Olazabal: ¡°Le dije a Tiger: ¡®Ha sido un placer ver tu exhibici¨®n¡±
El golfista vasco recuerda el d¨ªa que jug¨® con Woods en el Masters de 2002 y c¨®mo el Tigre maravill¨® con 66 golpes camino de su tercera chaqueta verde
Es imposible que Jos¨¦ Mar¨ªa Olazabal (Hondarribia, Gipuzkoa; 54 a?os) no evoque a Seve Ballesteros cuando se le pregunta por un recuerdo especial en su carrera. Y s¨ª, el primer fogonazo del golfista vasco es para su amigo c¨¢ntabro, que este mes hubiera cumplido 63: ¡°El Open Brit¨¢nico que gan¨® Seve en 1984 en Saint Andrews. Aunque yo en ese momento no era consciente de lo que estaba viendo¡±.
Todo lo que tiene que ver con Seve, ese infinito ba¨²l de los recuerdos, est¨¢ envuelto en sentimiento en la memoria de Olazabal. ¡°Pero lo que de verdad m¨¢s me ha impactado, y entonces s¨ª era consciente porque lo viv¨ª en primera persona, fue la vuelta que Tiger Woods y yo jugamos juntos el s¨¢bado del Masters de Augusta de 2002. Ese d¨ªa Tiger firm¨® 66 golpes, y es el 66 m¨¢s f¨¢cil que he visto jam¨¢s en el Masters. Fue una disecci¨®n espectacular de Augusta, espectacular. Dio en cada momento el golpe que ped¨ªa el hoyo, la bandera, el viento¡ Al terminar los 18 hoyos le dije: ¡®Tiger, ha sido un placer ver la exhibici¨®n que has dado¡¯. Luego me preguntaron los periodistas a qui¨¦n ve¨ªa ganador. ¡®?Pero le hab¨¦is visto jugar? El torneo ya es suyo¡¯, respond¨ª. Y as¨ª fue¡±.
Aquel 13 de abril de 2002, Tiger le dio un repaso a Augusta con una tarjeta de siete birdies y un solo bogey (en el par tres del hoyo cuatro), 34 golpes en los primeros nueve hoyos y 32 en los nueve segundos. Olazabal, un doble campe¨®n del Masters, entreg¨® 71 golpes. Y aunque al final del d¨ªa Retief Goosen aguantaba el tipo empatado en el liderato, Woods pas¨® la escoba el domingo y logr¨® su tercera chaqueta verde, la segunda seguida, con tres impactos de ventaja sobre el sudafricano, cuatro sobre Mickelson y cinco sobre Olazabal. Sergio Garc¨ªa y Jim¨¦nez redondearon un triple espa?ol en el top ten.
Aquel era un Tiger plet¨®rico. Un a?o antes hab¨ªa logrado el llamado Tiger Slam al ser el campe¨®n vigente de los cuatro grandes (Masters, US Open, British y PGA) a la vez. ¡°En esa ¨¦poca, estaba f¨ªsicamente un paso o dos por delante de los dem¨¢s. Era poder¨ªo f¨ªsico y poder¨ªo mental. Ten¨ªa una potencia y una velocidad de swing que nadie pod¨ªa alcanzar. Ahora los jugadores est¨¢n m¨¢s igualados en ese aspecto, pero entonces Tiger ten¨ªa una marcha m¨¢s¡±, explica Olazabal. Era un Woods remodelado despu¨¦s de haberse metido en un complejo cambio de swing tras ganar el Masters del 97 con una exhibici¨®n que no se ha vuelto a ver. Tiger era el mejor, pero quer¨ªa ser invencible. ¡°Hizo unos cambios en su juego que nadie se esperaba por c¨®mo hab¨ªa ganado. En el 98 no rascaba una. Vi¨¦ndole entrenar, no iba bien. Hasta que le cogi¨® el puntillo y fue imparable¡±, dice el golfista de Hondarribia.
Entre Tiger y Olazabal se hab¨ªa tejido pronto una relaci¨®n de mutuo respeto. Un jovencito Woods era todo o¨ªdos cuando, reci¨¦n llegado al golf profesional, ped¨ªa consejos al vasco y a Seve, ya ganadores en Augusta, sobre c¨®mo jugar ese m¨¢gico campo. Con el tiempo, y pese a superar a los maestros, Tiger nunca dej¨® de mostrar su cari?o hacia los campeones espa?oles. De Olazabal ha admirado siempre los valores que representa, una ¨¦tica que le ha llevado a ser El caballero del golf, apodo que le enorgullece m¨¢s que sus dos chaquetas verdes (1994 y 1999). Y ambos han compartido la otra cara del deporte, momentos ¨ªntimos de frustraci¨®n por unas lesiones de espalda que casi les retiran. ¡°Tiger siempre se ha portado muy bien conmigo, me ha mostrado siempre ese respeto¡±, dice Olazabal.
El confinamiento tiene al vasco en casa junto a sus padres, dentro del campo de golf de Jaizkibel, en Hondarribia. Cada d¨ªa madruga y hace estiramientos, se aburre viendo a las gallinas y alguna vez, con cierto temor a ser pillado, da unos putts en el cercano green del hoyo siete. Un sobrino le ha instalado Netflix, y algo se entretiene. Fuera solo ha salido a buscar el medicamento para los dolores musculares.
Para colmo, la pandemia ha despojado a abril del Masters, donde Olazabal tiene el derecho de jugar cada a?o como uno de sus campeones. Noviembre, la nueva fecha del torneo, se ve muy lejano. Una inc¨®gnita tan grande como saber si Tiger ser¨¢ capaz, como aquel 2002, de defender el t¨ªtulo que gan¨® el a?o pasado, su quinta chaqueta verde, 22 a?os despu¨¦s de su primer grande. ¡°Est¨¢ jugando poqu¨ªsimo y eso no nos da muchas pistas. Siempre cre¨ª que si volv¨ªa a estar bien f¨ªsicamente, pod¨ªa ganar otro grande, y lo sigo pensando ahora. Si no tiene dolor y entrena bien, ah¨ª estar¨¢. Tiger tiene una fuerza mental extraordinaria. Eso se nota en que no te da tregua, en los momentos cruciales no falla. No es solo por pura t¨¦cnica, es porque tiene ese punto extra de cabeza¡±, comenta Olazabal.
Tiger Woods tiene un mapa de Augusta en el cerebro. Si antes de cada ronda importante acostumbra a disputar en su mente el recorrido golpe a golpe, ese campo podr¨ªa jugarlo con los ojos cerrados. Del 2002 al 2020, Tiger es, todav¨ªa, el campe¨®n.
Clasificaci¨®n final en el Masters de 2002:
1. Tiger Woods, 276: -12.
2. Retief Goosen, -9.
3. Phil Mickelson, -8.
4. Jos¨¦ Mar¨ªa Olazabal, -7.
5. Ernie Els, Padraig Harrington, -6..
7. Vijay Singh, -5.
8. Sergio Garc¨ªa, -4.
9. Miguel ?ngel Jim¨¦nez, ?ngel Cabrera, Adam Scott, -3.
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