Perd¨®n, Zidane
Es hora de admitir que ZZ es el mejor entrenador posible para cualquier momento del Real Madrid
Un grito del coraz¨®n. Si algo aprendimos durante la pandemia es que el coraz¨®n del f¨²tbol no late en estadios vac¨ªos y que el respirador mec¨¢nico de la televisi¨®n, que lo mantiene con vida como industria, es insuficiente. La pasi¨®n que le pedimos al f¨²tbol est¨¢ desperdigada por los hogares y devaluada por no encontrar una caja de resonancia. La covid no le ha quitado un solo aficionado al Madrid y al Bar?a, pero ni hay euforia para festejar al Madrid campe¨®n ni pa?uelos que pongan en peligro la presidencia de Bartomeu. Hasta el VAR, otro subproducto televisivo, se va a ir de rositas despu¨¦s de haber convertido el f¨²tbol en una mamarrachada. Lleg¨® en nombre de la justicia, y la conculca al pretender que un juego din¨¢mico se juzgue en c¨¢mara lenta o con una foto fija. Que le devuelvan los latidos al f¨²tbol, y que el coraz¨®n aproveche para pegar cuatro gritos y poner las cosas en su lugar.
Un reconocimiento. Zizou pone tanto empe?o en quitarse importancia que hemos decidido no d¨¢rsela. Yo mismo comet¨ª ese error. En el extraordinario tramo en el que levant¨® tres Champions, yo cre¨ªa que era el mejor entrenador posible para ese Real Madrid. Con los 50 goles de Cristiano, la energ¨ªa espiritual de Ramos y el mando futbol¨ªstico de Modric y Kroos, todos en plenitud, bastaba un entrenador que, simplemente, acompa?ara. Zizou era el hombre justo. Pero en su arriesgado regreso al club, se encontr¨® una plantilla con otra relaci¨®n de fuerzas y, despu¨¦s de una dif¨ªcil traves¨ªa, comprometi¨® al equipo para un reparto m¨¢s democr¨¢tico del gol (21 jugadores marcaron en esta triunfal Liga) y para defender la propia porter¨ªa como un solo hombre (solo 23 goles en contra). Llegados a este punto, es hora de reconocer que Zidane es el mejor entrenador posible para cualquier Real Madrid.
Cada a?o, mejores. El f¨²tbol desprecia los lugares comunes y hace muy bien. ?Que lo t¨¢ctico y lo f¨ªsico se convirtieron en obsesiones que lo explican todo? Pues resulta que un grupo de veteranos sabios nos demuestran que el juego, antes que un dibujo en una pizarra o cosa de atletas, es cuesti¨®n de jugadores con criterio. Miren los 35 a?os de Cazorla, con la relajada perfecci¨®n de su juego, al que le basta un toque para ordenar el caos. O el aroma de titiritero de barrio que hay en los 32 a?os de Banega, que mueve a su antojo los hilos del Sevilla. O el instinto que desarroll¨® Ra¨²l Garc¨ªa a los 34, adelantando su posici¨®n hasta tener relaciones carnales con la porter¨ªa contraria: 15 goles. O el entusiasmo juvenil y optimista de Jes¨²s Navas (34) tambi¨¦n en el Sevilla, o la madurez pausada y clarividente de Jorge Molina (38) en el Getafe. Ellos son el f¨²tbol.
Al talento se le honra. Para ser mejor jugador cada a?o hace falta amor al f¨²tbol e inteligencia. El talento natural es imprescindible, pero no llega a ninguna parte sin pasi¨®n por la tarea. Sobran los ejemplos. El Madrid campe¨®n tiene un tesoro con j¨®venes como Vinicius, Asensio, Rodrygo, Kubo, Odegaard¡ LaLiga, si alargamos la vista, se proyectar¨¢ en los pr¨®ximos a?os en estos nombres, y los de Jo?o Felix, Ansu Fati, Riqui Puig, Carlos Fern¨¢ndez, Ferran¡ Todos hijos (o casi) de este siglo, que han tenido la suerte de ser elegidos por el talento. Si son inteligentes, no se confundir¨¢n en el camino, pulir¨¢n los defectos y fortalecer¨¢n las virtudes, har¨¢n de cada entrenamiento una oportunidad de mejora y adoptar¨¢n como maestros a los veteranos que admiren. De lo contrario, la ventaja inicial se ir¨¢ esfumando. Chavales, os estamos esperando con ilusi¨®n, pero de ustedes depende.
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