Chocante anormalidad
Hay muchas cuestiones que consideramos inamovibles en nuestro f¨²tbol, pero que no son m¨¢s que elementos del paisaje a los que nos hemos habituado
Aqu¨ª me tienen de nuevo ante el reto de la pantalla en blanco y una columna que escribir tras cuatro a?os pasados en Francia, cuatro apasionantes a?os vividos en Marsella, la ciudad m¨¢s futbolera de Francia, con un V¨¨lodrome que es un estadio lleno de emoci¨®n y de amor a los colores blanco y celeste del OM.
Me hab¨ªan contado que el f¨²tbol era m¨¢s tranquilo al norte de los Pirineos. Que no hab¨ªa tanta pasi¨®n ni presi¨®n. Que las cosas eran m¨¢s f¨¢ciles que en el Bar?a (bueno, eso no parece muy dif¨ªcil visto c¨®mo se han puesto las cosas en Can Bar?a) y que todo ser¨ªa menos estresante.
Y pens¨¦ en observar ese nuevo f¨²tbol como si me encontrase ante un nuevo paisaje, un paisaje donde iba a encontrar algunas cosas que luego me chocaron mucho. Como, por ejemplo, los presidentes y propietarios asistiendo a las charlas de los entrenadores para entender mejor lo que pod¨ªa pasar en el partido. O c¨®mo en Lorient, Breta?a, a m¨¢s de 1.000 kil¨®metros de Marsella, un tercio del estadio, que estaba lleno, se levantaba para celebrar los goles del OM. O c¨®mo despu¨¦s de cada partido ten¨ªa la posibilidad, siempre desde el m¨¢ximo respeto, evidentemente, pero tambi¨¦n con la opci¨®n de discrepar, de charlar con el ¨¢rbitro sobre lo que hab¨ªa pasado en el terreno de juego, o sobre su pr¨®ximo partido europeo en caso de que estuvieran nominados a dirigir competiciones europeas.
Entend¨ª que hay muchas cuestiones que consideramos inamovibles en nuestro f¨²tbol, pero que no son m¨¢s que elementos del paisaje a los que nos hemos habituado pensando que nos definen cuando, en realidad, son perfectamente sustituibles. Como esos elementos que definen nuestros paisajes habituales y que un d¨ªa, sin saber muy bien por qu¨¦, cambian al desaparecer un ¨¢rbol, una parada, una farola, y ya nada es igual. Hasta que vuelve a ser igual.
Y me propuse mirar a esos nuevos paisajes del f¨²tbol que iban a pasar delante de m¨ª con unos nuevos ojos que me permitieran disfrutar y aprender de todos ellos, sin dar nada por supuesto y sin jugar a comparar Ligas ni pa¨ªses.
Y es ese mismo juego el que les propongo para esta columna. Mirar a los elementos del f¨²tbol y c¨®mo van componiendo diferentes paisajes, c¨®mo con elementos similares y situaciones similares hay diferentes escenarios construidos, diferentes formas de mirar, diferentes formas de entender.
Podr¨ªamos empezar observando este inicio diferente y diverso de la Liga con equipos con dos partidos jugados y otros que todav¨ªa no se han estrenado. Eso, hace unos a?os, hubiera sido signo de desorden, de descuido, de desorganizaci¨®n. Hoy es s¨ªntoma de la nueva normalidad, de supervivencia y de capacidad de adaptaci¨®n.
O tambi¨¦n, que en un partido Real Sociedad-Real Madrid quien presente el fichaje estrella sea la Real (qu¨¦ bueno que David Silva vuelva a jugar en nuestra Liga y qu¨¦ bueno que lo haga en un equipo donde su personalidad y car¨¢cter van a ser un espejo formidable en el que podr¨¢n reflejarse los chicos y chicas de la formaci¨®n realista) y quien tire de jugadores j¨®venes y de la cantera sean los de Valdebebas.
O esa charlas en el campo, a cielo abierto, de los entrenadores que se adaptan a las nuevas normas para dar las ¨²ltimas instrucciones, recordar el plan de juego del equipo, hacer hincapi¨¦ en las fortalezas del rival y prevenir sobre lo importante de entrar bien en el partido, concentrados y m¨¢s ahora que no hay p¨²blico que ayude a marcar ese inicio de los encuentros.
?Se imaginan que pudi¨¦ramos asistir en estos momentos a alguna de esas charlas t¨¦cnicas y pol¨ªticas concernientes a las decisiones sobre la gesti¨®n de la pandemia que sufrimos?
Tal vez entender¨ªamos algo de lo que ahora nos resulta confuso e inexplicable, otro indicador de que el paisaje va cambiando.
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