Correr para sobrevivir
Solo aquellos que tienen un talento superlativo pueden desequilibrar desde el amague, la pausa y las decisiones justas en el momento justo
Presionar
En una mesa de caf¨¦, un gran entrenador se quejaba porque uno de sus jugadores no corr¨ªa y otro gran entrenador le contest¨®: ¡°Estar¨¢ pensando¡±. Aquella conversaci¨®n hoy no tendr¨ªa lugar. Al campo se llega pensado porque correr es el primer imperativo. Quien no sea capaz de hacer muchos esfuerzos largos a alta velocidad, tendr¨¢ problemas para vivir del f¨²tbol. Hace m¨¢s de 20 a?os que los equipos de Marcelo Bielsa presionan en todos los sectores del campo, sin pausa y con independencia del resultado; un constante ir y venir que yo consideraba equivocado, por excesivo. Pero el tiempo eligi¨® ganador y no soy yo. El f¨²tbol va hacia Bielsa. Solo aquellos que tienen un talento superlativo pueden desequilibrar desde el amague, la pausa y las decisiones justas en el momento justo. Yo miro f¨²tbol para ver a ese tipo de jugadores, pero a ellos les cuesta cada d¨ªa m¨¢s imponerse y a m¨ª encontrarlos.
Atropellar
El Madrid jug¨® ante el Borussia un partido acad¨¦mico, dominante, insistente. Su rival presionaba a la espera de un error que lleg¨® a la media hora: quit¨®, corri¨® y marc¨® en su primer tiro al arco. Luego volvi¨® al repliegue que obligaba al Madrid a terminar sus ataques con tiros lejanos o centros para improbables rematadores. As¨ª lleg¨® el gol¡ del Borussia. 2 a 0. Como no conoc¨ªa la clave de la caja fuerte, el Madrid recurri¨® a la dinamita con defensores que pasaron al ataque y as¨ª, con Casemiro, Varane y Sergio Ramos a la heroica, los centros tuvieron raz¨®n de ser para un nuevo cap¨ªtulo de una vieja leyenda que lleva por t¨ªtulo: ¡°El Madrid nunca se rinde¡±. 2 a 2. Mucho juego y poco gol, fue el diagn¨®stico reposado. Este es un llamado para los Hazards, Benzemas y Asensios de este mundo: hacen falta regates, paredes, pases filtrados¡ Demuestren su talento. Y corran.
Rotar
Como se trata de correr, hay que rotar. Se quita al que est¨¢ muerto y se pone a uno que est¨¦ fresco. Es un cambio de paradigma, porque hasta ahora, m¨¢s que entre muertos o frescos, hab¨ªa que elegir entre buenos o peores. Los titulares ten¨ªan el puesto asegurado y los suplentes esperaban su turno. Eso s¨ª, cuando un suplente le arrebataba el puesto a un titular, el privilegio le duraba tiempo. Con jugadores intercambiables, el m¨¦rito dejo de ser un valor. M¨¢s en un juego de h¨¢bitos, donde la estabilidad hace al conocimiento colectivo para jugar de memoria. Miren al Bayern, al Liverpool o al City y me dar¨¢n la raz¨®n. El Madrid sali¨® de esta semana de furia con una lecci¨®n aprendida: once buenos es mejor que once peores. Buenos o peores por talento, edad, compromiso o lo que sea. Quien se lo gane, sigue, y el que no, espera. Tan f¨¢cil como eso.
Jugar
Un equipo espa?ol nos hizo acordar que otro f¨²tbol es posible. Fue el Bar?a, que le peg¨® un baile memorable nada menos que a la Juve. El secreto estuvo en la precisi¨®n en velocidad de todo el equipo. Como De Jong, por obligaci¨®n, jug¨® el segundo tiempo de marcador central (mejor ser¨ªa decir de jugador central), el Bar?a juntaba t¨¦cnica y atrevimiento en todos los sectores del campo. Siempre a uno o dos toques y mezclando las asociaciones cortas con los env¨ªos largos. Tocaban, regateaban, volv¨ªan a tocar y, en el disfrute, se les olvidaba marcar goles. Llegaban al ¨¢rea peque?a y segu¨ªan tocando. ?nica raz¨®n por la que el partido no termin¨® en goleada. Por supuesto que ese fest¨ªn lo presidi¨® Messi, pero el que mejor represent¨® el tiqui taca del que venimos y el f¨²tbol atl¨¦tico al que vamos fue Pedri. No se cans¨® de correr ni de jugar.
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