El k¨¢iser Bayern vuelve a reinar
El equipo alem¨¢n logra su sexta Copa de Europa con un solitario gol de Coman que evita el cambio de orden con el que amenazaba el PSG de Neymar y Mbapp¨¦
La Copa de Europa m¨¢s an¨®mala de la historia no culmin¨® con el cambio de orden. El Bayern se erigi¨® en el nuevo k¨¢iser de Europa frente a la pujanza de los petrod¨®lares de los jeques catar¨ªs. La Champions del silencio de los grader¨ªos, solo para telehinchas, la conquist¨® el pedigr¨ª del ya seis veces campe¨®n, m¨¢s curtido en este tipo de citas. Dirigido por un t¨¦cnico m¨¢s pr¨®ximo a la escuela de los silenciosos hombres de club, el equipo b¨¢varo se impuso con un solitario gol de Coman. No fue una victoria aplastante, ni una final salpicada de tantos, pero s¨ª de ritmo intenso en la que un bloque se impuso a una amalgama de fichajes que fallaron en su d¨ªa m¨¢s se?alado. Neymar y Mbapp¨¦ desperdiciaron una ocasi¨®n cada uno para marcharse del torneo entre l¨¢grimas y sin un gol que cantar.
Con los dos equipos exponiendo la presi¨®n adelantada que marca el nuevo paradigma que se impone, ni uno ni otro renunciaron a ella de salida. As¨ª que el arranque fue un choque de trenes por ver qui¨¦n se impon¨ªa en los robos. Una batalla para dirimir qui¨¦n forzaba m¨¢s errores en las inmediaciones del ¨¢rea rival. Fue el Bayern, con esa defensa tirada a la altura del centro del campo, el primero que marc¨® territorio. Min¨® de emboscadas cada intento de salir jugando de su rival. Cre¨® enjambres de camisetas rojas que retrataron las dificultades de Marquinhos y Paredes para construir en medio de tanto agobio. Ese primer empell¨®n muniqu¨¦s cort¨® toda conexi¨®n con Di Mar¨ªa, Mbapp¨¦ y Neymar. Le falt¨® mejor pie al equipo alem¨¢n en los ¨²ltimos metros para poder probar a Keylor, al que Tuchel concedi¨® la titularidad con un solo entrenamiento con el grupo tras la lesi¨®n que le apart¨® de las semifinales. Pasado el arre¨®n del Bayern, el PSG grab¨® el boceto de la tendencia que iba a marcar el choque, muy influido por las caracter¨ªsticas de los atacantes. Oficio contra talento y velocidad.
La primera ocasi¨®n clara del PSG fue una veloz combinaci¨®n que puso a Neymar frente a Neuer. El duelo se resolvi¨® con un duro disparo del brasile?o resuelto por el meta alem¨¢n por su capacidad para no vencerse. Tap¨® el remate con el brazo y con el trasero, cuando la pelota parec¨ªa empe?ada en rebasarle. Tuchel ten¨ªa claro que la ofensiva de su equipo pasaba por darle correa al tranco de su tridente. Y esa fue la primera muesca.
La respuesta del Bayern respondi¨® a ese dominio del ¨¢rea de Lewandowski. Un centro de Davies al que no lleg¨® M¨¹ller lo control¨® el delantero polaco de espaldas a la porter¨ªa. El giro y el remate mordido definieron a un excelso arquitecto del gol. El palo fue el destino de la magistral maniobra con el sello de los grandes goleadores, de donde no hab¨ªa nada casi hubo un gol.
El duelo qued¨® muy definido ya. El Bayern, dominador de la pelota, el PSG gobernador de los espacios. Si el equipo de Flick necesitaba m¨¢s toques para amenazar, al de Tuchel le bastaba con darle vuelo a las piernas de Mbapp¨¦. Los intentos por saltarse esa defensa de funambulistas con balones cruzados para su galope fueron descarados. Y fue Mbapp¨¦ el que arm¨® una contra mete¨®rica con un taconazo que dispar¨® a Neymar, acompa?ado por Herrera y Di Mar¨ªa. Entre estos dos ligaron una pared que el argentino finaliz¨® con un disparo alto con mucha porter¨ªa para apuntar.
A cada susto respondi¨® el Bayern con la raza de los viejos campeones. Golpe por golpe. Lewandowski, de nuevo con ese instinto para estar donde se cuece el gol, caz¨® un remate de cabeza cay¨¦ndose que apenas pudo dirigir a las manos de Keylor. Pero fue Mbapp¨¦ el que pudo abrir el partido para su equipo. Alaba cometi¨® uno de esos errores en la entrega en la salida de bal¨®n que se han dado tanto en esta final a ocho, y acab¨® el tuya-m¨ªa con Herrera con un disparo manso a las manos de Neuer. Ser¨¢ dif¨ªcil que olvida su falta de pericia un futbolista destinado a marcar las diferencias en partidos como este.
Se fue el Bayern al descanso respirando, dominador de la pelota, pero acongojado por las ocasiones cedidas ante los vertiginosos ataques del PSG. No cambi¨® mucho el paisaje en el segundo acto. Dominador el campe¨®n alem¨¢n y en repliegue traicionero el PSG. De su gobierno no tard¨® en sacar r¨¦dito el equipo de Flick. Un pase de Thiago batiendo l¨ªneas, una dejada de M¨¹ller y una rosca perfecta de Kimmich la pesc¨® Coman en el segundo palo. Su cabezazo picado y cruzado fue inalcanzable para Navas.
Con el gol a favor, y con Thiago y Kimmich imponiendo inteligencia y toque, el Bayern se refugi¨® en ese oficio que ha terminado por coronarle. Coman, en una jugada calcada a la del gol, celebraba una nueva diana cuando Thiago Silva sac¨® la pelota sobre la l¨ªnea. Disparado a por el empate, Marquinhos lo tuvo. Esa fue la ¨²nica gran ocasi¨®n que gener¨® el PSG. Apenas le mejor¨® Verratti. Las conexiones hacia Mbapp¨¦ y Neymar, salvo una desperdiciada por el brasile?o, fueron abortadas en su mayor¨ªa por Alaba, imperial como jefe de esa l¨ªnea defensiva tirada de manera suicida a cuarenta metros de Neuer y sobre la que el Bayern ha cimentado su sexta Copa de Europa.
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