Los bocadillos de Perico que envidiaba Indurain

Federico, Perico, Indurain, Pereiro, Contador, Sastre.

De los 24 ganadores del Tour que siguen vivos, seis son espa?oles, tres son franceses y tres brit¨¢nicos, y luego hay un par de holandeses y otros tantos belgas. Los ocho restantes son, uno de cada, de Estados Unidos, Irlanda, Dinamarca, Alemania, Luxemburgo, Australia, Italia y Colombia.

Nadie en Espa?a hac¨ªa cuentas de este tipo en 1983, cuando, en su cuarto a?o de existencia, el Reynolds de Arroyo y Perico conoci¨® el Tour, que era la obsesi¨®n imposible de un loco anquetilista afrancesado y su cabeza llena de p¨¢jaros, Jos¨¦ Miguel Ech¨¢varri, el director e ide¨®logo del equipo.

Que Bahamontes, en el 59, y Oca?a, en el 73, hubieran ganado el Tour siendo espa?oles se consideraba por la gente normal una anomal¨ªa hist¨®rica, victorias de dos genios inclasificables, no un indicio de que quiz¨¢s no fuera una tarea tan inalcanzable. Cuando regresaron de una carrera a la que hab¨ªan ido tan asustados y desesperanzados como unos condenados a trabajos forzados. Perico, Arroyo, que gan¨® una etapa y termin¨® segundo, y sus compa?eros eran otras personas, otros ciclistas, deportistas convencidos de que no solo era una carrera hermos¨ªsima el Tour, sino tambi¨¦n de que alg¨²n d¨ªa la ganar¨ªan una o m¨¢s veces.

No tuvo que pasar mucho tiempo para que al ciclismo espa?ol, tan dado, como el pa¨ªs, a pasar del pesimismo negro al optimismo luminoso en un pisp¨¢s, le comenzara a parecer m¨¢s dif¨ªcil no ganar que ganar el Tour, y que el verdadero problema fuera la convivencia entre tantos ganadores.

Solo nueve a?os despu¨¦s de aquel debut del 83, Perico, que ya ha ganado un Tour y ha lamentado no ganar alguno m¨¢s que tuvo a su alcance, comparte habitaci¨®n con Indurain, que va camino de ganar el segundo de sus cinco Tours. Ech¨¢varri les ha juntado pensando que la experiencia de Perico, convertido en capit¨¢n de ruta o gregario de lujo, como se dec¨ªa entonces, le vendr¨ªa bien al silente y calmo Miguel, pero la uni¨®n no funciona. Una tarde, Indurain le deja caer a su masajista que no estar¨ªa mal cambiar de compa?ero de habitaci¨®n y se va a dormir con Gorospe. ¡°Es que yo no ten¨ªa problemas de peso y todos los d¨ªas me com¨ªa un buen bocadillo con una cerveza, y ¨¦l, un rodador pesado que ten¨ªa que estar fino en la monta?a, se ten¨ªa que privar del placer y sufr¨ªa vi¨¦ndome¡±, cuenta Perico en la pel¨ªcula que emite estos d¨ªas Movistar + para conmemorar los 40 a?os que ha cumplido aquel Reynolds revolucionario suyo y de Arroyo, que, con las mudas de piel obligatorias por los cambios de patrocinio, se hizo luego el Banesto establecido de Indurain, el Illes Balears del joven Valverde, el Caisse d'?pargne del incre¨ªble Tour de Pereiro y, finalmente, el Movistar actual del Valverde campe¨®n, Nairo y dem¨¢s.

Es el equipo ciclista m¨¢s antiguo del pelot¨®n mundial. Tambi¨¦n es uno de los que m¨¢s triunfos ha conseguido. El equipo m¨¢s identificado con el Tour, con sus siete victorias, pese a que dos espa?oles triunfadores en Par¨ªs, Contador y Sastre, nunca llevaron su maillot. Contador estuvo a punto de hacerlo en 2011, y Sastre, despu¨¦s de crecer en su cantera amateur, se pas¨® a la ONCE, a la competencia. Y una Vuelta cada d¨¦cada: Perico en los 80, Olano en los 90, Valverde en los a?os 2000 y Nairo en los 2010.

Si le preguntan a Arroyo, ¨¦l tambi¨¦n a?adir¨ªa su Vuelta, la del 82, de la que le despojaron por un positivo que a¨²n rechaza unos d¨ªas despu¨¦s de que Jos¨¦ Barrionuevo, teniente de alcalde de Enrique Tierno en Madrid, le impusiera el ¨²ltimo maillot amarillo en la Castellana. Y ese mismo maillot amarillo lo ense?a Arroyo en un desayuno organizado por Europa Press el mi¨¦rcoles pasado en Madrid en el que junto a Perico, Valverde, Lastras y Unzue cuenta las batallas de los 40 a?os de su equipo que se engrandecen y se hacen hasta tiernas por su forma de contarlas. ¡°La historia es una mentira¡±, llega a decir Arroyo, que entiende que muchas de las an¨¦cdotas que surgen se cuentan sin respetar la verdad exacta de lo que ocurri¨®. ¡°Pero esto s¨ª que fue verdad¡±, dice, y muestra un maillot amarillo de lana fina en el que est¨¢ cosido, en el pecho y en la espalda, el emblema de Reynolds. ¡°Este es el maillot que llev¨¦ en las ¨²ltimas etapas de la Vuelta del 82. El emblema lo recortamos de una bolsa de avituallamiento y lo cosi¨® la madre de Jos¨¦ Miguel Ech¨¢varri¡±.

Cuando se present¨®, en enero de 1980, con un maillot rosa, del ciclismo espa?ol ya hab¨ªa desaparecido el Kas y la Vuelta estaba a punto de desaparecer. Estaban el Colch¨®n CR, el Flavia, el Zor, el Henninger, el Kelme, el Teka y la Pe?a Manzaneque.

En el mundo mandaban el Splendor, el Ti Raleigh, el Bianchi, el Gis, el Inoxpran, el Renault y el Peugeot. Patrick Lef¨¦v¨¨re, el m¨¢nager del Deceuninck, daba sus primeros pasos de director deportivo en el equipo belga Marc, que corr¨ªa con bicicletas Carlos, y Eusebio Unzue ya circulaba por all¨ª aquel 1979 en el que Juan Garc¨ªa Barberena, patr¨®n de Inasa, la empresa navarra que fabricaba el papel de aluminio Reynolds que dio el OK a la propuesta de Jos¨¦ Miguel Ech¨¢varri de hacer profesional un equipo que llevaba varios a?os de amateur, y se compadec¨ªa del m¨ªnimo presupuesto que le presentaron (15 millones de pesetas). Unzue quer¨ªa ser ciclista, pero a los 18 a?os los hermanos Legarra, los primeros impulsores del grupo, le dijeron que mejor que fuera director. Comenz¨® llevando a los juveniles, luego a los aficionados y en 1984 pas¨® con los mayores, con los que a¨²n sigue. Y se r¨ªe con las historias que cuentan sus chicos.

Indurain no est¨¢ para desmentir a nadie, y tampoco lo har¨ªa el navarro, tan calmado. En la pel¨ªcula de Movistar da por buena la historia del bocadillo que el mismo Perico que la cuenta a veces la trastoca, y dice que en realidad Indurain pidi¨® otra habitaci¨®n porque a ¨¦l le gustaba leer hasta tarde, y Miguel era de dormir pronto. Da la raz¨®n a la desconfianza de Arroyo, pero as¨ª es Perico, que trastoca cada vez que la cuenta la raz¨®n por la que lleg¨® tarde al pr¨®logo de Luxemburgo del Tour de 1989. Y todos son as¨ª, y todos engrandecen as¨ª los recuerdos.