El FBI investiga un acto racista en contra del ¨²nico piloto negro de las carreras NASCAR

Tras las revueltas sociales y el clamor de la sociedad por la muerte en custodia policial de George Floyd, Darrell Bubba Wallace consider¨® que hab¨ªa llegado el momento de definir un antes y un despu¨¦s. Este joven negro de 26 a?os, piloto de carreras en el circuito NASCAR, nunca hab¨ªa sentido mucha animadversi¨®n a las banderas confederadas que ondean en las competiciones. Violencia policial contra los afroamericanos hab¨ªa habido antes. Racismo sist¨¦mico tambi¨¦n. Pero quiz¨¢ fue la crueldad de las im¨¢genes del v¨ªdeo en el que se ve la muerte de Floyd lo que hicieron que Bubba trazara la l¨ªnea del ya no m¨¢s.

Desde ese momento, Wallace pele¨® para prohibir el s¨ªmbolo de los confederados que perdieron la guerra contra la Uni¨®n de todos los recintos y carreras de NASCAR. Emblema del supremacismo blanco y recuerdo para muchas personas de un pasado de esclavismo, odio y opresi¨®n, la bandera confederada deb¨ªa desaparecer. Hac¨ªa m¨¢s de 45 a?os que un hombre negro no era parte de la competici¨®n a tiempo completo. Tan solo otros siete afroamericanos han formado parte de este deporte tan propio de Estados Unidos desde su fundaci¨®n hace m¨¢s de 70 a?os en Daytona Beach, Florida.

El ¨²nico conductor negro en el circuito logr¨® persuadir a la organizaci¨®n para que se prohibiese la bandera. Pero no todo el mundo iba a estar contento. Muchos seguidores de las carreras se mostraron indignados porque no ven un s¨ªmbolo de racismo en la ense?a sino una herencia del sur. Desde que se inici¨® la movilizaci¨®n por la muerte de Floyd, Wallace ha lucido camisetas con el lema I Can¡¯t Breathe (las ¨²ltimas palabras pronunciadas por Floyd) y visti¨® su coche Chevrolet Camaro con un enorme cartel de Black Lives Matter.

Wallace era consciente de que el tiempo que seguir¨ªa a la prohibici¨®n de la bandera no ser¨ªa f¨¢cil. Lo que no imaginaba es que el pasado domingo, tras suspenderse la carrera programada en el Talladega Superspeedway de Lincoln (Alabama), se encontrar¨ªa una soga en el garaje de su equipo. El trasfondo hist¨®rico detr¨¢s de este acto racista es inequ¨ªvoco: las sogas colgadas de los ¨¢rboles eran uno de los m¨¦todos que utilizaban en el pasado los supremacistas para ejecutar a negros en Estados Unidos.

El FBI investiga ahora un hecho que ha estremecido a un mundo deportivo estadounidense movilizado desde hace semanas contra el racismo. ¡°Estamos enojados e indignados y no podemos enunciar m¨¢s firmemente cu¨¢n seriamente nos tomamos este acto atroz¡±, dijo la NASCAR en un comunicado. ¡°Lanzamos una inmediata investigaci¨®n y haremos todo lo que se pueda para identificar a la persona responsable y eliminarla del deporte. No hay lugar para el racismo en NASCAR¡±, finaliza la organizaci¨®n.

"El despreciable acto de racismo y odio de hoy me deja incre¨ªblemente triste y sirve como un doloroso recordatorio de lo mucho que nos queda por recorrer como sociedad y de lo persistentes que debemos ser en la lucha contra el racismo", dijo Wallace la noche del domingo en un mensaje en Twitter.

La carrera cancelada el domingo se celebr¨® el lunes y poco import¨® qui¨¦n fue el ganador ya que todos los ojos estaban puestos en Bubba. Todos los pilotos, tripulaciones, personal t¨¦cnico, participantes en la carrera, mostraron su solidaridad con su compa?ero al acompa?ar su coche Chevrolet n¨²mero 43, del equipo Richard Petty Motorsports, mientras caminaban a su lado en su salida a la pista.

Wallace sali¨® del coche aparentemente llorando mientras un compa?ero tras otro lo abrazaban. Entre ellos tambi¨¦n estaba la leyenda de la NASCAR y due?o del equipo de Wallace, Richard Petty, miembro del Sal¨®n de la Fama de NASCAR. The King ¡ªcomo se conoce a Petty, es due?o del equipo de Bubba y tiene a Wallace como su piloto¡ª, estuvo presente en la carrera para darle el apoyo durante la interpretaci¨®n del himno nacional.

Petty, de 82 a?os, hab¨ªa pedido a trav¨¦s de un comunicado antes de su llegada a Talladega que la ¡°persona enferma¡± que hubiera realizado tal acto fuera expulsada de NASCAR para siempre, una medida que el presidente de NASCAR, Steve Phelps, insisti¨® que suceder¨¢ cuando descubran a los responsables de poner la soga en el garaje de Bubba.

No se ve¨ªan banderas confederadas dentro de la instalaci¨®n que normalmente recibe a m¨¢s de 80.000 aficionados pero donde este lunes no hubo m¨¢s de 5.000, el aforo permitido por los responsables en la era del coronavirus. Sobre el c¨¦sped, los trabajadores hab¨ªan pintado ¡°IStandWithBubbaWallace (Yo estoy con Bubba Wallace)¡±.