¨¢rea, a la salida de un c¨®rner (1-2). La r¨¦plica solo se sostuvo porque no hab¨ªa VAR para desmontar la jugada de Schulz, que parti¨® en fuera de juego y acab¨® provocando un penalti absurdo de De Ligt. El central despej¨®, la pelota se elev¨® tras pegar en Schulz, y cuando el defensa levant¨® los brazos para quejarse al ¨¢rbitro del fuera de juego el bal¨®n le cay¨® en la mano. El ¨¢rbitro dict¨® penalti y Kroos equilibr¨® el marcador (2-2). Fue la ¨²ltima contribuci¨®n visible de Kroos, progresivamente sudoroso y ahogado bajo su cresta dorada.
Desmadejada Alemania, la entrada de Gundogan no result¨® suficiente para reagruparla. Malen puso el remate a una maniobra trenzada por De Pay con Wijnaldun (2-3); y el propio Wijnaldun meti¨® a un toque la jugada que ¨¦l se fabric¨® a la contra, tras un error de Kimmich (2-4).
Primera conclusi¨®n: la abnegada Alemania sigue busc¨¢ndose tras el desastre del Mundial de 2018 y no se adivinan ni buenos defensas ni un nuevo ?zil que la ilumine. Segunda conclusi¨®n: la virtuosa Holanda solo necesita convencerse de una m¨¢xima que su vecino se aplica con rigor. Hace m¨¢s quien quiere que quien puede.
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