Cambian las tornas en casa de los Inzaghi
Simone y Filippo solo jugaron una vez juntos en la selecci¨®n; ahora rivalizan como t¨¦cnicos en el duelo Lazio-Benevento
La familia Inzaghi solo pudo ver un partido junta en el sal¨®n de casa el ¨²nico d¨ªa que los hijos coincidieron en la Nazionale. Hasta entonces, cada uno en un televisor, el padre prefer¨ªa que se repartiesen los puntos entre la ida y la vuelta cada vez que se cruzaban. La madre, en cambio, deseaba en secreto que siempre ganase el peque?o. Pobre Inzaghino. Ten¨ªa menos suerte, fama y punter¨ªa. A su hermano Pippo, un funambulista del fuera de juego, se le ca¨ªan los goles de los bolsillos. Jugaba en uno de los mejores Milan de la historia, levant¨® un Mundial, dos Champions y tres scudetti. Simone, tres a?os menor, vivi¨® discretamente a su sombra en la Lazio. ¡°Eh bomber¡±; ¡°eh m¨ªster¡±, se dicen las siete u ocho veces al d¨ªa que hablan por tel¨¦fono. No suele pasar. Pero en casa Inzaghi han cambiado las tornas y ma?ana se ver¨¢n las caras por segunda vez en el banquillo de la Serie A.
Simone ya no es Inzaghino. El t¨¦cnico de la Lazio acaba de clasificar a su equipo del coraz¨®n para los octavos de la Champions por primera vez en 20 a?os. La temporada pasada, los romanos le disputaron el scudetto a la Juventus y el martes, cuando se enfrenten al Benevento de su hermano, que ha encontrado ya un rumbo despu¨¦s de penar en la Serie B, intentar¨¢ recuperar los primeros puestos.
Los hermanos Inzaghi crecieron en los juveniles del Piacenza. Una ciudad de espigados campanarios, a mitad de camino entre Mil¨¢n y Parma, que ejerci¨® siempre de frontera entre dos pr¨®speras regiones: Lombard¨ªa y Emilia Roma?a. Un conf¨ªn, como el que a?os m¨¢s tarde habitar¨ªa Superpippo, siempre en la l¨ªnea invisible del fuera de juego de San Siro. F¨²tbol de sitio justo y momento adecuado, como el del malogrado Paolo Rossi. Tantos goles que no existir¨ªan con el VAR, pero que le dieron al Milan finales como la Champions contra el Liverpool en 2007. Desde que se separaron, so?aron siempre en volver a jugar juntos, pero solo coincidieron 11 minutos en la Nazionale (Pippo fue 57 veces internacional y gan¨® un Mundial; su hermano, solo tres).
Simone sobrevivi¨® en la delantera de la Lazio, donde lleg¨® con 21 a?os en 1999 y gan¨® un scudetto con un equipo estratosf¨¦rico ¡ªVer¨®n, Crespo, De la Pe?a, Simeone¡¡ª, construido por el empresario Sergio Cragnotti. Luego se supo c¨®mo. Cirio, su grupo alimentario, dej¨® un agujero negro de 1.300 millones de euros que succion¨® aquella fiesta. ¡°Que nos quiten lo bailao¡±, dicen todav¨ªa los laziali. Y en esas apareci¨® Claudio Lotito, que se lo qued¨® y reflot¨®. No era un santo ¡ªfue inhabilitado por el Calciopoli¡ª, ni apost¨®, como dice ahora, por Simone como entrenador. Lo mand¨® a la Salernitana de la Serie B, su otro equipo. Pero Bielsa hizo honor a su apodo y les dej¨® tirados a poco de empezar la liga. Son¨® el tel¨¦fono y tom¨® la primera salida cuando llegaba a Salerno.
La estrella de cada dinast¨ªa deja siempre a alguien a la sombra. Franco Baresi fue el mejor l¨ªbero de Italia, y su hermano Beppe se conform¨® con ser un honesto obrero del bal¨®n. M¨¢s claro fue el caso de los Sentimenti, que se distingu¨ªan con n¨²meros romanos (solo Sentimenti IV jug¨® en la Nazionale), seguro que generando en las cenas navide?as m¨¢s de un conflicto. En casa de los Inzaghi nunca hubo celos. Solo amor incondicional que hoy se manifiesta incluso con la devoci¨®n de Pippo ¡ªque nunca tuvo hijos¡ª por sus tres sobrinos.
El martes se ver¨¢n dos estilos. Pippo, que subi¨® al Benevento a la Serie A tras una gran temporada, tira de catenaccio cl¨¢sico. F¨²tbol pr¨¢ctico, defender. Ganar. El poco tiempo que entren¨® al Milan sac¨® de quicio a Berlusconi, que baj¨® al vestuario a gritarle que atacase. Su hermano juega con un esquema ofensivo. Un 3-5-2 con grandes int¨¦rpretes como Milinkovic, Luis Alberto e Immobile, delantero centro de la Nazionale. Pero les ha dado m¨¢s. Son 11 tifosi de la Lazio, como lo es ¨¦l, un tipo que todav¨ªa habla de la ¡°nostra gente¡± con ese acento de Piacenza para referirse al club. Esta vez en casa de los Inzaghi encender¨¢n un solo televisor.
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