Picasso y Koeman
El ADN de los verdaderos innovadores es arriesgado, no la copia de lo ya realizado
Martes 6 de octubre, 17.00, encuentro la entrada del Museo Picasso libre de turistas y de locales y pienso que ser¨ªa un buen momento para verlo con tranquilidad. 12 euros y para dentro. Junto a una de las primeras fotos se re¨²ne un grupo que analiza la imagen, Picasso en una playa, y alguien con acento franc¨¦s (esto ahora me tira mucho) explica que es la misma playa que en uno de sus dibujos. Una elegante se?ora comenta: ¡°Picasso romp¨ªa sus consensos cuando llegaba a ellos¡±. El se?or con acento franc¨¦s confirma: ¡°S¨ª, cada vez que pon¨ªa a todos de acuerdo cambiaba de estilo, de color, de forma¡±.
Y eso me transporta a 1996, cuando en una visita al IVAM de Valencia, Vicente Todol¨ª, entonces director art¨ªstico del museo, nos dijo: ¡°Los artistas acaban repitiendo y copiando su primera idea de ¨¦xito, salvo los m¨¢s grandes, que rompen con todo cuando se han instalado en el ¨¦xito y reinician con nuevas ideas¡±. Nos puso a Picasso y a Goya como ejemplos. Vamos, que el ADN de los verdaderos innovadores es arriesgado, no la copia de lo ya realizado.
Es esa mirada singular y diferente sobre lo obvio, lo cl¨¢sico, lo de siempre, lo que les ha hecho famosos y artistas ¨²nicos, de referencia, de esos que marcan tendencia. 50 metros en el Museo Picasso, toda la exposici¨®n para m¨ª y mi mente se va al f¨²tbol y me pregunto si el f¨²tbol es as¨ª, como dice el t¨®pico, o puede ser de la forma de quien quiera atreverse a ponerse en cuesti¨®n desde una mirada diferente o una manera diferente de mirar... y de ver.
Y ya que estoy en Barcelona, la ciudad donde m¨¢s se debate el estilo, el juego, la idea y hasta el ADN, mi mente vuela a cuando llegu¨¦ en 1986 y descubr¨ª en esa Barcelona preol¨ªmpica ese ADN de una ciudad que empezaba a mirarse diferente y que, tras la concesi¨®n de los Juegos, se atrev¨ªa con mitos y retos pendientes y que dieron lugar, dicen, a los mejores Juegos de la historia.
Y era eso lo que yo, que era un cliente dif¨ªcil, admiraba de Johan (lo mismo me vale para Pep), su capacidad de encontrar la soluci¨®n en todo lo contrario de lo obvio y de lo trillado. Si hab¨ªa que solucionar un problema defensivo se buscaba un centrocampista que sacara mejor el bal¨®n o un extremo jugando de lateral-central para abrir el campo. Esa capacidad de aportar ideas regenerativas a terrenos agostados.
Ese es el ADN que me admira del FCB, su capacidad de seguir los caminos menos trillados, incluso los considerados imposibles. El ADN de Picasso o Goya para Vicente Todol¨ª. Retarse a uno mismo (y a todos los dem¨¢s), rompiendo consensos y buscando soluciones a lo de siempre por los caminos de lo de nunca. El juego, el sistema, el f¨ªsico de los jugadores, los rondos o los juegos de posici¨®n no son, por todo ello, un fin en s¨ª mismo, sino simplemente el medio que el Bar?a ha encontrado durante tres d¨¦cadas para manifestar su singularidad en la forma de ver este juego que de tan popular est¨¢ lleno, plagado, de repuestas estereotipadas.
Hace ya muchos a?os que el Bar?a se fij¨® en Holanda y su contracultural f¨²tbol total porque encajaba como un guante en el f¨²tbol de toque de su pasado. Mientras otros clubes miraban Alemania, ganadora y campeona, el Barcelona opt¨® por la v¨ªa opuesta, por los que perdieron el Mundial pero quedaron en la historia. Y ahora le toca a Ronald Koeman, que conoce tan bien esa partitura, que ha bebido de las fuentes de Johan, de Van Gaal, del f¨²tbol ingl¨¦s, del Valencia y de la orange, encontrar esa singularidad, retar a esas soluciones de copiar y pegar para desde su experiencia y conocimiento buscar nuevas soluciones a las preguntas de siempre. Y cuando digo nuevas quiero decir nuevas y tiene el mismo derecho, y deber, que todos los anteriores para pensarlo, reflexionarlo y ejecutarlo. Es su momento para que nos cuente sus ideas regenerativas para la mirada singular sobre el f¨²tbol del Bar?a. Y el momento de que le digamos que est¨¢ chiflado por quererlas llevar a cabo, para m¨¢s tarde, espero, pedirle perd¨®n.
Vaya, acabo de llegar al final del Museo, todo Picasso ha pasado por delante y yo pensando siempre en lo mismo. Habr¨¢ que volver, y si hay m¨¢s gente ser¨¢ buena se?al.
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