El United frena la racha de victorias del Liverpool
La falta de imaginaci¨®n oprime el duelo de Old Trafford, saldado con un reparto de errores que impide al l¨ªder de la Premier igualar el r¨¦cord de 18 victorias sucesivas del City
Un error de Robertson permiti¨® a Daniel James meter un centro desde la derecha. Un error de Bissaka permiti¨® a Robertson meter un centro desde la izquierda. El primer descuido supuso el 1-0. El segundo el 1-1. Entre medias, un tr¨¢mite farragoso. Inglaterra se recuperaba de la resaca de la extraordinaria sesi¨®n sab¨¢tica del Parlamento para decidir las condiciones del Brexit cuando este domingo el calendario reserv¨® a la afici¨®n un cl¨¢sico en forma de pe?azo. Ni una tragedia para el United, que salv¨® el honor, ni un r¨¦cord para el Liverpool, que de haber ganado habr¨ªa sumado su 18 victoria consecutiva, igualando la marca absoluta del City de Guardiola en la Premier. Nada de gloria, poca belleza. Apenas un sudoroso reparto de desajustes.
"?You are going down!", cantaban los hinchas del Liverpool trasladados a Old Trafford, antes del pitido inicial. "?Bajar¨¦is a Segunda!". La derrota del United, sumada a una carambola de resultados en la parte baja de la tabla, amenazaba con sumergirle en puestos de descenso. Desde el curso 1989-90, cuando gan¨® el campeonato por ¨²ltima vez, el Liverpool no acud¨ªa a casa de su vecino del norte con tan buenos n¨²meros y augurios a su favor.
Diecisiete victorias consecutivas eran una prueba irrefutable de la regularidad del Liverpool en la obtenci¨®n de buenos resultados. Respecto a la mentalidad de los jugadores y su comportamiento en el campo, las estad¨ªsticas supon¨ªan un indicio y un equ¨ªvoco. Porque, m¨¢s all¨¢ de la magn¨ªfica serie, el juego exhibido por el equipo de Klopp en las ¨²ltimas semanas daba muestras de distensi¨®n. El pressing coordinado sobre el bal¨®n, se?a de identidad del campe¨®n de Europa, ya no resultaba tan asfixiante. Despu¨¦s de un a?o de sacrificios maratonianos, los jugadores tienden a regular esfuerzos. Por ese resquicio se oxigen¨® el United, repentinamente vivificado ante la angustiada mirada de su entrenador, Ole Gunnar Solskjaer, que se juega el puesto en cada jornada.
La intensidad presidi¨® el partido pero esto no se tradujo ni en orden, ni en precisi¨®n, ni mucho menos en buen juego. Prevalecieron las consignas t¨¢cticas, los automatismos sordos, los gestos preestablecidos. El Liverpool insisti¨® en las prospecciones con pases largos a las bandas, a ver si en una de esas Origi o Man¨¦ sorprend¨ªan por los flancos al tr¨ªo Lindel?f-Maguire-Rojo. El United replic¨® con pelotazos de sus centrales a Rashford. A falta de imaginaci¨®n, los jugadores se refugiaron en el libreto dictado por sus entrenadores. Todo era una trabaz¨®n, un bloqueo, una condena al aburrimiento, cuando pasada la media hora un accidente precipit¨® los acontecimientos.
Lindel?f pate¨® a Origi cerca del ¨¢rea local. Sinti¨¦ndose tocado, el atacante sobreactu¨® la ca¨ªda. Mientras los jugadores del Liverpool gesticulaban pidiendo falta McTominay lanz¨® a James a la contra. Para que hiciera aquello que en situaciones estables no hab¨ªa podido consumar. Por fin James gan¨® la espalda a Robertson y meti¨® el centro. En el ¨¢rea, Rashford puso lo m¨¢s hermoso de la jugada: un desmarque. El vilipendiado atacante ingl¨¦s amag¨® al primer palo, dej¨® que Matip entrara al enga?o, se fren¨® y se fue al segundo para conectar solo el env¨ªo. Golpe¨® con el exterior, a un toque, de volea. Fue un buen gol. Solo manchado por la posibilidad de que fuera ileg¨ªtimo. Los jugadores del Liverpool pidieron el juicio del VAR para inhabilitar toda la acci¨®n debido a la presunta falta de Lindel?f sobre Origi.
El ¨¢rbitro, el viejo Martin Atkinson, convalid¨® el gol. La sentencia coincidi¨® con la disoluci¨®n definitiva de Origi. El belga, sustituto del lesionado Salah, pas¨® inadvertido por un partido que le present¨® un problema insuperable. El hombre solo sabe expresarse con grandes espacios, el United se concentr¨® en su ¨¢rea con su l¨ªnea de cinco defensas bien guardada por los otros seis jugadores, y el Liverpool no concibi¨® m¨¢s f¨®rmula de penetraci¨®n que el bal¨®n largo, el cambio de orientaci¨®n, y los centros laterales de Robertson y Arnold. Apagado Firmino, en el magn¨ªfico equipo de Klopp no apareci¨® ni un solo voluntario para dar un pase interior.
Un bal¨®n de 60 metros de Arnold a Man¨¦ acab¨® en el fondo de la red previo error de Lindel?f y previa mano de Man¨¦ para controlar la pelota. Era el 1-1 y subi¨® al marcador. Lo anul¨® el VAR a pedido de De Gea y de Lindel?f.
El Liverpool presion¨® y se adue?¨® del campo y el bal¨®n abandonados por el equipo local durante la hora que le rest¨® al duelo. Con la misma falta de sutileza demostrada en la primera parte, el l¨ªder de la Premier movi¨® el bal¨®n de banda a banda en busca del lateral que colgara el centro a la olla. El United se tap¨® como pudo. Con eso le bast¨® para resistir hasta el minuto 85. Entonces Bissaka lleg¨® tarde al cierre por primera vez permitiendo a Robertson redimirse de su error. Error por error. El env¨ªo de Robertson fue limpiamente interceptado por Lallana, que sorprendi¨® de Rojo y empuj¨® la pelota solo en el segundo palo para poner fin a un cl¨¢sico sin gran repercusi¨®n. El Liverpool sigue siendo l¨ªder con 25 puntos; el City es segundo con 19; y el United, 13? con 10 puntos, no conjura la amenaza de ruina.
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