El Bayern gana el cl¨¢sico y pierde a Kimmich
El equipo b¨¢varo sobrevive al torbellino de Haaland, el mejor de un partido que el Dortmund no supo gestionar frente a un adversario que solo se encontr¨® c¨®modo a la contra
Erling Haaland lo ve todo antes que los dem¨¢s. Ve espacios en la mara?a, ve el punto d¨¦bil en la roca, ve al defensa que vacila, al marcador que cambia el peso de pie, la cintura que gira, la jugada que se abre, el pase del amigo antes de que el amigo vea el pase. Este s¨¢bado en el cl¨¢sico de la Bundesliga vio todo antes que todos. Compa?eros y adversarios. Tambi¨¦n vio la indecisi¨®n entre Kimmich y Boateng, seg¨²n rodaba la pelota tras un saque de banda del Bayern hacia el mediocampo. Despeg¨® como un halc¨®n, se llev¨® la pelota, y cuando Kimmich fue a ajustarle las cuentas se le escabull¨®. Si hubiera tenido un c¨®mplice igual de l¨²cido, el ataque habr¨ªa acabado en gol. Pero Reina se dej¨® encerrar y el dos contra dos se esfum¨®. La jugada ya estaba cerrada cuando el ¨¢rbitro repar¨® en Kimmich. El mediocampista estaba tendido en la hierba, llorando, cogi¨¦ndose la rodilla derecha como si tuviera la certeza de que le aguarda una larga temporada fuera de la competici¨®n.
Joshua Kimmich simboliza la regularidad del campe¨®n de Europa. No se lesionaba desde febrero de 2018, cuando sufri¨® una contusi¨®n. A falta de que las pruebas m¨¦dicas determinen la extensi¨®n del da?o, el cuadro es sombr¨ªo. El inagotable Kimmich se retir¨® en brazos de dos asistentes, desconsolado y sin poder apoyar el pie derecho. Su ausencia dejar¨¢ un vac¨ªo moral m¨¢s que futbol¨ªstico en este Bayern, tan poco imaginativo con su l¨ªder como sin ¨¦l.
El Bayern gan¨® en el viejo Westfalenstadion. Ciment¨® as¨ª su liderato y alej¨® de la cabeza de la clasificaci¨®n al rival directo. Pero su f¨²tbol dista mucho de ser deslumbrante. Frente a un Dortmund tan tibio como su entrenador, el triste Lucien Favre, desordenado para replegarse y condenado a proteger su portero con dos centrales tendentes a la distracci¨®n, el equipo b¨¢varo encontr¨® una monta?a de dificultades. Las m¨¢s grandes se las gener¨® Haaland con su inagotable bater¨ªa de recursos, algunos aparentemente antag¨®nicos. A la hora de partido el noruego hab¨ªa provocado cuatro ocasiones claras de gol ante Neuer. Solo Reus le acompa?¨®. Ni Sancho ni Reina est¨¢n, ni estar¨¢n, a su altura.
Reus, a un toque, aprovechando un centro de Guerreiro, adelant¨® al Dortmund. Obligado a atacar una defensa que esperaba, el Bayern pareci¨® abrumado. Solo super¨® el embudo a bal¨®n parado. De falta directa, en el ¨²ltimo instante de la primera parte, Alaba marc¨® el gol de la supervivencia.
El Bayern se agarr¨® a Alaba para achicar agua seg¨²n arreciaba el aluvi¨®n de Haaland. El arranque de la segunda mitad fue penoso para el Bayern, a expensas del acierto del noruego hasta que lograba conectar un contragolpe. Fue as¨ª como Lucas centr¨® al primer palo un bal¨®n que Lewandowski gan¨® con la solvencia de los maestros en el uso del cuello. Primero se anticip¨® al fatigoso Hummels y despu¨¦s tir¨® de cervicales para dirigir la pelota al ¨¢ngulo m¨¢s inh¨®spito de la porter¨ªa de Burki. Fue el und¨¦cimo gol de Lewandowski en 6 partidos de Bundesliga esta temporada. Otro contragolpe, coordinado por Lewandowski y rematado por San¨¦, afirm¨® la ventaja del Bayern.
A falta de Reus, que malogr¨® un tiro a puerta vac¨ªa, solo Haaland llev¨® el desconcierto al ¨¢rea rival en los diez minutos que le quedaron al partido. El delantero anot¨® el 2-3 mediante un desmarque y un control majestuoso. Concluido der klassiker, en el c¨ªrculo de gradas vac¨ªas flot¨® la sensaci¨®n de que el mejor futbolista del campeonato alem¨¢n jugaba en el equipo perdedor.
Gan¨® el Bayern sin jugar especialmente bien. Sum¨® 27 goles en siete jornadas. R¨¦cord hist¨®rico absoluto. Perdi¨® a Kimmich. Qui¨¦n sabe si por mucho tiempo.
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