Un partido de arte y ensayo
Alav¨¦s y Legan¨¦s igualan en Mendizorroza (1-1) tras un espect¨¢culo indigesto
En el tardofranquismo se pusieron de moda los cines de arte y ensayo. Cualquiera que se preciara de ser un intelectual o un disidente; o que pretend¨ªa formar parte de la gauche divine, acud¨ªa, ¡ªo dec¨ªa que lo hac¨ªa¡ª, a ver cintas, muchas veces infumables, que hab¨ªan pasado la censura, posiblemente porque ni el censor era capaz de tragarse algunas de ellas.
A la primera parte del choque de Mendizorroza entre el Alav¨¦s y el Legan¨¦s tambi¨¦n se le podr¨ªa denominar como un partido de arte y ensayo. S¨®lo le faltaron los subt¨ªtulos, complicados en un campo de f¨²tbol. Fue uno de esos espect¨¢culos que los amantes del postureo balomp¨¦dico califican de ejercicio interesante. Pero hace falta leer mucho entre l¨ªneas para descifrar lo que propon¨ªan los contendientes, que arte no era, no mucho m¨¢s que un pl¨¢tano pegado con cinta aislante en una pared, y de ensayo ten¨ªa poco, porque de serlo, result¨® fallido.
La primera mitad fue un sinsentido. Se supon¨ªa que el Alav¨¦s tendr¨ªa que haber llevado la iniciativa, pero una cosa es suponer y otra hacerlo. La pelota se mov¨ªa sin control de un lado a otro. De hecho, los futbolistas tambi¨¦n parec¨ªan moverse sin control, pese a las ¨®rdenes desde los banquillos. No era porque los entrenadores no se afanaran en su tarea. Sin embargo, Garitano y Aguirre eran voces que clamaban en la Llanada alavesa, sin encontrar interlocutores v¨¢lidos sobre el c¨¦sped que atendieran sus ¨®rdenes e interpretaran el guion que propon¨ªan.
Despu¨¦s de que el ¨¢rbitro, Soto Grado, atemperara los ¨¢nimos en el juego a¨¦reo, mostrando tres tarjetas amarillas en los tres primeros vuelos sin motor del partido, nada m¨¢s sucedi¨® sobre el c¨¦sped. Dos centros de Bustinza que una vez no remat¨® nadie y otra engatill¨® mal Kevin Rodrigues. En la otra porter¨ªa, Lucas P¨¦rez tuvo la ¨²nica aproximaci¨®n ante Cu¨¦llar antes del minuto de oro alavesista, s¨®lo uno, el 38, en el que dos acometidas por la banda recibieron, al fin, el reconocimiento de la grada. El remate de Manu, el capit¨¢n, pudo acabar en gol, pero no meti¨® bien la pierna del todo.
Hubo un gol, s¨ª. Lo marc¨® el Legan¨¦s en el declinar del primer acto. Fue la ¨²nica acci¨®n l¨²cida del ataque madrile?o, y lleg¨® en un despeje largo que Braithwaite baj¨® con el pecho. El jugador dan¨¦s se movi¨® bien para rematar despu¨¦s, entre dos defensas, el centro de Rodr¨ªgues. Fue el ¨²nico brote verde de la primera mitad, que acab¨® con ese jarro de agua fr¨ªa, justo en el ¨²nico momento del d¨ªa en el que no llovi¨® en Vitoria. Para ese momento, los asistentes a la fr¨ªa velada de Mendizorroza, estaban hasta el gorro del partido de arte y ensayo que estaban presenciando.
Con el marcador en contra, aunque sin orden y sin sentido, el Alav¨¦s se lanz¨®, tras el descanso, al abordaje de la porter¨ªa de Cu¨¦llar. Empuj¨® lo que pudo el equipo de Garitano, aunque con la mente nublada y escasas ideas. Contragolpe¨® el Legan¨¦s y el exceso de confianza de Roque Mesa le impidi¨® marcar el segundo para su equipo, que hubiera sido definitivo, despu¨¦s de una carrera de En-Nesiry. El canario quiso regatear a Pacheco con la mirada en lugar de lanzar a puerta, y el portero le adivin¨® la intenci¨®n.
Tuvo en el pecado la penitencia el futbolista del Legan¨¦s, porque cinco minutos m¨¢s tarde, en un c¨®rner del que se form¨® un barullo, Joselu empuj¨® el rechace de Cu¨¦llar en medio de la confusi¨®n, que fue el modus vivendi del partido de Mendizorroza. Igual¨® el Alav¨¦s, y el resultado es justo, pero no el marcador. Un empate a cero lo hubiera sido mucho m¨¢s.
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