Alonso, invisible en otra tarde de gloria de Sato
El asturiano termina el 21? tras pasar inadvertido en su segunda participaci¨®n en las 500 Millas, ganadas de nuevo por el japon¨¦s
Por m¨¢s bombo que se le diera al tercer intento de encasquetarse la Triple Corona en un escenario tan emblem¨¢tico como el Indian¨¢polis Motor Speedway, Fernando Alonso tuvo ayer muy pocas opciones reales de conseguirlo este a?o. Desde que se estrell¨® contra el muro en la segunda jornada de ensayos, el asturiano fue en todo momento contra corriente, y eso es pedirle demasiado a cualquiera en una carrera ya de por s¨ª complicada, plagada de condicionantes, algunos propios y otros que escapan al control de uno mismo. En este caso, ni el acierto de Alonso al volante de su Arrow McLaren fue el de otras ocasiones, ni la coyuntura le ech¨® un cable al bicampe¨®n del mundo de F¨®rmula 1, embotellado en medio del pelot¨®n durante la mayor parte de la prueba, despu¨¦s de arrancar desde las catacumbas de la parrilla, el 26? de 33 monoplazas.
Por si la remontada no fuera una haza?a suficientemente complicada, un problema en el embrague de su b¨®lido que incluso llev¨® a su equipo a cambiarle el volante le dio la puntilla en una de las ¨²ltimas visitas a los garajes, motivada por el accidente de Alex Palou (vuelta 122), cuando el novato catal¨¢n rodaba el noveno. ¡°Hab¨ªamos hecho la mitad de la remontada (rodaba el 15?) y nos quedamos sin embrague. Los mec¨¢nicos ten¨ªan que empujarme cada vez para salir del taller¡±, resumi¨® el nuevo piloto de Renault.
Tras reincorporarse a la pista a la cola del reba?o, Alonso nunca se vio en condiciones de poder asomar la cabeza por la zona caliente, esa en la que cualquier corredor que pretenda optar a brindar con leche ¡ªas¨ª lo celebra el ganador por tradici¨®n¡ª quiere verse metido cuando llegan los ¨²ltimos 30 giros. Finalmente, el ovetense cruz¨® la meta el 21? en la edici¨®n m¨¢s desnaturalizada de la historia del certamen, celebrada en agosto y sin p¨²blico en las gradas como consecuencia del coronavirus.
Para seguir con la t¨®nica del a?o, Takuma Sato, el ganador, cruz¨® bajo la bandera de cuadros a paso de tortuga, en caravana y con la prueba neutralizada como consecuencia del brutal accidente de Spencer Pigot, a falta de seis vueltas para el final. Se trata del segundo triunfo del japon¨¦s en Indian¨¢polis, donde se estren¨® en 2017, precisamente el a?o del debut de Alonso en el ¨®valo m¨¢s famoso del mundo.
A sus 43 a?os, el tokiota atraviesa su mejor etapa. Lo hizo todo bien: estuvo siempre en el grupo de cabeza pero sin exponerse, poco a poco fue cogiendo empaque y en los instantes decisivos no le tembl¨® el pulso. Sato gan¨® a pesar de no contar con el mejor prototipo, que estuvo siempre en manos de Scott Dixon. El neozeland¨¦s parec¨ªa destinado a jugarse estas 500 Millas con Alexander Rossi, hasta que los comisarios desterraron al norteamericano a la cola despu¨¦s de que su equipo le devolviera a la pista de forma irresponsable ¡ªse toc¨® con Sato¡ª. Eso allan¨® el camino a Dixon, que hab¨ªa jugado mejor la baza del combustible ¡ª¡±dudo que Takuma hubiera terminado con gasolina suficiente de no haberlo hecho detr¨¢s del coche de seguridad¡±, dijo el segundo clasificado¡ª, y que lleg¨® al momento clave con m¨¢s inercia. Colocado detr¨¢s del nip¨®n, el kiwi se prepar¨® una maniobra de ataque que fue desactivada por Sato, muy agresivo ¡ªle cerr¨® la puerta sin miramientos en la cuarta curva¡ª y plenamente consciente de que a esas alturas, a falta de menos de ocho giros y con menos gasolina que su oponente, perder la posici¨®n era perder la carrera.
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