Donde Messi no puede llegar
El Bar?a le dio todo, hasta que un d¨ªa le empez¨® a quitar. Primero le dej¨® sin respaldo futbol¨ªstico en tiempos de transici¨®n, despu¨¦s sin respaldo institucional y, finalmente, sin respaldo afectivo
Coraz¨®n de mel¨®n
Un amigo no me cree cuando digo que el Bayern tiene coraz¨®n. Los valora, pero no le gusta el f¨²tbol que no respira barrio. Yo, en cambio, reconozco la condici¨®n de equipo modelo que el Bayern dej¨® en su triunfal paso por la Champions. Pero cuando veo que el m¨¦todo desplaza la imaginaci¨®n que inventa espacios, la astucia desequilibrante y la habilidad burlona, el partido se me hace pesado. Previsible. Le doy mucho m¨¦rito al esfuerzo intelectual de Flick, Tuchel y Nagelsmann, que est¨¢n marcando tendencia, pero antes de valorar la mano de los entrenadores, prefiero valorar los pies de los jugadores. Por eso me sent¨ª tan desconcertado cuando, en la gran Final, Flick quit¨® a Coman, que despu¨¦s de marcar su gol entr¨® inspirad¨ªsimo en un estado de excitaci¨®n. ¡°?C¨®mo quita al mejor?¡±, me pregunt¨¦. Pero sab¨ªa la respuesta. Sencillamente, estaba programado.
La t¨¢ctica no iguala, diferencia
Las l¨¢grimas de Neymar tras la final hicieron f¨ªsico el compromiso del jugador con el equipo. Tuchel logr¨® meter a un genial cuerpo extra?o dentro de un m¨¦todo exigente con la presi¨®n. Nunca vi a Neymar correr tanto ni arrancar de tan atr¨¢s ni estar tan preocupado por los movimientos de sus compa?eros. Lo que se dice un jugador de equipo. ?Bien por Tuchel? Veamos. Nunca vi a Neymar fallar tantos goles, probablemente porque la frescura f¨ªsica que necesitaba ante los porteros la hab¨ªa gastado cuarenta metros atr¨¢s corriendo tras los rivales y ayudando en la construcci¨®n del juego. La obsesi¨®n t¨¢ctica nos ha llevado a pensar que, en t¨¦rminos de esfuerzo, todos somos iguales ante la ley. Pero hay esfuerzos f¨ªsicos y creativos. Cuando se ficha a un genio, por ejemplo, es para que te gane los partidos con ocurrencias que el entrenador ni se imagina. Una buena t¨¢ctica ser¨ªa que pudiera hacerlo sin estar agotado.
Pilas para deslumbrar
El Sevilla, con su fant¨¢stico recorrido por la UEFA, salv¨® el prestigio de la Liga. Honor a Lopetegui, que construy¨® un equipo con inteligencia colectiva y vuelo individual. Banega agradeci¨® a su entrenador por haberle ¡°puesto las pilas¡±. Pero, es bueno aclararlo, no pilas para moverse a control remoto. Banega alcanz¨® una suprema sabidur¨ªa futbol¨ªstica que le permite manejar los partidos a su antojo y disfrut¨® de amplios poderes para hacerlo. La libertad, que probablemente lastr¨® su carrera cuando la utiliz¨® para vivir, la usa ahora para que el f¨²tbol fluya. En cada pelota que toca parece juntar la universidad del barrio, los consejos que recibi¨® de entrenadores de todo pelaje y las huellas de miles de horas de entrenamiento que fueron trabajando sobre su instinto. El resultado es que elev¨® el f¨²tbol a la condici¨®n de arte. Ahora se ir¨¢ a Arabia, donde no apreciar¨¢n su arte, pero lo llenar¨¢n de dinero. F¨²tbol moderno.
BuroMessi
Y hablando de irse, un tal Lionel Messi se fue esta semana v¨ªa burofax, que viaja m¨¢s r¨¢pido que el avi¨®n. Ten¨ªa prisa por escapar de un club que le dio todo, hasta que un d¨ªa le empez¨® a quitar. Primero le dej¨® sin respaldo futbol¨ªstico en tiempos de transici¨®n (el adi¨®s de Neymar opera como s¨ªmbolo; sus sustitutos, como prueba de cargo), despu¨¦s sin respaldo institucional haci¨¦ndole responsable de los males (con el Bar?agate como episodio m¨¢s cutre) y, finalmente, sin respaldo afectivo (cuando Koeman ech¨® por tel¨¦fono a Luis Su¨¢rez). Lo ¨²nico que le quedaba era un hermoso recuerdo, lo que es una interferencia m¨¢s cuando se trata de construir futuro. Ser Messi significa afrontar cada d¨ªa la descomunal demanda de ¨¦xito que provoca el mejor jugador del mundo. Se va porque con 33 a?os no puede levantar al Bar?a solo y porque, en este Bar?a, no puede seguir siendo Messi.
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