Espa?a y Alemania vuelven a Brideshead
Los dos equipos equipos se encuentran en una fase de b¨²squeda. El regreso a la base se antoja sustancial
Tiempo atr¨¢s, un partido contra Alemania era p¨¢jaro de mal ag¨¹ero para la selecci¨®n espa?ola. Los alemanes significaban la m¨¢xima expresi¨®n de la fiabilidad. Se les tem¨ªa por lo que eran y por lo que representaban. Sal¨ªan al campo con un gol de ventaja, el que se concede de saque a los equipos que intimidan. Que el gol se concretara en el primer o en el ¨²ltimo minuto, daba igual. Gary Lineker lo expres¨® a su manera: ¡°El f¨²tbol es muy sencillo, 22 futbolistas persiguen un bal¨®n y al final siempre gana Alemania¡±.
Si Alemania proyectaba una idea casi inalterable de eficacia, Espa?a transmit¨ªa la vibraci¨®n contraria. Durante d¨¦cadas fue un equipo sumido en la frustraci¨®n, el perfecto ejemplo de la incapacidad para alcanzar las expectativas que generaba. Se exprimieron todas las teor¨ªas posibles para explicar la distancia entre el ¨¦xito de sus clubes y los fracasos de la selecci¨®n.
Un m¨¦zclum de c¨¢balas salpiment¨® con razones pol¨ªticas, biol¨®gicas ¡ªaquella d¨¦bil condici¨®n f¨ªsica de base a la que se refer¨ªa Luis Aragon¨¦s¡ª psicol¨®gicas y paranormales. Las decepciones terminaban por explicarse en los arcanos del ocultismo. Una maldici¨®n pesaba sobre el equipo, generalmente efectiva en los cuartos de final del Mundial o la Eurocopa.
Es probable que en el f¨²tbol los extremos tambi¨¦n se toquen. Espa?a requiri¨® de Alemania para acabar con sus demonios particulares. Han pasado 12 a?os desde el gol de Fernando Torres en Viena y 10 desde el inolvidable cabezazo de Puyol en Durban, dos momentos capitales en el acrob¨¢tico giro del f¨²tbol espa?ol. La menos fiable de las selecciones construy¨® buena parte de su imprevista hegemon¨ªa con sus victorias sobre Alemania en la Eurocopa y el Mundial.
En t¨¦rminos estrictamente futbol¨ªsticos, Espa?a y Alemania han sido responsables de los principales cambios que se han producido en los ¨²ltimos 15 a?os. La influencia de los peque?os y brillantes centrocampistas espa?oles fue tan novedosa como singular. La selecci¨®n jugaba a una cosa y los rivales a otra. En Europa, s¨®lo Alemania tom¨® a Espa?a como referencia principal. Sin perder car¨¢cter, los alemanes comenzaron a articular un nuevo estilo desde las categor¨ªas juveniles. Espa?a fue su espejo.
Los alemanes ganaron el Mundial 2014 con una propuesta m¨¢s cercana a la espa?ola que a ninguna otra. Gente como Kroos, ?zil y Lahm consagraron un estilo sostenido por la preponderancia en la posesi¨®n de la pelota, la influencia de sus sutiles centrocampistas y la incorporaci¨®n del portero como pelotero necesario en la trama. A nadie extra?¨® que en aquellos d¨ªas el Bayern eligiera a Guardiola como entrenador.
Se mueve el f¨²tbol y los dos equipos se encuentran en una fase de b¨²squeda. Espa?a no ha salido de la depresi¨®n que le produjo el batacazo en el Mundial de Brasil. Vuelven a insinuarse los negativos fantasmas del pasado. Alemania tampoco funcion¨® en la Eurocopa 2016 y en el Mundial de Rusia. Las dos selecciones se encontraron hace un a?o en la Eurocopa sub-21, y el regreso a la base se antoja sustancial.
Luis Enrique aline¨® contra Suiza a ocho futbolistas que jugaron o pertenecen por generaci¨®n al equipo que gan¨® el torneo. La selecci¨®n alemana acude hoy a Sevilla con cinco jugadores de aquella edici¨®n. Es una gruesa inyecci¨®n para un equipo que viene animado por el vendaval que ha creado el Bayern, una vuelta de tuerca que dirige el f¨²tbol hacia su pr¨®ximo futuro. No es un Mundial, ni una Eurocopa, pero el partido de Sevilla supone un regreso futbol¨ªstico a Brideshead, a una ¨¦poca trascendente para los dos equipos. Nos dir¨¢, por ejemplo, si la categ¨®rica apuesta de Luis Enrique tiene vuelo de verdad. Nadie mejor que Alemania para medir esta cuesti¨®n.
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