Pirlo sustituye a Sarri, despedido por la Juventus 12 horas despu¨¦s de caer en Champions

El ch¨¢ndal de Maurizio Sarri que tanto chirriaba en una instituci¨®n tan austera y formalista ya no lucir¨¢ en el banquillo de la Juventus. Tampoco esos discursos plenos de una sinceridad abrupta, por campechana, retumbar¨¢n en los o¨ªdos de una dirigencia m¨¢s proclive al silencio que al ruido y las estridencias en las salas de prensa. Andrea Pirlo, excentrocampista y leyenda del f¨²tbol italiano que hace diez d¨ªas hab¨ªa sido presentado como t¨¦cnico del equipo sub-23, le sustituir¨¢ en la que ser¨¢ su primera experiencia como entrenador.

Solo doce horas despu¨¦s de caer eliminado ante el Olympique de Lyon, la entidad bianconera hizo oficial un cese ya cantado en las portadas de varios diarios italianos tras confirmarse el batacazo. ¡°Maurizio ha escrito una p¨¢gina de f¨²tbol extraordinaria en el f¨²tbol italiano ganando el Scudetto tras haber empezado en las categor¨ªas inferiores. En la Champions, sin embargo, el rendimiento fue decepcionante: ahora es un objetivo, no un sue?o, y salir en los octavos de esta manera debe hacernos reflexionar. Tenemos un equipo importante y al mejor jugador del mundo con nosotros. Nos tomaremos un par de d¨ªas para tomar una decisi¨®n¡±, anunciaba Andrea Agnelli, presidente de la Juventus al t¨¦rmino de la debacle ante el Lyon. En las palabras del dirigente juventino se adivinaba la destituci¨®n, pero no ese cese fulminante apenas adornado con un escueto comunicado de agradecimiento por haber conseguido el noveno t¨ªtulo liguero seguido para la entidad.

En el torneo dom¨¦stico, Sarri pudo mantener la mon¨®tona hegemon¨ªa iniciada bajo la direcci¨®n de Antonio Conte y perpetuada por Massimiliano Allegri, pero la eliminaci¨®n en octavos de final ante un equipo que llevaba varios meses sin competir por la suspensi¨®n del campeonato franc¨¦s ha sido imposible de digerir para una sociedad obsesionada con la conquista de un t¨ªtulo que se le resiste desde 1996. La inversi¨®n de hace dos veranos en Cristiano Ronaldo (100 millones de euros), la de De Ligt (60) para este curso, sumada a los regresos de Higua¨ªn y Buffon, solo ten¨ªan como objetivo el abordaje de la Champions. Tanto que un s¨ªmbolo como Alessandro del Piero no dud¨® en contradecir las palabras de Bonucci nada m¨¢s consumarse la eliminaci¨®n europea. ¡°Lo importante era el Scudetto y lo hemos logrado¡±, asegur¨® el central. ¡°El principal objetivo, a la vista de las inversiones realizadas, era la Champions League. No s¨¦ qu¨¦ est¨¢ diciendo, la verdad¡±, contest¨® de inmediato Del Piero en Sky Italia.

Si el cr¨¦dito de la exitosa etapa de Allegri comenz¨® a consumirse con dos finales perdidas ante el Barcelona (2015) y el Real Madrid (2017), para Sarri el traspi¨¦ de caer en la primera ronda de las eliminatorias de Champions ha supuesto su salida inmediata. La consecuci¨®n del Scudetto tras el confinamiento, m¨¢s cimentada en la ventaja adquirida antes de la pandemia que en el juego ofrecido, y la derrota en final de Copa ante el N¨¢poles ya hab¨ªan puesto cerco a la continuidad del t¨¦cnico napolitano.

Desde el principio, las dudas sobrevolaron el encaje de Sarri en un club tan tradicional como la Juventus. Su contrataci¨®n fue una apuesta a contrahistoria. El fabril estilo de la Juve por el que es conocida la entidad daba paso a un entrenador alejado de los c¨¢nones cl¨¢sicos del calcio. Su f¨²tbol elaborado desde atr¨¢s y su querencia por la pelota fueron una apuesta arriesgada por contracultural y por la propia confecci¨®n de la plantilla. El f¨²tbol que pregona Sarri demanda centrocampistas de buen pie y a ese perfil respond¨ªa solo Milan Pjanic, que la pr¨®xima temporada jugar¨¢ para el Barcelona. La apuesta por Ramsey qued¨® reducida por las lesiones y sus bajos estados de forma a una treintena de partidos marcados por actuaciones discretas. La propuesta de Sarri encajaba poco o nada con el molde de Khedira, Matuidi o Bentancur. El intento de que centrales acostumbrados al juego directo como Bonucci o Chiellini cuajaran la idea de construir desde atr¨¢s ofreci¨® muchas dudas desde los primeros partidos de la temporada. Tampoco el millonario fichaje de De Ligt, acostumbrado a esos riesgos por haberse criado en el Ajax, pero muy cuestionado defensivamente, contribuy¨® a instaurar la revoluci¨®n que pretend¨ªa Sarri.

El t¨¦cnico tambi¨¦n tuvo que lidiar con la negativa de Cristiano Ronaldo a jugar de nueve puro en un equipo que pretend¨ªa cambiar los espacios para correr por un ataque m¨¢s est¨¢tico que le obligaba a jugar mucho de espaldas y con pocos metros libres a su alrededor. Con todo, en ataque la Juve ha girado en torno a la pegada del portugu¨¦s y a la inventiva de Dybala, con un estilo mixto que debilit¨® el sistema defensivo y no result¨® tan demoledor ofensivamente como se esperaba. El equipo se proclam¨® campe¨®n de liga con 43 tantos encajados, algo que no suced¨ªa en el riguroso f¨²tbol italiano desde 1962. La Juve de Sarri ni enamor¨® en ataque ni fue s¨®lida en defensa. Y la eliminaci¨®n ante el Lyon ha sido la coartada perfecta para que Andrea Agnelli aplastara una revoluci¨®n de la que se desencant¨® muy pronto.