Una Caja medio ¡®m¨¢gica¡¯
La jornada de inauguraci¨®n de la Copa Davis se vive con relativa normalidad en el barrio madrile?o de San Ferm¨ªn, que aguarda ansioso el estreno de Espa?a
El volumen de veh¨ªculos que ocupaban este lunes la calzada principal y las calles aleda?as a la madrile?a Caja M¨¢gica daban buena medida del tama?o de un evento que remover¨¢ durante siete d¨ªas el coraz¨®n de un barrio, el de San Ferm¨ªn, que observaba el traj¨ªn con inesperada normalidad. Revitalizado el arrabal desde la apertura de este macrocomplejo deportivo en 2009, los vecinos de Usera se escond¨ªan del fr¨ªo como un d¨ªa m¨¢s de noviembre detr¨¢s de los cristales de las peque?as cafeter¨ªas que adornan un barrio de esp¨ªritu obrero. Las cortinillas de los ultramarinos se remov¨ªan por el viento de los paseantes que mapa o m¨®vil en mano segu¨ªan las indicaciones hacia un destino rodeado de seguridad, pero que no registraba mayores complicaciones en su acceso a las instalaciones.
¡°S¨ª que hay un parking, pero tienen que dar toda la vuelta a la Caja M¨¢gica y entrar por Embajadores¡±. La voz de un polic¨ªa local que hac¨ªa las veces de Siri repet¨ªa con el mismo tono cordial una y otra vez el mismo mensaje, pues la duda era compartida entre la multitud de conductores con la misma ansia por aparcar. ¡°Aqu¨ª no puede dejar su moto. Estamos tratando de liberar todo este espacio por seguridad¡±, le indicaba poco despu¨¦s a un motorista que se las promet¨ªa muy felices tras encontrar un hueco junto a la entrada principal. Ni siquiera a dos ruedas la odisea de estacionar resultaba m¨¢s favorable, por m¨¢s que la llegada en metro resultase la m¨¢s utilizada por los cientos de personas que se acercaron hasta la orilla del r¨ªo Manzanares. Ni mucho menos fueron las riadas de gente que cabr¨ªan esperarse para un Mundial de tenis.
¡°Coge un trozo grande que lo mismo luego no podemos comerlo dentro¡±. Una pizza gigante se repart¨ªa entre seis adolescentes hambrientos sobre un banco. No ven¨ªan de ninguno de los colegios cercanos, ni del Rep¨²blica del Brasil o del Natividad, donde varias madres esperaban a los peque?os alumnos mientras alg¨²n coche sal¨ªa y le hac¨ªa el regalo m¨¢s preciado del mundo a otro conductor al borde del colapso. ¡°?Es por esta calle hacia abajo o por la otra?¡±, pregunta Hans, aficionado alem¨¢n al tenis, primerizo en Madrid. Lo primero que hace al llegar es levantar las cejas por la cola que presenta la zona de taquillas. Una vez dentro, un ca?¨®n multicolor de luces ilumina la pista sobre la que se va proyectando la bandera de cada uno de los pa¨ªses participantes. Como si de los Juegos Ol¨ªmpicos se tratase todos los tenistas siguen en fila al portador de la bandera nacional, mientras unas gradas semivac¨ªas contemplaban con relativa euforia la escena.
Solo los gritos de ¡°?Canad¨¢, Canad¨¢!¡± de un grupo de 25 seguidores de todas las edades bien ataviados con la bandera de la hoja de arce roja y unos curiosos cencerros a juego rompen el tono burocr¨¢tico de una jornada m¨¢s t¨¦cnica que apasionada. Para el estreno de Espa?a de esta tarde ante Rusia no hay entradas disponibles, por lo que el panorama ambiental y sonoro cambiar¨¢ dr¨¢sticamente. Los asientos rojos de la pista central que permanecieron libres el lunes se esperan cubiertos este martes, del mismo modo que las entra?as de la Caja quedar¨¢n repletas de aficionados espa?oles.
La Copa Davis se vive ya en la Caja M¨¢gica, en San Ferm¨ªn, donde la vida ha cambiado, pero no demasiado por el momento.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.