El entrem¨¦s de Ackermann y Bennett en la Vuelta
Victoria del alem¨¢n en la 9? etapa por descalificaci¨®n de Bennett en el ¡®sprint¡¯ de Aguilar de Campoo
Atropada y veloz la troupe del ciclismo irrumpe para actuar en Aguilar de Campoo, donde ya no huele a Fontaneda y la f¨¢brica de galletas verde de la entrada semeja a una gigantesca instalaci¨®n de la industria aeron¨¢utica. En el bar Avenida, en la ¨²ltima recta de la representaci¨®n, la mujer que lo lleva ofrece sopas de ajo para calentar al hambriento, que, ansioso, se quema la lengua con el caldo ardiente, y la jefa no discute con la parroquia si es m¨¢s veloz y m¨¢s fuerte Ackermann, un ciclista rubio alem¨¢n, o el rubicundo irland¨¦s Bennett, que aparentemente gana claro por una bicicleta, sino que contin¨²a contando a los pocos clientes enmascarados que se ha muerto un vecino al que hab¨ªa atropado la covid.
La discusi¨®n sobre Bennett y Ackermann se prolonga m¨¢s all¨¢ de la carretera al despacho de los comisarios, que descalifican al irland¨¦s porque juzgan que su forma de librarse unos metros antes del incordio del let¨®n Liepins no fue muy limpia. Todos forman parte del entrem¨¦s del sprint con el que la etapa alcanza su cl¨ªmax, una trama menor dentro de la gran trama general de la Vuelta, que Bennett y Ackermann interpretan como m¨²sicos de orquesta: ning¨²n movimiento es espont¨¢neo, nuevo, son todos movimientos millones de veces repetidos que los m¨²sculos ejecutan sin pensar. Los m¨²sicos temen que a?os de ensayos y repeticiones resulten arruinados por un m¨²sculo tembloroso o unas manos sudorosas, y lo intentan evitar tomando betabloqueantes. Los sprinters sencillamente fuerzan a su organismo a soltar m¨¢s adrenalina, m¨¢s fuerza, y alg¨²n brazo. Y Bennett est¨¢ por encima de todos los ciclistas, a los que remonta sin compasi¨®n en los ¨²ltimos metros, pero no de los comisarios, que son los que deciden si una maniobra es irregular.
Cruzando la Juder¨ªa, pasadas las casas de piedra con arcos de piedra y las terrazas y restaurantes vac¨ªos y cerrados al sol en la plaza de soportales y miradores frente a la Colegiata, ancianos hacen cola en la puerta del Centro de Salud, enfrente, tras una verja, los ni?os del colegio juegan en corros peque?os en una pista multicolor, vigilados por los maestros, que impiden que se mezclen los de burbujas diferentes.
Luce el sol fr¨ªo de oto?o sobre el Pisuerga apacible, cangrejero y canalizado que el pelot¨®n ha remontado por las carreteras desiertas de la meseta desde Tierra de Campos, donde la tierra es solo horizonte, siguiendo el Canal de Castilla hasta el pie de la monta?a, donde el rom¨¢nico palentino que cuida Peridis, m¨¢s peque?o, m¨¢s ¨ªntimo, hermoso. Un par de minutos por delante del pelot¨®n, abren camino, heraldos de la funci¨®n, dos ciclistas, uno ha llegado de Colombia y viste del morado del Burgos, Pipe Osorio, paisa de La Uni¨®n; el otro es un guipuzcoano del verde Caja Rural, Aritz Bag¨¹es. Les preceden motos y coches, sirenas y bocinazos que sacan a la gente de sus casas, y cuando atraviesan los pueblos viejos, algunos dejan trozos de piel y sangre, como S¨¢ez, que se cae en Mergal de Fernamental, o Godon, en Lantadilla, no lejos de Fr¨®mista y su rom¨¢nico puro. En Herrera de Pisuerga, esprinta un holand¨¦s con bigotito llamado Dylan que cuida de Carapaz.
El gran argumento de la carrera es el de Roglic contra Carapaz, de rojo, por ahora. El esloveno cumple 31 a?os, y dice que s¨ª, que cada d¨ªa es un d¨ªa m¨¢s viejo, pero tambi¨¦n m¨¢s fuerte y m¨¢s sabio, y tiene la sonrisa temeraria de uno de 14 para el que la vida es un videojuego, y dice que ¨¦l y su equipo, los Jumbo, no son bananas mec¨¢nicas sino Tortugas Ninjas Mutantes que se enfrentan a Spiderman, y que les encanta ver la pel¨ªcula, y Spiderman es, claro, Carapaz, y sus peleas podr¨ªan quedar grabadas en la piedra de los capiteles rom¨¢nicos donde hace siglos se tallaron tantas historias b¨ªblicas. Dicen que al ecuatoriano le gustar¨ªa que las dos pr¨®ximas previstas, la de la Farrapona y el Angliru en el fin de semana asturiano, se desarrollaran bajo la lluvia, el fr¨ªo, el tiempo que a ¨¦l le gusta, en el que se siente mejor, pero ¨¦l no pone mala cara del todo cuando se le comenta que seguramente habr¨¢ sol y buen tiempo. ¡°El fr¨ªo influye¡±, acepta. ¡°Pero ser¨ªan dos subidas de mucho desgaste y desnivel. Va a haber mucha exigencia¡±.
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