Miguel Jones, el hijo de Don Wilwardo
El delantero guineano, que muri¨® el mi¨¦rcoles, se cri¨® en Bilbao pero no pudo triunfar en San Mam¨¦s. S¨ª lo hizo en el Atl¨¦tico
Acabamos de perder a Miguel Jones, delantero de gran brillo en el Atl¨¦tico en los primeros sesenta. Lleg¨® al club madrile?o de la mano de Fernando Daucik, que antes hab¨ªa querido incorporarlo al Athletic sin ¨¦xito.
Miguel Jones era hijo de Wilwardo Jones, un hombre de pr¨®speros negocios en Guinea Ecuatorial y procurador en las Cortes de Franco, que era como se llamaba entonces a lo que hoy son diputados del Congreso. Guinea era provincia espa?ola. El origen de la fortuna familiar estaba en el padre de Wilwardo, un criollo, como conoc¨ªan en Guinea a inmigrantes venidos de espacios angl¨®fonos, descendientes de libertos. Llegaban all¨ª con m¨¢s mundo, m¨¢s formaci¨®n y prosperaban f¨¢cilmente. Maximiliano Jones, que as¨ª se llam¨®, proced¨ªa de Sierra Leona. En Guinea Ecuatorial se hizo con tierras y explotaciones madereras y de cacao. Mand¨® a sus siete hijos a estudiar a Espa?a, de donde iban regresando para cuidar las plantaciones, que se iban haciendo cada vez m¨¢s extensas. Viv¨ªan un poco a caballo entre Guinea y Espa?a.
El primog¨¦nito, Wilwardo Jones se instal¨® con su familia en Bilbao en 1944 cuando Miguel, el futuro futbolista, ten¨ªa cinco a?os. Dio a sus hijos una formaci¨®n esmerada. Jones destacaba en atletismo y le gustaba el boxeo, pero al tiempo practicaba el f¨²tbol en la facultad. Un d¨ªa, su equipo se enfrent¨® al de Deusto, en el que jugaba Yanko Daucik, hijo de Fernando Daucik, a la saz¨®n entrenador del Athletic.
Daucik fue a ver a su hijo, pero se qued¨® fascinado por la exhibici¨®n de Jones, autor de cuatro goles en el 6-4 con el que los suyos ganaron a los de su hijo. Le habl¨® para llevarle al Athletic. ?l se mostr¨® remiso y el padre m¨¢s. Don Wilwardo, como se le conoc¨ªa, quer¨ªa que su hijo hiciera la carrera y se dejara de fantas¨ªas. Daucik insisti¨® mucho y encontr¨® un aliado en el secretario general del Athletic, Anton Gorostiaga, que hab¨ªa sido compa?ero de estudios del padre.
As¨ª que le incorpor¨® a los entrenamientos del Athletic, aun con grandes reticencias de la directiva. No hab¨ªa nacido en Bilbao, aunque s¨ª se hubiera criado ah¨ª, y adem¨¢s en aquel tiempo su pertenencia a otra raza resultaba chocante. En todo caso, el Athletic era entonces m¨¢s firme que hoy en mantenerse en sus trece de jugadores nacidos all¨ª. En realidad, aquel Athletic no sent¨ªa mucha necesidad de gente no nacida en el Pa¨ªs Vasco. Esa temporada, la 55-56, el Athletic har¨ªa doblete con un equipo en el que todos eran vizca¨ªnos.
Pero Daucik era mucho Daucik. Hab¨ªa llegado al Athletic desde el Bar?a, donde gan¨® tres copas, dos ligas y una copa Latina. Estaba revolucionando el f¨²tbol espa?ol y ten¨ªa un gran cartel como descubridor de talentos o de nuevas posiciones para jugadores ya instalados.
As¨ª que incluso se atrevi¨® a poner a Jones, el 6 de enero de 1956, en la delantera del Athletic para un amistoso contra el Indautxu. Ocup¨® la posici¨®n de Ignacio Arieta. La delantera fue: Arteche, Marcaida, Jones, Uribe y Ga¨ªnza. Marc¨® un gol, pero pronto le agot¨® el ritmo. Ten¨ªa 18 a?os.
Para la directiva fue mucho. Una cosa era entrenar con todos y otra jugar en el lugar de Arieta. Daucik busc¨® acomodo para el muchacho en el Baracaldo, en Segunda. Funcion¨®. Para la 57-58, Daucik dej¨® el Athletic, se fue al Atl¨¦tico, y Jones pas¨® al Indautxu, otro club vizca¨ªno en Segunda, pero de m¨¢s pretensiones. Jug¨® bien, el Indautxu qued¨® cuarto y Daucik habl¨® del jugador al Atl¨¦tico. Pero ese a?o el equipo madrile?o hab¨ªa apuntalado muy bien la delantera, con Vav¨¢, campe¨®n del mundo con Brasil ese verano en Suecia, y Jorge Mendon?a, un angole?o de mucha clase que hab¨ªa despuntado en el Depor.
Jones jug¨® una segunda temporada en el Indautxu, mejor a¨²n que la anterior, con 15 goles anotados. Quedaron terceros, y eso que el equipo se hab¨ªa desprendido de varias figuras. Al final, Daucik obtuvo el pl¨¢cet para ficharle. Aquel verano del 59 el Atl¨¦tico hizo una buena pesca, pues incorpor¨® entre otros a Griffa, Ramiro, Adelardo, adem¨¢s de a Jones. Todos piezas magn¨ªficas para la renovaci¨®n del equipo.
Jones empez¨® como suplente (segu¨ªan Vav¨¢ y Mendon?a) y tuvo el contratiempo de que a la sexta jornada cay¨® su valedor, Daucik. En toda la Liga solo disput¨® un partido. Pero en la Copa no pod¨ªan jugar los extranjeros y por fin se vio titular. El Atl¨¦tico lleg¨® a la final, contra el Real Madrid, que ven¨ªa de ganar 7-3 al Eintracht de Frankfurt la quinta Copa de Europa y 8-1 al Athletic en la vuelta de semifinales. Los madridistas apostaban sobre si al Atl¨¦tico le caer¨ªan nueve o no, la victoria se daba por descontada. Pero gan¨® el Atl¨¦tico, 3-1. La delantera fue Polo, Adelardo, Jones, Peir¨® y Collar. Jones marc¨® el segundo, que era su cuarto gol en la competici¨®n. Aquel fue el primer partido que vi en mi vida. Un amigo pudiente de mi padre nos invit¨® a verlo en su casa, por televisi¨®n. (Tampoco hab¨ªa visto televisi¨®n nunca). Aquella victoria del Atl¨¦tico me hizo conocer ya de primeras su capacidad innata para cosas inveros¨ªmiles.
Jones ya qued¨® como titular. Vav¨¢ se fue, Mendon?a ocup¨® el ¡®9¡¯ y Jones, aunque era un gran cabeceador, se instal¨® de extremo derecha, puesto libre porque el veterano Miguel se fue al Zaragoza. Jones no era habilidoso, pero ten¨ªa un buen regate en largo muy personal y una velocidad inalcanzable. Surgi¨® una delantera formidable: Jones, Adelardo, Mendon?a, Peir¨® y Collar. Aquel Atl¨¦tico repiti¨® t¨ªtulo de Copa, de nuevo en el Bernab¨¦u y ante el Madrid. El curso siguiente, la 61-62, gan¨® la Recopa, con 3-1 a la Fiorentina en la final de desempate. La primera hab¨ªa acabado 1-1 y la definitiva se jug¨® a la vuelta del verano, tras el Mundial de Chile. All¨ª no estuvo, aunque le falt¨® poco porque entr¨® en una primera lista de 40. Con 23 a?os, estaba en su c¨¦nit. En la prensa deportiva aparec¨ªa tambi¨¦n de cuando en cuando otro Jones, el atleta Juan Carlos Jones, primo suyo criado en Madrid, que lleg¨® a tener el r¨¦cord de Espa?a en los 100 metros.
Marc¨® alg¨²n gol en San Mam¨¦s y dos, muy comentados, al Athletic en el Metropolitano, en preciosos cabezazos. El Atl¨¦tico quedaba ese d¨ªa segundo en la tabla y el Athletic, decimotercero. Eso dio lugar a muchos comentarios que no le gustaron. Adelardo, que lleg¨® a tener gran amistad con ¨¦l ¡ª¡°llegamos juntos, ¨¦ramos los dos pipiolos del equipo, as¨ª que nos refugi¨¢bamos el uno en el otro¡±¡ª recuerda que aquello no le gustaba: ¡°No ten¨ªa ning¨²n resentimiento por no haber jugado all¨ª. Sab¨ªa de sobra que all¨ª solo cog¨ªan a los que hab¨ªan nacido all¨ª. Luego ha cambiado algo, pero entonces eran muy estrictos¡±.
De repente, en la 63-64 una lesi¨®n le complic¨® la vida. Lleg¨® en mal momento, porque poco a poco fueron llegando al Atl¨¦tico Cardona, Luis Aragon¨¦s, Ufarte, G¨¢rate¡ Qued¨® como suplente para varios puestos, pero suplente al fin. En la 67-68 decidi¨® irse a Osasuna, donde cerr¨® su carrera con 29 a?os.
Guinea hab¨ªa alcanzado en 1966 la independencia, con ¡¯Don Wilwardo¡¯ como uno de los redactores de la Ley de Autonom¨ªa y participante en la Conferencia Constitucional. El pa¨ªs cay¨® pronto en manos de un psic¨®pata llamado Mac¨ªas Ngueme, que se defini¨® como ¡°marxista hitleriano¡±, y asesin¨® y rob¨® a mansalva. Los Jones lo perdieron casi todo.
Durante 15 a?os, Miguel Jones fue directivo del Indautxu, el equipo que le lanz¨®. Poco a poco fue olvidado hasta que Luis habl¨® de ¨¦l, alegando su vieja amistad cuando fue tachado de racista tras sus despectivos comentarios sobre Henry.
Llevaba tiempo enfermo, as¨ª que el coronavirus le pill¨® con la guardia baja. Descanse en paz. No fue una estrella, pero fue bastante m¨¢s que un jugador m¨¢s.
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