Lo que Lisboa est¨¢ ense?ando
Si el f¨²tbol fascina es porque tiene que ver con el orgullo, la identidad y la aspiraci¨®n de grandeza. Con la gloria, si me apuran
?Tanta pasi¨®n para tan poco?
El capitalismo ya ocupa todos los espacios, tambi¨¦n el del f¨²tbol. Como la practicidad no se discute y el f¨²tbol no tiene hinchada propia, aceptamos con resignaci¨®n las palabras de Simeone: ¡°El resultado no es lo m¨¢s importante, es lo ¨²nico¡±. Los entrenadores tienen derecho a decirlo, porque son los primeros guillotinados por un mal resultado. Pero la frase es una falta de respeto al f¨²tbol como fen¨®meno, ¨®pera de los pobres que provoca sobresaltos emocionales, est¨¦ticos, y eleva, en ocasiones, a jugadores y equipos hasta cimas heroicas. Para Simeone el resultado es una cuesti¨®n de supervivencia, pero si el f¨²tbol fascina es porque tiene que ver con el orgullo, la identidad y la aspiraci¨®n de grandeza. Con la gloria, si me apuran. Si el ¨²nico criterio social que mide el ¨¦xito es el dinero, no puede extra?arnos que el ¨²nico criterio futbol¨ªstico que mida el ¨¦xito sea el triunfo.
El hermoso farol
Conozco muchos equipos que ocultan sus carencias con t¨¢cticas especulativas. El Atalanta prefiere esconder sus limitaciones con un funcionamiento descarado. Gasperini es como un insolente jugador de p¨®ker, que lo apuesta todo a ganador, sin importarle las cartas que tiene. El equipo se entrega a su idea con la fe de los creyentes y el sentido del riesgo de los aventureros. Al PSG le dio un susto de muerte mientras le duraron las fuerzas. Pero el talento cuenta mucho y el drama empez¨® cuando el jugador de p¨®ker tuvo que descartarse de su mejor jugador, el Papu G¨®mez, mientras su rival ten¨ªa a Mbapp¨¦ en el banquillo para la ¨²ltima mano. Neymar, subido encima de una culebra, parec¨ªa querer ganar el partido solo, pero cuando entr¨® Mbapp¨¦, subido encima de una moto, aquello se volvi¨® imparable. El talento sigue siendo la carta m¨¢s alta, pero honor al perdedor Atalanta que, con tan poco, hace tanto.
El f¨²tbol que viene
Es hora de festejar la confirmaci¨®n de un entrenador como Gasperini en el Atalanta o la aparici¨®n al m¨¢ximo nivel de Nagelsmann (33 a?os) en el Leipzig, que empiezan a marcar tendencia. Los dos buscan la creaci¨®n de espacios con movimientos que rompen la previsibilidad. La simetr¨ªa ayuda al orden y a la sensaci¨®n de seguridad, pero en ataque sirve la asimetr¨ªa para desequilibrar. Esa es la idea que sustenta la atractiva revoluci¨®n de Gasperini, que lo cuenta as¨ª: ¡°La simetr¨ªa sirve para no perder, pero la asimetr¨ªa para ganar¡±. En cuanto al joven Nagelsmann, compromete a sus jugadores para la pr¨¢ctica de un juego din¨¢mico, desinhibido y ambicioso en el que todos quieren el bal¨®n para soltarlo a uno o dos toques. Aprovechan todo el ancho del campo, pero sin irse por las ramas. Nadie se esconde en lo que es un compromiso colectivo tanto para la destrucci¨®n como para la construcci¨®n de juego.
Copiar a los copiadores
Espa?a, con un juego atractivo y ganador, se convirti¨® en referencia mundial. Aquel modelo de juego definido por las tres pes (posici¨®n, posesi¨®n y presi¨®n), fue copiado a destajo. Diez a?os despu¨¦s, los imitadores nos muestran versiones mejoradas de aquella matriz. Equipos que aumentaron la precisi¨®n en velocidad, lo que le pone acento a la t¨¦cnica individual. Equipos con una gran movilidad, lo que pone en valor la preparaci¨®n f¨ªsica. Equipos con un funcionamiento armonioso en el ida y vuelta, lo que nos habla de una mayor sofisticaci¨®n t¨¢ctica. Equipos convencidos que juegan con una enorme decisi¨®n, lo que nos habla de una buena mentalizaci¨®n¡ Mientras tanto, el f¨²tbol espa?ol parece haberse estancado, con el orgullo, y tal vez la soberbia, del inventor. Si la Liga se duerme y tarda en reaccionar, llegar¨¢ un momento en que habr¨¢ que salir a copiar a quienes tomaron la delantera.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.