La gloria y el llanto en la misma ciudad
Real Madrid y Atl¨¦tico disputaron en 2014 y 2016 los dos ¨²nicos derbis de la historia en una final
El 24 de mayo de 2014, Real Madrid y Atl¨¦tico de Madrid se presentaron en el Est¨¢dio da Luz de Lisboa para protagonizar por primera vez en la historia una final de la Copa de Europa entre dos equipos de la misma ciudad. Hasta entonces se hab¨ªan dado casos de finales entre clubes de un mismo pa¨ªs (Juventus-Milan, Manchester United-Chelsea, Real Marid-Valencia y Bayern-Dortmund), pero no entre dos de la misma urbe. Que repitieran la gesta dos a?os despu¨¦s en Mil¨¢n confirm¨® que la primera cita no fue casualidad. Si para el Madrid fue una prueba m¨¢s de que esta es su competici¨®n fetiche, para el Atl¨¦tico fue la confirmaci¨®n de su regreso a la ¨¦lite del f¨²tbol europeo bajo la direcci¨®n de Diego Pablo Simeone.
Ni el Inter y el Milan, la Juventus y el Torino, el Manchester United y el City, o el Arsenal y el Chelsea, por citar algunas de las grandes rivalidades metropolitanas, han podido imitar lo logrado por merengues y colchoneros. Cuando uno estaba en plenitud, el vecino estaba en horas bajas. Otras ciudades como Barcelona, ?msterdam (Ajax), Liverpool, M¨²nich (Bayern) o Lisboa (Benfica), s¨®lo han contado con un club capaz de pelear por el torneo y conquistarlo. Solo hay un precedente similar en la final de la Copa Libertadores, cuando Boca y River Plate se enfrentaron en 2018. Y de nuevo Madrid fue protagonista al acoger la final por el ataque al autob¨²s de River que impidi¨® que se disputara el primer partido en La Bombonera y posteriormente la vuelta en el Monumental.
Las dos finales fratricidas entre los clubes de la capital depararon un ¨²nico campe¨®n, el Madrid, pero tambi¨¦n un muestrario de escenas, personajes y consecuencias trascendentales en uno y otro equipo. En 2014, la primera imagen fue la autov¨ªa de Extremadura, que empalma desde Badajoz con Lisboa, te?ida por dos hinchadas que se respetaron en cada ¨¢rea de descanso en la que coincidieron. El temor ante posibles episodios de violencia fue enterrado por una lecci¨®n de civismo ejemplar antes, durante y despu¨¦s de la final. A ella lleg¨® el Atl¨¦tico como favorito, avalado por el t¨ªtulo de Liga conquistado dos semanas antes en el Camp Nou y por haber liquidado en el camino al Barcelona y al Chelsea. El Madrid, dirigido por Carlo Ancelotti, lleg¨® respaldado por su her¨¢ldica en la competici¨®n y ser el verdugo del Bayern de Guardiola en semifinales, pero con un campeonato liguero tirado por la borda en el ¨²ltimo tramo.
Para el Atl¨¦tico, la previa y tambi¨¦n la final las protagoniz¨® Diego Costa y la lesi¨®n que arrastraba desde el ¨²ltimo tercio del curso. Los intentos por recuperarle incluyeron hasta un viaje rel¨¢mpago a Belgrado para tratarse con placenta de yegua. Simeone, tras verle realizar varios sprints el d¨ªa previo al choque, decidi¨® alinearle pese a que en el calentamiento tambi¨¦n se le vio con problemas. Costa se retir¨® con disimulo el vendaje que le proteg¨ªa y se lo dio a escondidas al Profe Ortega, el preparador f¨ªsico. Con todo, sali¨® de inicio y a los ocho minutos tuvo que ser reemplazado por Adri¨¢n, que tambi¨¦n hab¨ªa hecho el calentamiento con los titulares y lo continu¨® con el partido ya en juego. El cambio, tan tempranero, condicion¨® el desenlace final. El Atl¨¦tico aguant¨® el gol de God¨ªn hasta el minuto 93. El hist¨®rico cabezazo de Ramos conden¨® al Atl¨¦tico a jugar una pr¨®rroga sin poder hacer cambios, agotados por Simeone durante el segundo tiempo.
La pr¨®rroga fue un martirio para el Atl¨¦tico, que no aguant¨® la crecida del Madrid liderada por Di Mar¨ªa y Marcelo. Entre los dos reventaron a un acalambrado Juanfran. Bale, tras una incursi¨®n del extremo argentino, Marcelo y Cristiano, de penalti, certificaron la superioridad blanca. Para el Atl¨¦tico, la derrota le retrotrajo al drama de Bruselas, 40 a?os antes, frente al Bayern. Para el Madrid, ese cabezazo que inmortaliz¨® a Ramos supuso la conquista de la D¨¦cima tras 12 a?os de sequ¨ªa, la continuidad de Ancelotti y una buena dosis de estabilidad institucional tras la erosi¨®n causada por los tres a?os de Jos¨¦ Mourinho.
La pena de Juanfran
Si excepcional fue esa primera final, m¨¢s lo fue la disputada en Mil¨¢n. Por segunda vez, Madrid se convirti¨® en la capital del f¨²tbol europeo ante la admiraci¨®n mundial. Las dos aficiones volvieron a ser ejemplares. El Atl¨¦tico se plant¨® el 28 de mayo en San Siro tras haber eliminado al Barcelona de Luis Enrique, vigente campe¨®n, y al Bayern de Guardiola en semifinales. ElMadrid, con Zinedine Zidane al frente, tras haber reemplazado a Rafa Ben¨ªtez en enero, lleg¨® de nuevo con el peso de su p¨²rpura como principal argumento y tras haber apeado al City en semifinales. Ramos adelant¨® a los blancos antes de cumplirse el cuarto de hora. Griezmann err¨® un penalti antes de queCarrasco empatara. Esta vez, el Atl¨¦tico estaba m¨¢s entero para la pr¨®rroga. Al Madrid, con varios jugadores acalambrados, le vino bien que el equipo de Simeone bajara las revoluciones y aceptara los penaltis.
Inesperadamente, el Atl¨¦tico eligi¨® lanzar en segundo lugar, porque con ese m¨¦todo elimin¨® al Bayer Leverkusen en los octavos de final. Juanfran err¨® su lanzamiento y Cristiano no fall¨® en el quinto. Las l¨¢grimas del lateral rojiblanco fueron sepultadas por la posterior rueda de prensa de Simeone, en la que por primera vez pronunci¨® la palabra fracaso y dej¨® en el aire su continuidad. ¡°?Qu¨¦ le digo a la gente? Este es un momento para pensar por mi parte. Para el Atl¨¦tico jugar dos finales en tres a?os es maravilloso, pero no estoy contento con ello. Perder dos finales es un fracaso¡±, retumb¨® en la sala de prensa de San Siro. Esas palabras del Cholo provocaron que Miguel ?ngel Gil tuviera que viajar un mes despu¨¦s a Buenos Aires para convencer a Simeone con un suculento aumento de contrato para que continuara.
Para el Madrid, la Und¨¦cima supuso la primera de tres conquistas consecutivas. Algo que ning¨²n club hab¨ªa logrado bajo la denominaci¨®n de Champions League.
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