Un Bar?a a corto plazo

Valverde dif¨ªcilmente continuar¨¢ la pr¨®xima temporada como entrenador del Bar?a. Acaba contrato y se supone que a ninguna de las dos partes le interesa renovar despu¨¦s del a?o de gracia que se concedieron para digerir la derrota de Liverpool e iniciar la transformaci¨®n de un equipo cuya prioridad es estirar el reinado de Messi. El reto es que el capit¨¢n no renuncie a un contrato que expira en 2021 ¡ªel jugador puede romper el acuerdo de forma unilateral¡ª, o incluso que lo pueda ampliar, y preparar el mejor escenario para una candidatura continuista despu¨¦s que el mandato de Bartomeu acabe tambi¨¦n en 2021.

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Valverde: ¡°Hay que ser superior al contrario para que el entorno est¨¦ contento¡±

El largo extrav¨ªo del Barcelona

Hay que ganar tiempo para llegar bien posicionado a junio de 2020. La coyuntura propicia una pol¨ªtica a corto plazo y, por tanto, se impone un cambio controlado a una revoluci¨®n en espera de que se sepan los aspirantes al palco y al banquillo del Camp Nou. Ning¨²n partido refleja mejor la situaci¨®n que el cl¨¢sico del Camp Nou.

Incluso ante el Madrid se evidenci¨® que los azulgrana afrontan cada encuentro por separado y juegan en funci¨®n del contrario, de manera que, a veces, es un equipo reactivo, parapetado en su ¨¢rea y a gusto con el contragolpe, y en ocasiones impone una presi¨®n alta, los ataques r¨¢pidos y cortos, pendiente de los goles de Luis Su¨¢rez y Messi. Ha jugado partidos buenos, malos y regulares, la mayor¨ªa discontinuos, todos con una constante: cuando el rival va en su busca, le disputa la pelota y le somete a un ritmo alto, el Bar?a cede, se parte y encomienda a las ¨¢reas, terreno en el que destacan de forma especial Messi y Ter Stegen.

Ha sido tan irregular que, a menudo, se desnaturaliza, peleado con la bola, incapaz de controlar el partido con la posici¨®n y la posesi¨®n, porque ya no descansa con el cuero, m¨¢s pendiente de conectar con sus descolgados puntas que de elaborar el f¨²tbol genuino del Bar?a. La marca, y hasta el estilo, le han permitido vivir de la inercia y entrenar de forma rutinaria sin que le importara dejar de ser el equipo de moda en favor de adversarios como el Liverpool. La sensaci¨®n es que el Madrid tambi¨¦n fue superior en el Camp Nou. Las mejores oportunidades, sin embargo, fueron para el Bar?a, l¨ªder de LaLiga y clasificado para los octavos de la Champions.

La duda est¨¢ en saber si su competitividad le permitir¨¢ superar las adversidades: los contrarios le han perdido el respeto y el Madrid le disputa el t¨ªtulo; el equipo acusa el desgaste pese a j¨®venes como De Jong y Ansu Fati; el s¨ªndrome Neymar condiciona los fichajes (Griezmann pasa por la misma prueba que Coutinho y Demb¨¦l¨¦); los cambios en la alineaci¨®n favorecen la confusi¨®n; y no queda muy buen recuerdo del ¨²ltimo a?o de Guardiola y Luis Enrique.

Valverde, saco de todos los golpes, sirve de coartada para jugadores y directivos hasta que llegue Koeman o el t¨¦cnico que decida una junta que ha tenido a tres directores deportivos en cinco a?os desde la salida de Zubizarreta, el manager que recomend¨® a Valverde. Hasta entonces, se trata de ganar m¨¢s que de jugar y reclamar la identidad del Bar?a. La transici¨®n va m¨¢s lenta de lo previsto en el Camp Nou.