Bale y los futbolistas inadaptados
Cuando el aficionado reconoce el esfuerzo de adaptaci¨®n tiende a perdonar los fallos, y ah¨ª radica el problema del gal¨¦s
A m¨ª me cost¨® adaptarme a M¨¢nchester. Aterrizar en Inglaterra con 22 a?os se me hizo un mundo. Todo era diferente: la comida, el f¨²tbol, la exigencia f¨ªsica, incluso el lugar donde viv¨ªa. Yo era un chaval de centro de ciudad, y de repente me vi en las afueras de M¨¢nchester, rodeado de un paisaje id¨ªlico para los amantes del campo, pero ajeno a mi h¨¢bitat natural, que eran las calles de Barcelona.
Tampoco las lesiones me ayudaron a engancharme a mi nuevo equipo, el United. Pero tuve un gran aliado que me anim¨® a levantarme en los momentos dif¨ªciles: Roberto Mart¨ªnez, el actual seleccionador de B¨¦lgica, que jugaba en el Wigan. Coincidimos en un restaurante espa?ol de la ciudad y all¨ª gestamos una amistad para toda la vida. Entonces Roberto ya era un caso extremo, en el buen sentido, de esfuerzo de integraci¨®n a Inglaterra. Roberto era un optimista por naturaleza y su inyecci¨®n de energ¨ªa positiva me sirvi¨® para ver mi nuevo h¨¢bitat con otros ojos.
Cuando un club firma a jugadores con un alto coste, como ha sido el caso de Gareth Bale, lo primero que debe hacer es analizar su potencial proceso de adaptaci¨®n. Como director deportivo es algo que me toc¨® en m¨¢s de una ocasi¨®n al atraer extranjeros al Maccabi Tel Aviv, una ciudad mediterr¨¢nea y abierta que hac¨ªa muy f¨¢cil la integraci¨®n. Muchas veces observas el historial de jugadores de una nacionalidad para valorar su encaje. El idioma tampoco te da garant¨ªas absolutas. En Espa?a hay ejemplos de jugadores sudamericanos que luego no han funcionado en el campo.
Bale ha reavivado el mito del brit¨¢nico con dificultades para adaptarse a un entorno for¨¢neo. Pero hist¨®ricamente, sobre todo en los 80 y los 90, hemos visto casos de futbolistas y entrenadores que s¨ª han sabido integrarse en Espa?a. Posiblemente mejor al f¨²tbol del Pa¨ªs Vasco, como Toshack en la Real Sociedad y Howard Kendall en el Athletic; pero tambi¨¦n el t¨¦cnico Terry Venables y el delantero Gary Lineker, todo un ejemplo de integraci¨®n en el Bar?a, con un castellano y un talante internacional que sigue cultivando. Es cierto que era una ¨¦poca m¨¢s tranquila, con un foco medi¨¢tico mucho m¨¢s reducido. Tampoco le fue mal al Madrid de los gal¨¢cticos, con la excepci¨®n de Owen. Sin embargo, McManaman se convirti¨® pr¨¢cticamente en un madrile?o m¨¢s por su car¨¢cter extravertido, y pienso que Beckham, aunque externamente no lo pareciera, fue el que mejor supo encajar por su personalidad abierta. Era un tipo aparentemente introvertido que en el vestuario mostraba su lado m¨¢s extravertido.
Y en la actualidad tenemos a Trippier, que se ha mostrado feliz y encantado con su nueva vida en el Atl¨¦tico de Madrid, volcado en sus clases de espa?ol, con muchas ganas de absorber la vida local. Cuando el aficionado reconoce ese esfuerzo, tiende a perdonar los fallos, y eso te va a ayudar en tu adaptaci¨®n. Es el retorno de tu propio esfuerzo. Y ah¨ª radica el problema de Gareth Bale.
Con el gal¨¦s existen dos varas de medir su rendimiento. Si repasamos sus n¨²meros en el Madrid y apenas observamos las copas europeas, podemos concluir que ha hecho un buen papel. Pero la Champions suma apenas unos trece partidos por temporada, mientras que la Liga abarca 38 cruces con sus correspondientes reacciones medi¨¢ticas, que en los ¨²ltimos a?os se han cebado con un Madrid que no acaba de arrancar a nivel dom¨¦stico. Las lesiones, la afici¨®n al golf, viajes inoportunos, los rumores de traspasos, el idioma, las declaraciones honestas de Zinedine Zidane¡ Son demasiados los problemas que han dejado al descubierto su falta de encaje. Y en tiempos inestables en la cancha para el club merengue, el gal¨¦s se ha convertido en un sospechoso habitual. En cuanto a t¨ªtulos, el Madrid s¨ª le ha sabido sacar partido y seguramente es algo que quedar¨¢ cuando se hable de ¨¦l dentro de quince o veinte a?os. Sin embargo, Bale no ha sabido revertir su condici¨®n de blanco f¨¢cil cuando vienen mal dadas.
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