Iker
Qu¨¦ fen¨®meno. Hizo magia con ese palmo que dec¨ªan que le faltaba y fue el palmo que le convirti¨® en ¨²nico

De la intuici¨®n tiro poco. Solo en los penaltis, Iker Casillas.
En nuestra conversaci¨®n para EL PA?S transcrita por Jos¨¦ S¨¢mano y Diego Torres, Iker deshac¨ªa uno de sus principales t¨®picos: ¡°Es un portero de intuiciones, no de academia¡±. Eso era all¨¢ por 2008, despu¨¦s de que Juande Ramos dejase a Iker en el banquillo en un partido de Champions contra el Zenit y seguido de lanzarme una puya de esas tan suyas de: ¡°Ya me han dicho que en la selecci¨®n t¨² mandabas mucho¡±. O sea, que no era una cuesti¨®n de intuici¨®n. Por lo tanto, nos quedaba la otra posibilidad, era una cuesti¨®n de talento. De talento trabajado, de conocimiento impl¨ªcito.
Se dijo que la carrera de Iker estaba basada en la fortuna, en el instinto, en la parada milagrosa y no en la calidad como portero. Como si una cosa pudiese ir separada de la otra. Como si el instinto no hubiera que trabajarlo y regarlo de forma continua en los campos de entrenamiento. Se dijo hasta la saciedad que era peque?o, que no sal¨ªa a los balones a¨¦reos, que era talento puro pero que le faltaba un toque competitivo, como si ese talento le relajara. Se dijeron tantas cosas que hoy me resulta dif¨ªcil escribir sobre Iker haciendo tabla rasa de todo aquello y qued¨¢ndome solo con todas sus fotos levantando todos los principales trofeos que hay en el f¨²tbol. Todas las fotos con todos los trofeos. Todos.
A Iker le cost¨® hacerse con esa plaza de indiscutible que hoy la historia del f¨²tbol le otorga sin el menor asomo de duda. Es verdad que viaj¨® ya a los 16 a?os con el primer equipo del Real Madrid; es verdad que debut¨® con 18 en San Mam¨¦s (zurdo y estren¨¢ndose en San Mam¨¦s es casi imbatible); es verdad que todo el mundo del f¨²tbol nos hablaba de un portero que ten¨ªa todo para ser leyenda.
Y luego, ese mismo todo el mundo acababa la frase con: ¡°Si tuviera un palmo m¨¢s¡¡±. Alguien hab¨ªa acostumbrado al f¨²tbol a los porteros altos como si no hubieran existido Arconada o Miguel ?ngel. Un palmo m¨¢s¡
Cu¨¢ntas veces ha dejado Iker a los delanteros con esa misma idea en su mente: ¡°Si el tiro hubiera ido un palmo m¨¢s a la derecha o arriba; o junto al palo; o¡¡±. Robben se lo debe de repetir casi cada ma?ana cuando se mira en el espejo: ¡°Si hubiera tirado un palmo m¨¢s arriba¡±. Qu¨¦ fen¨®meno este Iker, hizo magia con ese palmo que dec¨ªan que le faltaba para convertirlo en el palmo que le iba a hacer ¨²nico, m¨¢gico, venerado.
Cuando me preguntan sobre si un portero es bueno o malo, como si ese asunto fuera posible liquidarlo en una frase (o en un palmo), siempre respondo que hay porteros que ocupan la porter¨ªa y otros que no. Y que eso no tiene que ver con el tama?o ni la estatura sino con la personalidad. E Iker era (me cuesta escribirlo en pasado) de esos.
Seguro que Iker so?¨® con que este ¨²ltimo d¨ªa en el f¨²tbol fuese en Madrid. Seguro. Pero yo creo que todas las nuevas experiencias, los nuevos retos, hasta los m¨¢s dolorosos, le han hecho mejor, le han ense?ado m¨¢s de s¨ª mismo, le han hecho m¨¢s sabio y m¨¢s fuerte. As¨ª que prepar¨¦monos para su vuelta y para sus pr¨®ximos movimientos. As¨ª como le ganaba esos mil¨ªmetros a los rivales sin que se dieran cuenta, seguro que ya est¨¢ ganando sus espacios para su futuro.
D¨¦jenme mientras tanto ponerme en pie, quitarme el sombrero y aplaudir a Don Iker Casillas Fern¨¢ndez.
Un mito, una leyenda.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.