La delantera de Sud¨¢frica rinde a Jap¨®n
Los anfitriones resisten casi una hora a la maquinaria de los ¡®Springboks¡¯, dirigidos por un genial Faf de Klerk, pero terminan su cuento de hadas en cuartos (3-26)

La resistencia del anfitri¨®n pende de un hilo y la plataforma sudafricana gana metros como una fuerza de la naturaleza. Su director, el medio-mel¨¦ Faf de Klerk, observa el horizonte para decidir cu¨¢ndo acelerar ese transatl¨¢ntico de camisetas verdes. En el instante preciso, cuando la ¨²ltima guarnici¨®n japonesa sale al encuentro, el 9 activa una secuencia que ¨¦l mismo culmina bajo palos. En ese instante, con un cuarto de hora por jugar, Jap¨®n hinca la rodilla en Tokio y se despide en cuartos del Mundial en el que ha asombrado al mundo. Pese a su encomiable resistencia, Sud¨¢frica, la primera v¨ªctima de su rebeli¨®n en aquella tarde m¨¢gica de 2015 en Brighton, les ha hecho este domingo picadillo con su delantera. Los Springboks refuerzan su candidatura a destronar a los All Blacks y se medir¨¢n a Gales en semifinales.
Como prueba de su riesgo ilimitado, la primera acci¨®n de Jap¨®n fue una patada lateral en su propia zona de 22. Sud¨¢frica esgrimi¨® sus dos balas de plata en el juego est¨¢tico: la mel¨¦ y el maul. Para sobrevivir, los anfitriones, necesitados del juego corrido, deb¨ªan reducir errores en el juego a la mano y que el bal¨®n no saliera demasiado por la banda. Pronto recordaron por qu¨¦. Faf de Klerk dej¨® que rodara la primera mel¨¦ y abri¨® al ala para el sprint de Mapimpi. No era una acci¨®n propicia, pero Tamura fall¨® el placaje y Fukuoka no pudo evitar el primer ensayo sudafricano tras apenas tres minutos.
Fiel a su costumbre, Jap¨®n se ve¨ªa persiguiendo el marcador. Y retrocediendo metros ante la portentosa plataforma verde. Lleg¨® el respiro con el sin bin al fornido Mtawarira por voltear a Inagaki. Wayne Barnes sac¨® la amarilla sin ver el v¨ªdeo pese a que una acci¨®n similar le cost¨® la roja al italiano Lovotti. Los minutos de superioridad num¨¦rica espolearon a los anfitriones, que empezaron a encadenar fases geniales. Fukuoka gest¨® por el ala izquierda la primera ruptura y sus compa?eros asestaron varias descargas el¨¦ctricas. Cualquier otra zaga habr¨ªa claudicado, pero la sudafricana tiene enjundia.
Con todo, a Jap¨®n empezaban a sonre¨ªrle los s¨ªntomas. Cuando gan¨® su primera mel¨¦, el aullido de la grada fue s¨ªsmico. Abrieron el marcador con la consiguiente patada entre palos de Tamura e impusieron su tempo. Sud¨¢frica se ve¨ªa envuelta en esa locura y participaba de ella. Es chocante para un equipo tan estructurado ver a un rival que arriesga tanto, siempre dispuesto a asestar la pu?alada improbable. A forzar balones sueltos y aprovecharse del caos. Solo la excelsa direcci¨®n de De Klerk limit¨® el contagio.
En el rugby moderno la posesi¨®n no es esencial ¨CInglaterra desbord¨® a Australia con un 36%¨C pero Jap¨®n necesita el oval como defensa propia. Y su zaga lo arriesgaba todo por recuperarlo. Por m¨¢s que desgastaban al rival, los sudafricanos no canjeaban sus oportunidades. Y no fueron pocas. Prisas por asegurar el bal¨®n, una obstrucci¨®n innecesaria o la precipitaci¨®n de Damian de Allende, que se levant¨® cuando ya hab¨ªa sido placado, manten¨ªan a Jap¨®n a rebufo en el intermedio (3-5).
A la vuelta, no hubo miramientos. Los Springboks percutieron de nuevo con su delantera y Jap¨®n, sin la armadura de la posesi¨®n, cay¨® en las faltas. Ced¨ªa Jap¨®n, que concedi¨® un golpe de castigo en una mel¨¦ con introducci¨®n propia ante el esfuerzo de Mtawarira, que levant¨® en apenas tres segundos a Nakajima, que acababa de entrar como refresco. Adem¨¢s del oval, los anfitriones hab¨ªan perdido la batalla del territorio. Jamie Joseph reaccion¨® relevando al apertura, un Tamura err¨¢tico, y acelerando los cambios en su delantera para aguantar las embestidas verdes. Con marcador a favor y un modesto colch¨®n, Sud¨¢frica ralentiz¨® el ritmo y encerraba a los nipones en su campo. Sin prisas, esperando que la ansiedad rival abriera las compuertas con placajes ganadores como los de Etzebeth. Y la mel¨¦, claro, convertida ya en una f¨¢brica de golpes de castigo. No necesit¨® una tarde inmaculada Handr¨¦ Pollard ante los palos para abrir hueco.
Con Jap¨®n ya a 11 puntos, lleg¨® el ensayo de De Klerk y la cabalgada de Mapimpi. El p¨²blico sigui¨® jaleando a su selecci¨®n resiliente, ese grupo de 23 que se retira en total comuni¨®n, con la mano en el hombro del compa?ero. El potencial del oval en un pa¨ªs de 126 millones de habitantes es enorme. La suya es la gran historia de transgresi¨®n global del rugby, siempre quejoso de ser un gran t¨®tem en unos pocos feudos. El reto de la gobernanza del rugby es incorporar a Jap¨®n, cuartofinalista por primera vez, al engranaje competitivo de uno de los dos hemisferios y que sus gestas no queden perdidas en la historia.
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