El tatuaje de Jos¨¦ Calder¨®n
En la temporada 2008-2009, el base extreme?o acab¨® con un 98,1% de acierto en los tiros libres... nos obligaba a respirar con ¨¦l antes de cada intento, casi cada noche
Contaba Tex Winter, ayudante de Phil Jackson en los Chicago Bulls de Jordan y Pippen, y en los Lakers de Bryant y Shaq, c¨®mo trataban siempre de evitar dirigirse a los jugadores solamente en t¨¦rminos de victorias, derrotas y elementos estad¨ªsticos. ¡°Lo ¨²ltimo que comentamos antes de salir a la cancha es algo parecido a esto: ¡®salid ah¨ª fuera y poned todo el empe?o en jugar a tope de vuestras habilidades como individuos y como equipo. Si lo consegu¨ªs, os dejar¨¢ de importar el marcador del partido, y estar¨¦is orgullosos del esfuerzo sea cual sea el resultado final¡±.
De repente, a mitad de la temporada 2008-2009, y con la capacidad que tiene la NBA para dirigir el foco y que toda la audiencia se vuelva y mire, Jos¨¦ Manuel Calder¨®n estaba en todas las tertulias de los aficionados a nuestro deporte, abriendo incluso los telediarios. Resulta que estaba a pocos intentos de batir el r¨¦cord de tiros libres anotados sin fallo en la historia de la liga profesional norteamericana. Segu¨ªa escalando posiciones en aquella racha de pulso firme, y nos obligaba a respirar con ¨¦l antes de cada intento, casi cada noche.
A medida que avanzaba la racha, iban saliendo nombres propios: algunos, como Ginobili (43) o Kobe (62), eran estrellas que dominaban el ataque, y que obten¨ªan el mejor provecho de su dominio: sacaban muchas faltas, iban a la l¨ªnea, aprovechaban para descansar, sumaban y adem¨¢s convenc¨ªan a sus defensores de que cada palo que les dieran era una p¨¦rdida de tiempo. Pero la cima del Everest del tiro libre la ten¨ªa Micheal Williams, que hab¨ªa logrado 97 sin fallo en 1993. Junto a ¨¦l, tipos como Mark Price (que lleg¨® a un 90,4% de media ?en toda su carrera!), o Steve Nash (tercero de la historia hasta aquel momento); Scott Skiles (list¨ªsimo base y solvente entrenador despu¨¦s), o Sam Cassell (la definici¨®n del jugador gana-partidos). La gran mayor¨ªa de ellos, por tanto, adem¨¢s de grandes referencias de sus equipos, eran jugadores que muy habitualmente disputaban el llamado partido de las estrellas: el All Star Game.
Con el foco puesto en ¨¦l, nos dimos cuenta de que Jos¨¦ Calder¨®n estaba liderando tambi¨¦n otro cap¨ªtulo incluso m¨¢s dominante que el acierto en el tiro libre, al menos en los pensamientos previos a un partido de cualquier playmaker, juegue al nivel que juegue: el base espa?ol ten¨ªa tambi¨¦n el ratio resultante m¨¢s alto de toda la NBA, obtenido de la divisi¨®n entre las asistencias que entregaba cada noche a sus compa?eros y los balones que perd¨ªa. El lugar en el cual Jos¨¦ estaba situado aquella temporada hab¨ªa sido el h¨¢bitat natural de bases como John Stockton, Isiah Thomas, o incluso el mito de la dinast¨ªa de los Celtics de los a?os 50-60; Bob Cousy. Aut¨¦nticos referentes en la historia de nuestro deporte.
Pese a aquella gran racha en la l¨ªnea de personal; de sus magn¨ªficas estad¨ªsticas de anotaci¨®n, o a ese ratio de asistencias vs balones perdidos que s¨®lo eran capaces de obtener los mejores en su posici¨®n, los Toronto Raptors no levantaban cabeza, y nos lleg¨® que Calde se hab¨ªa hecho un tatuaje en la espalda que le recordaba la necesidad de seguir trabajando duro y de seguir siendo constante.
Diez a?os despu¨¦s, en la semana de su retirada, si ustedes acuden al buscador y teclean ¡°Mejor porcentaje en la historia de tiros libres en una temporada en la NBA¡±, la respuesta que obtendr¨¢n, todav¨ªa ser¨¢: ¡°Jos¨¦ Calder¨®n es el poseedor del r¨¦cord. En la temporada 2008-2009 consigui¨® un incre¨ªble 151 de 154, el 98,1% de acierto en la temporada¡±. Aunque ese dato, y la cantidad de medallas, trofeos y gestas logradas con la selecci¨®n espa?ola, los podr¨¢n seguir recabando los aficionados de cualquier parte del mundo siempre que quieran, nos da la sensaci¨®n de que cuando sus nietos pregunten c¨®mo era su abuelo jugando al baloncesto, Jos¨¦ preferir¨¢ darles un momento la espalda, antes de abrir el ordenador y una habitaci¨®n llena de recuerdos.
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