Bonhof: ¡°Culpar a los futbolistas por cobrar mucho es una estupidez¡±
Campe¨®n mundial en 1974 y hoy vicepresidente del Borussia M?nchengladbach, examina la profunda transformaci¨®n que experimenta el f¨²tbol, amenazado por el coronavirus
Antes de que Casillas, Ramos, Torres, Silva, Alonso, Xavi e Iniesta consiguieran ganar dos Eurocopas y un Mundial, el r¨¦cord correspond¨ªa exclusivamente a Rainer Bonhof (Pa¨ªses Bajos, 1952). Centrocampista multiusos de la Alemania que domin¨® el mundo futbol¨ªstico entre 1972 y 1980, y exjugador del Valencia, ahora atraviesa la crisis del coronavirus como vicepresidente del Borussia M?nchengladbach, su club de toda la vida.
Pregunta. Usted fue campe¨®n del mundo como jugador y ahora es directivo. Pero los futbolistas nunca dejan de sentirse futbolistas. ?A qui¨¦n siente representar m¨¢s? ?A los futbolistas o a los dirigentes?
Respuesta. En este momento, m¨¢s que jugar para m¨ª mismo estoy representando a todo el f¨²tbol. Mi deber es planificar cosas; ser capaz de determinar c¨®mo vamos a fichar jugadores en una situaci¨®n tan extraordinaria, y discutir con mis compa?eros de directiva la mejor manera de salir de la crisis con el menor da?o financiero posible, y procurando que el club y todos sus empleados sobrevivamos juntos.
P. ?El f¨²tbol est¨¢ en peligro?
R. Yo no lo veo as¨ª. Pero desde hace un mes los clubes de la Bundesliga siguen una trayectoria delicada. Tenemos empleados, con sus familias, con ni?os que tienen que mantener cada d¨ªa. Todo esto tambi¨¦n es parte de mi responsabilidad. Los partidos de f¨²tbol con p¨²blico generaban unos ingresos de los que depend¨ªan muchos hogares. No se trata solo de los futbolistas. Los clubes no solo contratan jugadores. Los peque?os asalariados tambi¨¦n necesitan su dinero. Nosotros, adem¨¢s de jugadores, tenemos unos 140 empleados.
P. Su club fue el primero en alcanzar un acuerdo con los jugadores para reducir la masa salarial.
R. No fue un acuerdo. Fue una iniciativa del equipo de f¨²tbol, que est¨¢ formado por personas sobresalientes. No es lo mismo sentarse a negociar una reducci¨®n salarial con tu plantilla, a que sean los propios jugadores quienes vengan a decirte: ¡°Escuchen, comprendemos la dificultad para el club y para los empleados que en estos momentos no est¨¢n ganando dinero; as¨ª que pueden quedarse con esta parte de nuestro salario¡±. Esto es lo que hace tan especial a nuestro club y a nuestro equipo.
P. Desde hace un mes la patronal de los clubes en Italia, Espa?a, Inglaterra e incluso en Alemania, ha insistido en un mensaje: la fragilidad econ¨®mica del sistema deriva de los salarios excesivos de los futbolistas. ?Es justo culpar a los jugadores?
R. No. Esta crisis es tan extraordinaria que nunca m¨¢s se repetir¨¢. Ahora todo el mundo dice que los salarios son demasiado altos pero estos salarios eran aceptados antes de la pandemia. Estas conclusiones son consecuencia de una realidad completamente inesperada que afecta a la econom¨ªa de mercado en general, no solo al f¨²tbol. Sucede en la industria automotriz. Las f¨¢bricas han estado paradas. Han perdido mucho m¨¢s que los clubes de f¨²tbol. Ahora debemos recapacitar sobre lo que hemos hecho en a?os pasados. ?Qu¨¦ haremos una vez que superemos la pandemia? ?Volveremos a la realidad previa? ?Antes viv¨ªamos en la normalidad a la que queremos regresar, o el virus es una se?al que nos invita a detenernos y a repensarlo todo? Culpar a alguien por cobrar salarios muy elevados es una estupidez. Ahora tenemos una muy buena oportunidad de pensar c¨®mo podemos cambiar algunas cosas que sean aceptables para todas las partes y tambi¨¦n para la comunidad. ?Acaso no llev¨¢bamos un ritmo de vida que nos conduc¨ªa a perder el control? Cuando contemplas los sacrificios que est¨¢n haciendo los m¨¦dicos y el personal sanitario, trabajando 24 horas por d¨ªa, sin descanso, ?por qu¨¦ nadie se plantea la necesidad de subirles los salarios?
P. ?Qu¨¦ cambiar¨ªa del f¨²tbol?
R. Ten¨ªamos un mercado antes del coronavirus y tendremos un mercado completamente distinto despu¨¦s. Yo asist¨ª en marzo al primer partido sin p¨²blico de la historia de la Bundesliga. No hab¨ªa ninguna atm¨®sfera. No hab¨ªa tensi¨®n. En nuestra junta directiva estamos desconcertados. Nos preguntamos cu¨¢nto tiempo podremos estar jugando a puerta cerrada, porque esto es tan complicado para los jugadores como para los ingresos del club.
Los partidos a puerta cerrada son una basura; pero no podemos olvidar que estamos expuestos a una segunda oleada de infecciones
P. ?Qu¨¦ opina de jugar a puerta cerrada?
R. Es una basura. No tiene nada que ver con el f¨²tbol. Nuestros hinchas animan al equipo durante 90 minutos. Sin ellos, y sin los aficionados rivales, vamos a perder el clima dentro del campo. Tambi¨¦n se perder¨¢ esa vibraci¨®n que se produc¨ªa en la ciudad en los d¨ªas de partido, que es lo que hace grande al juego. Ahora mismo la decisi¨®n de cu¨¢ndo permitir la asistencia de p¨²blico a todos los espect¨¢culos deportivos est¨¢ en manos del Gobierno. Las medidas de distanciamiento social son las adecuadas. No nos podemos olvidar de que mientras no exista una vacuna estamos expuestos a una segunda oleada de infecciones. Si se concluye este campeonato estoy convencido de que ser¨¢ sin espectadores. Necesitamos un m¨ªnimo de dos meses para preparar f¨ªsicamente a los jugadores y para jugar las nueve jornadas que le quedan a la Bundesliga.
P. ?Por qu¨¦ en su ¨¦poca los futbolistas parec¨ªan m¨¢s felices, m¨¢s relajados, m¨¢s due?os de la situaci¨®n, que los futbolistas de hoy?
R. Esc¨²cheme: si se mira al espejo cada ma?ana, como periodista, ya tiene la preocupaci¨®n de llenar un peri¨®dico. Hace 40 a?os solo hab¨ªa un diario que llenar. Ahora tiene que actualizar su diario a la ma?ana, al mediod¨ªa y a la tarde; cerrar una edici¨®n digital y otra de papel para el d¨ªa siguiente. Internet nos ha cogido a todos. A los jugadores igual: tienen las redes sociales, tienen sus gestores medi¨¢ticos, deben comportarse como personalidades cuando salen a cenar, alguien les har¨¢ una foto que dar¨¢ la vuelta al mundo comiendo as¨ª o as¨¢. No me parece, la verdad, que vivir con esa presi¨®n cotidiana sea un modo exitoso de vivir. Eso no suced¨ªa con nosotros. Cuando gan¨¦ la Copa del Mundo hab¨ªa solo nueve periodistas con la selecci¨®n. Ahora los periodistas que siguen a Alemania en un Mundial tienen su propia ciudad. Son 500 y necesitan una noticia por hora. Eso tambi¨¦n ha transformado la vida de los futbolistas. Ahora los jugadores representan comunidades enteras. Y eso les genera m¨¢s tensi¨®n fuera del campo. Dentro, las condiciones no han cambiado tanto.
P. ?El dinero arruin¨® la fiesta?
R. Ese no es el titular. ?No, no! Dir¨ªa que el inter¨¦s por este deporte es tan alto porque todo el mundo sabe lo que significa el f¨²tbol. Todos conocen las reglas. Todos son fans. La audiencia es global. Los pol¨ªticos se posicionan. ¡°Yo soy del Madrid¡±, dicen. ¡°Yo soy del Valencia¡±. Eso jam¨¢s ocurr¨ªa en mi ¨¦poca. Se avergonzaban de decir algo as¨ª. A excepci¨®n del alcalde, todos quer¨ªan ser neutrales. Hoy a nadie le preocupa que le se?alen como a un hincha.
P. En la jugada que precedi¨® al pase de gol que usted le dio a M¨¹ller (2-1), en la final de la Copa del Mundo de 1974, usted gana medio metro amag¨¢ndole a Haan que saldr¨¢ por la izquierda y y¨¦ndose por la derecha, como un extremo. ?Por qu¨¦ en el f¨²tbol moderno cada vez se ven menos amagues?
R. No s¨¦ exactamente por qu¨¦. Cuando juegas uno contra uno necesitas tener confianza. Hoy los sistemas te obligan m¨¢s a conservar la pelota, correr y ce?irte a tu papel. Hace 40 a?os jug¨¢bamos 11 contra 11 y cada jugador ten¨ªa su hombre. Si estabas m¨¢s fuerte f¨ªsicamente que el contrario pod¨ªas hacer desmarques como el que hice en la jugada del 2-1 y con suerte ensayar un regate est¨²pido, o que parec¨ªa est¨²pido, pero que sali¨® bien.
Hace 40 a?os la diferencia se hac¨ªa en el uno contra uno; ahora el ¨¦xito se consigue mediante el desarrollo de un sistema
P. Cuando Grabowski le meti¨® el pase al hueco usted ya hab¨ªa arrancado. Y se qued¨® solo contra Haan. ?Esa carrera fue tan importante como el pase?
R. En mi ¨¦poca la diferencia se hac¨ªa m¨¢s en el plano individual: si estabas m¨¢s fuerte que tu marcador, f¨ªsica y mentalmente, desequilibrabas el partido. Hoy el pase como instrumento para conservar la pelota es la clave, porque cuanto m¨¢s tengas la posesi¨®n m¨¢s alejas a tu oponente del gol.
P. Ahora en los partidos todo parece m¨¢s ordenado, o m¨¢s trabado, pero ?antes se corr¨ªa m¨¢s?
P. Hoy los jugadores est¨¢n mejor entrenados, pero yo hac¨ªa los mismos kil¨®metros que hacen ahora. Jugaba de todo. De mediocampista, de extremo, de defensa... En la final me toc¨® marcar al hombre a Neeskens. Si ¨¦l se mov¨ªa hacia un extremo del campo yo ten¨ªa que ir tras ¨¦l. Esto implicaba un esfuerzo tremendo porque despu¨¦s de seguirlo ten¨ªas que poner en marcha tus propias ideas para que ¨¦l se viera en un aprieto. ?Ah¨ª estaba el nudo del problema! Si tu pareja ten¨ªa que seguirte a ti m¨¢s que t¨² a ella, entonces el sistema funcionaba a la perfecci¨®n.
P. Un minuto antes del 2-1 Neeskens ataca a la defensa alemana pegado a la raya derecha. Y usted, en lugar de seguirle, se queda en el medio campo. Cuando su portero recupera la posesi¨®n y lanza el ataque, se encuentra a 50 metros de Neeskens. ?Esto se lo permit¨ªa su entrenador?
R. ?Por supuesto! Estaba autorizado. Hice lo que el entrenador esperaba de m¨ª: defender duro para evitar que nos crearan peligro y ser mejor que mi oponente cuando ten¨ªamos la pelota. El manejo del bal¨®n no ha cambiado. Lo que han cambiado son los sistemas. Ahora hay como cinco sistemas m¨¢s. Realmente, antes no hab¨ªa un 4-4-2 o un 4-3-3. El entrenador cog¨ªa al equipo y dec¨ªa: ¡°t¨² juegas contra ¨¦l, t¨² contra ¨¦l, y t¨² contra ¨¦l...¡±. El mejor defensa siempre se emparejaba contra el mejor atacante rival. ?Y a jugar! Incluso en los campeonatos mundiales. Era m¨¢s sencillo. Ahora a los jugadores los t¨¦cnicos solo les hablan de desarrollar un sistema; porque es el desarrollo del sistema el que conduce al ¨¦xito.
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