El derbi de la Linterna, el mejor de Italia
El partido entre el Genoa y la Sampdoria, el equipo m¨¢s antiguo y el m¨¢s joven de la Serie A, en el que solo est¨¢ en juego la supremac¨ªa ciudadana, es el duelo vecinal m¨¢s puro
La premisa recuerda que un derbi no se juega, se gana. Los ricos suelen pensar en la clasificaci¨®n, los t¨ªtulos o en el palmar¨¦s. En Italia entrar¨ªan en ese apartado los Inter-Milan; quiz¨¢ durante pocos a?os tambi¨¦n los Juve-Torino, hasta que los piamonteses sufrieron una de las peores desgracias de la historia del f¨²tbol. Luego figuran los que se disputan la supremac¨ªa ciudadana, un partido que cualquier tifoso preferir¨ªa a una Coppa Italia. Podr¨ªamos imaginar en ese grupo un Roma-Lazio; puede que un Chievo-Hellas Verona. Pero ninguno encarna la emoci¨®n del derbi de la Linterna entre el Genoa y la Sampdoria, perfecto por su aire brit¨¢nico, por el tipo de estadio, la nobleza crom¨¢tica de las camisetas y lo que suele estar en juego: nada materialmente relevante y absolutamente todo lo que cuenta entre vecinos.
La Linterna, un faro de 77 metros en el puerto de G¨¦nova, da nombre al derbi m¨¢s puro de Italia. La ciudad, una franja de tierra olvidada entre Los Apeninos y uno de los mares m¨¢s transitados de Europa, forj¨® un mito de esquinas y rivalidades en las calles de Marassi, el barrio donde edific¨® dos monumentos a la pasi¨®n por las refriegas de Poniente: una c¨¢rcel y un estadio. El Luigi Ferraris, la cancha m¨¢s brit¨¢nica de Italia, fue a partir del 1911 la casa del Genoa, el decano del calcio, fundado en 1893 y a cuyas filas se alistaron estibadores y hombres de muelle. El mismo estadio acogi¨® luego a su vecino, el m¨¢s joven de la Serie A ¡ªnacido 48 a?os despu¨¦s¡ª y marc¨® con cal los l¨ªmites de una rivalidad ¨²nica en un pa¨ªs propenso al garrotazo entre barrios.
El Genoa Cricket and Football Club lo fundaron 10 ingleses sentados en la mesa del consulado brit¨¢nico el 7 septiembre de 1893. El Grifone ¡ªpor el animal mitol¨®gico del escudo¡ª fue el primero en ganar un scudetto y el que m¨¢s acumul¨® hasta 1958. En el far west de la Serie A, pod¨ªa ganarse el trofeo con un solo partido, y los rossobl¨´ se agenciaron nueve. Hoy est¨¢n a uno de coserse al pecho la estrella que otorgan diez scudetti, una gesta lograda por Milan e Inter, con 18, y Juve (hace seis a?os gan¨® la tercera). Para entender la magnitud del palmar¨¦s y lo que supondr¨ªa ganar otro campeonato ¡ªel ¨²ltimo fue en 1924¡ª conviene recordar los tres de la Roma o los dos de la Lazio.
La pelea entre el Genoa y la Sampdoria aliment¨® una cierta simetr¨ªa cultural. El genoano suele vivir en el centro, en los aleda?os de Piazza Principe o en los callejones que dan al puerto y que de noche huelen a trofie al pesto o a focaccia. Los colores azul y granate de la camiseta, dec¨ªa el cantautor Fabrizio D¡¯Andr¨¦, son los monos de los obreros y los estibadores. Los dorianos, apodados blucerchiati por la franja que circunda la camiseta, vienen de la periferia y antes de cada partido invocan el optimismo de Ma il cielo ¨¨ sempre pi¨´ blu, de Rino Gaetano, que muri¨® prematuramente como D¡¯Andr¨¦. Ellos pueden presumir de escudo: la silueta de un marinero con pipa, el m¨ªtico Baciccia, que ya aparec¨ªa en las cr¨®nicas de Dickens de su Pictures of Italy. En 2009 un centro antitabaco se atrevi¨® a protestar: les mandaron al garete, claro.
El sue?o h¨²medo de la Sampdoria cristaliz¨® en 1991, cuando se hizo con el scudetto y perdi¨® al a?o siguiente la final de la Copa de Europa contra el Bar?a de Cruyff. Desde entonces, el estadio ha visto talentos a un lado y otro como Cassano o Diego Milito. Pero las proezas en ambos vestuarios se ci?en en los ¨²ltimos a?os m¨¢s a conservar o recuperar la categor¨ªa y el barrio de Marassi fue escenario de otro tipo de trincheras, como la que provoc¨® el caos durante el G8 de G¨¦nova en 2001. Este a?o, cuando la ¨²nica curva que cuenta es la de los contagios y los tifosi mandaron una bengala en paraca¨ªdas desde fuera del estadio vac¨ªo (1-1 acab¨® el partido), no estaba claro ni si el cielo de Gaetano seguir¨ªa siendo, pese a todo, m¨¢s azul.
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