Cienfuegos y Carro alcanzan tranquilos sus primeras finales
El martillero y el obstaculista cumplieron con calma y seguridad las expectivas
Cuando alcanzan la calma y la madurez, el estado de gracia aparece como salido de ninguna parte, los hechos acompa?an a la palabra de los atletas, y lo comprobaron y lo demostraron Fernando Carro (27 a?os, debutante ya en 2015 y unos Juegos en su curr¨ªculo) y Javier Cienfuegos (29), mundialista desde hace 10 a?os. Ambos, el martillero y el obstaculista, hicieron lo que dijeron que iban a hacer, clasificarse por primera vez en su carrera para una final mundial, y en ella no ponen n¨²mero a sus aspiraciones.
El lanzamiento de martillo es as¨ª de sencillo: un gigante con dos pies bien grandes y el coraz¨®n a 180 se convierte en torbellino sin salirse de un c¨ªrculo de cemento 2,135m de di¨¢metro donde gira cuatro veces como un bailar¨ªn, fuerte y elegante, con ritmo, con los brazos extendidos que agarran un mango como una espuela del que tira un cable de m¨¢s de un metro en cuyo extremo est¨¢ enganchada una bola de 7,260 kilos antes de soltar el artefacto por una estrecha ranura a casi 100 kil¨®metros por hora.
Y Javier Cienfuegos, gigante de Montijo, lo hace m¨¢s sencillo a¨²n cuando desde la cadera derecha suelta el cable con calma y control ¨C¡°al 85% de mi velocidad, hay que guardar para la final¡±, dice¡ªy la bola aterriza a 76,90m. Y a los 29 a?os, con una tranquilidad que asusta, se clasifica en su quinto Mundial para su primera final con una Q may¨²scula (pasando la m¨ªnima establecida, 76,50m; la q min¨²scula se reserva para los que sin llegar a la m¨ªnima son necesarios para completar la final de 12), la se?al de los grandes. Cienfuegos, el coraz¨®n ya m¨¢s calmado ¨C¡°la taquicardia que me arranca la v¨ªspera de una competici¨®n es augurio de un buen lanzamiento¡±, dice, ¡°y ayer estuve bien acelerado¡±--, sale de la jaula que protege al p¨²blico de un tiro err¨¢tico y se lleva a los labios los dedos pulgar e ¨ªndice de su mano derecha formando una L, la L de Lola, su mujer.
Es el primer martillero espa?ol que alcanza una final mundial u ol¨ªmpica. Y feliz se va a ver a Antonio Fuentes, su entrenador, que le espera para visualizar los v¨ªdeos de sus lanzamientos, analizarlos y distinguir errores. ¡°Como la final [mi¨¦rcoles, 20.40 espa?olas; 21.40 de Doha] es tarde, espero echarme una siesta de tres cuartos de hora, pero no s¨¦ si podr¨¦ dormir, porque espero que la taquicardia llegue y me lo impida¡±, dice. ¡°Y dejar¨¦ el bote de pegamento abierto toda la noche para que no se quede l¨ªquido con el calor¡¡±
En la final le esperan los dos grandes favoritos, los polacos Pavel Fajdek (79,24m en su ¨²nico intento, y ni tuvo tiempo de que se le empa?aran las gafas) y Wojciech Nowicki (77,89m sin despeinarse), a los que considera los dos ¨²nicos inalcanzables. ¡°Con los dem¨¢s puedo pelear de t¨² a t¨²¡±, dice Cienfuegos, que este a?o dej¨® el r¨¦cord de Espa?a en 79,38m¡±.
Que el martillo no es tan sencillo como lo hace parecer el extreme?o lo sabe bien Alberto Gonz¨¢lez, de Ja¨¦n, debutante de 21 a?os y magn¨ªfico campe¨®n de Europa sub 23, a quien se le cay¨® un poco el alma a los pies al comprobar que la calificaci¨®n era la m¨¢s dura que se conoc¨ªa desde los Juegos de Atenas 2004, y que ni repitiendo la mejor marca de su vida (75,78m) lograr¨ªa pasar. ¡°Pero no me he conformado. He tirado a tope, arriesgando, porque tirar controlado no me llevaba a ninguna parte¡±, dice. ¡°Total, he lanzado sin ninguna presi¨®n ni nerviosismo, pero tampoco ha salido nada bueno¡±.
Buena marca de Carro
Fernando Carro, al que le gustan la anarqu¨ªa de carrera y la agon¨ªa, renunci¨® al caos pero mantuvo el dolor que provoca la lucha hasta el ¨²ltimo aliento. Corri¨® controlando la primera semifinal que, afortunadamente, como le ocurri¨® a Ben en los 800m, fue la m¨¢s r¨¢pida de las tres y se clasific¨® con 8m 13,56s (su segunda marca de siempre, la s¨¦ptima mejor de una lista del atletismo espa?ol en la que manda ¨¦l con su r¨¦cord de 8m 5,69s) para la final del viernes a las 20.45. ¡°Estoy para 8m 10s en la fina", dice, recuperada la respiraci¨®n con un par de minutos sentado y appyando la espalda en el marcador, ya descalzo, sin los clavos que le machacan los tendones. La carrera hab¨ªa terminado como le gusta, con agon¨ªa, hasta el ¨²ltimo aliento ech¨® en la recta, aunque sin el puesto deseado. "Esprint¨¦ para entrar por puestos [pasaban los tres primeros y qued¨® quinto] pero no pude porque antes me hab¨ªa equivocado, me pas¨¦ de listo en la r¨ªa. Quise sorprender saltando por fuera pero todos se metieron por dentro y atajaron r¨¢pido hacia la recta".
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