La diosa Yulimar Rojas gana el triple salto tras la batalla del Caribe
La venezolana, campeona mundial, repite triunfo con un salto de 15,37m que se queda a 13cm del r¨¦cord. Peleteiro es sexta
Cuando pasen por delante de un autob¨²s aparcado, quiz¨¢s uno de esos tur¨ªsticos de dos pisos que nos han invadido, det¨¦nganse un momento, den media vuelta y retrocedan por la acera 40, 50 metros para tomar carrerilla; luego, regresen a toda velocidad y cuando lleguen a la altura del bus den tres brincos seguidos. No hace falta que boten sobre la misma pierna en el segundo que en el primero y que luego cambien, como hacen los saltadores en su hop, step, jump. H¨¢ganlo como quieran y depr¨ªmanse viendo hasta d¨®nde han podido llegar.
Despu¨¦s, miren en la tele a Yulimar Rojas. Comparen.
Los autobuses miden 15 metros de largo, y ella, venezolana alegre de 23 a?os y bailarina hace unos d¨ªas en las ferias de Guadalajara, llega hasta el tubo de escape y m¨¢s a¨²n.
Salta 15,37m, la segunda distancia m¨¢s larga alcanzada en un Mundial, la segunda suya, a solo 13 cent¨ªmetros de los 15,50m del r¨¦cord del mundo registrado por la ucraniana Inessa Kravets en el Mundial de 1995.
?Incre¨ªble? No. Ella es as¨ª. Mide 1,93 y es delgada y flexible como un junco de la ribera, veloz como el viento, ¨¢gil como una acr¨®bata, potente como una lanzadora de jabalina. Como dice Kravets, que espera que su r¨¦cord la abandone de un momento a otro, Yulimar Rojas, de Caracas, ha nacido para esto, no para saltar autobuses, claro. ¡°Ha nacido para ser la diosa del triple salto¡±.
Lo hace en un estadio refrescado por aire acondicionado y, viva la excepci¨®n, inusualmente animado. Para su placer, pocos minutos antes de que salte ella, un primer chorro tropical del Caribe, el fabuloso relevo 4x4 de Colombia, Anthony Zambrano, de La Guajira, y su combo, ha calentado el ambiente. Y, por si faltaba poco, su competici¨®n, la final del triple salto, se convierte r¨¢pido en una pura batalla caribe?a, candela. Y ella baila. No tanto como le gustar¨ªa porque los qatar¨ªs andan despistados con la m¨²sica y le colocan de fondo, hasta cuando salta un horror en versi¨®n disco llamado Macarena.
Celebra su segundo t¨ªtulo mundial. Ella, el Caribe, su entrenador cubano, Iv¨¢n Pedroso, la campeona ol¨ªmpica Caterine Ibarg¨¹en, antioque?a de Urab¨¢ ¡ªsalta lesionada, una fascitis plantar, y cada salto es una aguja clavada en sus pies, pero salta, es una guerrera, nunca se rinde, y alcanza una medalla en la que solo ella cre¨ªa¡ª, las jamaicanas Shanieka Ricketts y Kimberley Williams, Ana Peleteiro¡ En un movimiento que naci¨® en Cuba, entre todas han redefinido el triple salto mundial; saltadoras naturales se lo han arrebatado a las especialistas del Este, que lo hicieron fuerza y t¨¦cnica, mec¨¢nica de escuela.
En el podio acompa?an a Rojas la jamaicana Ricketts (14,92m) e Ibarg¨¹en (14,73m), quien, al igual que la bahame?a Shaunae Miller con su plata y la de su chico, Maicel Uibo, obtiene la misma recompensa que su pareja, Orlando Ortega, quien despu¨¦s de recuperar su esp¨ªritu sereno tras la epopeya de su medalla, vuelve a perderlo siguiendo en las gradas a su Caterine.
Peleteiro termina sexta (14,47m), un puesto mejor que en el Mundial de Londres, y bastantes m¨¢s cent¨ªmetros de los que pensaba saltar. ¡°Solo estar aqu¨ª ha sido un premio, un triunfo. Si me dicen hace 10 d¨ªas que iba a estar aqu¨ª, no me lo creo¡±, dice la gallega, de 23 a?os y campeona de Europa en pista cubierta en marzo pasado con un salto de 14,73m que le habr¨ªa dado el bronce en Doha, y salta vendada en el pie por una bursitis, y con una lesi¨®n de espalda e isquio que la tortura desde hace semanas.
Rojas puede tener el car¨¢cter combativo de sus dos padres, el biol¨®gico y el segundo marido de su madre, ambos boxeadores, pero tiene m¨ªstica y hace esp¨ªritu el salto cuando, en la calle de aproximaci¨®n, antes de cambiar de pie para iniciar la carrera que le permite tomar impulso en la tabla a 30 por hora, se concentra en una maniobra de visualizaci¨®n que dura largos segundos ¡ªen parado, movimientos de piernas en el salto, de los brazos en las tres fases¡ª y con la que activa las neuronas espejo, como hacen los bailarines cuando ven bailar a otro y no pueden evitar moverse. Ella ya podr¨ªa saltar con los ojos cerrados pero los abre bien grandes con el hop, 5,71m (m¨¢s de un tercio del bus), step, 4,03m, y jump, 5,63m.
Este 15,37m alcanzado en el segundo intento le da el oro, el objetivo, y le regala cuatro intentos m¨¢s para buscar el r¨¦cord. Se lanza y no llega. ¡°Si el r¨¦cord lleva ya 24 a?os ah¨ª es que es muy dif¨ªcil¡±, dice Peleteiro. ¡°No se bate as¨ª como as¨ª¡±.
La diosa Yulimar ya lo sabe. Pasea feliz con la bandera venezolana en los hombros y parece hasta una contrabajo de la orquesta de Gustavo Dudamel en el momento de tocar su bis del Malambo de Ginastera, vestidos todos los m¨²sicos con el uniforme chandal tricolor. "Soy muy joven, soy muy joven", dice. "He ganado con mi segunda mejor marca tras los 15,41m y seguir¨¦ creciendo. ?El r¨¦cord? Para 2020".
Cuando gan¨® en Londres, en 2017, era m¨¢s joven a¨²n, evidentemente, ten¨ªa solo 21 a?os. Lo hizo con un salto 46 cent¨ªmetros m¨¢s corto. "Esto es una una Yulimar m¨¢s fuerte, m¨¢s renovada, un poco m¨¢s madura, m¨¢s profesional... He crecido, he ganado otra medalla y ya estoy con ganas de conseguir otra medalla hist¨®rica para m¨ª y para m¨ª pa¨ªs, el oro de Tokio".
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